La industria escoge Portugal como el mejor país del mundo para relocalizar producción

Reemplaza a República Checa por los costes energéticos, laborales o por la instalación

Planta de la firma china Citic Dicastal en EE UU.

Planta de la firma china Citic Dicastal en EE UU. / DICASTAL

Lara Graña

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La Comissão de Coordenação e Desenvolvimento Regional do Norte (CCDR-N) es una entidad dependiente del Ministério de Coesão Territorial, pero con autonomía financiera y administrativa. Cada trimestre divulga un informe en el que recoge la evolución del mercado laboral, exterior o de productividad. El último estudio publicado –Relatório Norte Conjuntura– corresponde al análisis del primer trimestre del año: la mitad de todo el empleo creado en Portugal entre enero y marzo se debió el tirón de las empresas del norte del país, por la captación de nuevas industrias, la mejora en infraestructuras o el turismo. Vientos de cola que no se han traducido en mejoras significativas en los salarios: un empleado de una factoría industrial cobra 937 euros líquidos de media, por los 980 euros de otro de la construcción o los 1.227 euros que pagan las actividades de logística. De modo que Portugal mantiene su estatus de territorio low cost en la península, y no solo en materia fiscal o en los precios de suelo empresarial. Un pack de ventajas que ha convertido al país no solo en el más atractivo del sur de Europa para recibir inversiones, sino que, a efectos de relocalización de producción, es ya el número uno a nivel mundial.

Así lo zanja el informe Nearshoring Index 2024, elaborado por la consultora especializa da Savills. En esta ocasión ha analizado qué países son los preferidos por la industria para tener procesos productivos de proximidad (nearshoring), sin tener que depender del aprovisionamiento de fábricas de Singapur, China o Estados Unidos. Fue la pandemia del COVID la que espoleó esta tendencia de relocalización, cuando economías como la española, alemana o francesa pasaron a depender de cadenas logísticas en tensión no solo para la compra de los famosos semiconductores, sino para elementos tan indispensables como las mascarillas quirúrgicas o el paracetamol. La propia Comisión Europea ha alentado este proceso, aunque todavía no ha cristalizado en grandes iniciativas de participación –a nivel de financiación o de capital– pública. En todo caso, y en lo que concierne al ámbito privado, es Portugal el territorio elegidoEspaña ocupa el noveno puesto, tras avanzar en cinco posiciones.

“Sin precedentes”

“Hay un interés sin precedentes para la instalación de nuevas unidades productivas, que van desde bienes de gran consumo, moldes y packagingel automóvil o la energía”, resume Tiago Cortez, asociado del área I&L Investment de Savills. “El país ha logrado avances magníficos, con una mayor independencia energética, un mix energético con los mayores niveles de incorporación de renovables combinado con un contexto político de relativa estabilidad, mano de obra cualificada y políticas ESG (factores ambientales, sociales y de gobierno corporativo) muy fuertes”. Además, culmina, “su posición geográfica le permite atender muy rápidamente tanto al mercado europeo como al americano”. La primera posición la ocupaba hasta ahora República Checa, gran receptora también de inversiones industriales, singularmente de compañías de automoción. El top 10 del ranking Savills es el siguiente: Portugal, República Checa, Polonia, Suecia, Japón, Singapur, Canadá, Corea del Sur, España y Reino Unido. El tridente luso, checo y polaco aporta, abunda el estudio, “una rara combinación de bajos costes, resiliencia y acceso al mercado único europeo”.

De hecho, esta condición de “favorito” de Portugal ya la ha venido exhibiendo la empresa gallega en los últimos años, como muestran los balances de inversión exterior. Entre enero de 2020 y marzo de este 2024, por ejemplo, Galicia captó apenas 18 millones de euros procedentes del país vecino; en el mismo periodo, la inversión gallega en Portugal rebasó los 2.877 millones de euros. Entre las elegidas destacan las actividades financieras –el efecto Abanca es importante–, la inmobiliaria, telecomunicaciones, comercio minorista, fabricación de productos metálicos o la industria alimentaria. El municipio luso de Águeda se quedó ya a finales del año pasado con una de las grandes aspiraciones de la comunidad gallega: la instalación de una macroplanta de componentes de automoción –llantas para vehículos, en este caso, a cargo de la china Citic Dicastal– con una inversión directa asociada de 180 millones de euros.

El empleo industrial en Galicia retoma niveles de hace más de una década

La economía de Galicia creció un 2,5% en el segundo trimestre de 2024, con respecto al mismo período del año pasado, según se desprende de la información de contabilidad trimestral publicada este viernes por el Instituto Galego de Estatística (IGE), que también recoge que la variación con respecto al primer trimestre del año ha sido positiva (un 0,5 %).

Desde el punto de vista de la demanda, el consumo público aumentó un 3% en comparación con el período abril-junio de 2023, y la demanda externa aportó 2,4 puntos al crecimiento del PIB gallego, con un aumento de las exportaciones del 6 %.

En lo que se refiere a la oferta, la industria creció un 4,1%; la construcción creció un 3% y los servicios crecieron un 2,4 % (con un mayor incremento en el apartado de información y comunicaciones, un 7,9%).

Por ramas de actividad, el empleo creció un 1,4% en el sector de la industria y un 1,2% en el sector servicios, mientras que la construcción registró un incremento del 0,4% y el sector primario tuvo un descenso del empleo del 1,1%. En valores absolutos, la industria alcanzó los 154.875 empleos, una cifra inédita desde mediados del año 2011.

CLAVES

  1. Un informe sobre la relocalización
  2. Este índice de Savills evalúa qué países están en mejores condiciones para albergar fábricas estratégicas, con criterios de proximidad, para no depender de componentes de países como China.
  3. La energía y los costes, claves
  4. Destaca el mix energético, la estabilidad política y los bajos costes laborales, además de tener acceso directo al mercado único europeo.

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