INDUSTRIA

Talgo, una pequeña gran empresa estratégica que puede morir de éxito

Fundada en 1942 por el ingeniero Alejandro Goicoechea y el empresario José Luis Oriol, el fabricante hoy es el principal suministrador de Renfe y del proyecto de alta velocidad para la línea ferroviaria entre La Meca y Medina en Arabia Saudí

Vista de la fábrica de Talgo en el barrio de Las Matas, en La localidad de Las Rozas.

Vista de la fábrica de Talgo en el barrio de Las Matas, en La localidad de Las Rozas. / EFE/J.P. Gandul

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Talgo se ha convertido en asunto de Estado en los últimos meses. La opa lanzada por el grupo húngaro Magyar Vagon encendió todas las alarmas del Gobierno de España. El Ministerio de Transportes deslizó la conexión rusa tras sus accionistas como argumento para frenar la compra y este martes finalmente el Consejo de Ministros frustró los planes de venta de la dirección del fabricante de trenes por motivos de "seguridad nacional" y de "orden público". Desde noviembre, el Ejecutivo ha trabajado por atraer a otros posibles compradores como CAF o Criteria Caixa, que vieron poco atractivo en el negocio y la opción de Skoda fue rechazada por Talgo. El principal problema al que se enfrenta el fabricante es su falta de capacidad industrial. Sus materiales son exportados y deseados en varios continentes, pero sin nuevas inversiones no será capaz de hacer frente a un aumento de la demanda de pedidos y se arriesga de esta forma a "morir de éxito".

Fundada en 1942 por el ingeniero Alejandro Goicoechea y el empresario José Luis Oriol, Talgo hoy es el principal suministrador de Renfe y del proyecto de alta velocidad para la línea ferroviaria entre La Meca y Medina en Arabia Saudí. La fabricante de trenes de alta velocidad es una pequeña gran empresa entre los gigantes que lideran su sector: la japonesa Hitachi, que facturó el pasado año 66.000 millones; la alemana Siemens alcanzó los 56.000 millones; la estatal china CRRC ingresó 32.000 millones o la francesa Alstom con 20.000 millones, que compró la canadiense Bombardier en 2021.

La empresa con sede en Las Rozas (Madrid) se queda lejos incluso de las cifras de ingresos de la fabricante guipuzcoana de trenes CAF, especializada en tranvías y trenes metropolitanos, que el pasado año alcanzó unos ingresos de 3.825 millones. A partir de los datos de cotización bursátil, el valor de cotización de CAF se sitúa en el entorno de los 1.169 millones mientras que Talgo apenas vale 488 millones en bolsa.

Talgo posee dos fábricas en España y emplea hasta 2.500 personas en España. Una de ellas está en Rivabellosa (Ribera Baja, Álava), en la que se fabrican coches y rodales. En esta instalación trabajan hasta 700 personas. La otra instalación se sitúa en Las Matas (Las Rozas, Madrid), donde se realiza la fabricación de cabezas tractoras. La compañía dispone también de varias bases de mantenimiento en Madrid, como la Base de Fuencarral y la Base de Santa Catalina para los trenes de alta velocidad, y en Las Matas para los coches de Talgo remolcados. En el caso de Barcelona mantiene los Talleres de San Andrés Condal para coches Talgo de la serie 5 y 6 y Can tunis para trenes de Alta Velocidad. También dispone de equipos de mantenimiento en las bases de mantenimiento integral de La Sagra (Toledo), Valladolid y Los Prados (Málaga).

El fabricante cerró el pasado año su mejor año en pedidos -después de cerrar importantes contratos con operadores europeos clave como la DB alemana o la DSB danesa-, con una cifra de negocios de 652 millones (un 39% más que en 2022) y multiplicó por ocho sus beneficios anuales, tras registrar un resultado positivo de 12,2 millones de euros, cifra que mejora sustancialmente las ganancias del año anterior, que se limitaron a 1,44 millones de euros. En el primer semestre de este año, la compañía obtuvo un beneficio neto de 14,6 millones de euros, lo que supone un incremento del 108% respecto al mismo periodo del año anterior, y unos ingresos de 346 millones (un 20% más). A lo largo de su historia el mayor clinte de Talgo ha sido Renfe. Sin embargo, desde el año 1992 la empresa ha desarrollado una línea de alta velocidad que le ha permitido exportar material a países como Estados Unidos, Alemania, Dinamarca, Rusia, Bosnia, Arabia Saudí, Kazajistán o Uzbekistán. Los países europeos son el principal mercado objetivo de la compañía, según su último informe de resultados, y representan más del 60% de su cartera actualmente.

Desde un punto de vista operativo, "el tren de alta velocidad Avril, su producto estrella, ha reflejado carencias este verano tras múltiples averías y el calendario de entregas de una cartera de 4.014 millones es difícil de ejecutar con la actual capacidad productiva. Se cumple el desenlace que preveíamos de elevada incertidumbre en el proceso de aprobación de la OPA de Magyar Vagon y baja probabilidad de contraopas", comentan los analistas de Bankinter. Desde la entidad remarcan "la falta de opciones que mejoren la situación financiera y operativa del grupo" tras la frustrada opa húngara.

Talgo afronta un severo daño reputacional por los retrasos acumulados en la entrega de trenes de muy alta velocidad (proyecto Avril, con trenes a 330 kilómetro por hora) a la estatal Renfe. Este proyecto, encargado en 2016, de 30 trenes por importe de unos 1.500 millones entre construcción y mantenimiento, es clave para la llegada de la alta velocidad a Galicia y Asturias. Pero no ha cumplido los plazos: debería haberse puesto en marcha a finales de 2021. Renfe ha llegado a plantear e imponer sanciones económica por los retrasos en la entrega de trenes.

Accionariado

El accionariado de Talgo es diverso, aunque dos inversores, un fondo norteamericano y un vehículo familiar, controlan una parte relevante, más del 45% de la compañía en la que también participan fondos soberanos, aseguradoras y pequeños vehículos. Trilantic Capital es el principal accionista de Talgo, con una participación del 40,03%, valorada tras la suspensión de la cotización en más de 236 millones de euros. El fondo de capital riesgo estadounidense es el heredero del negocio de banca de inversión de Lehman Brothers, que, tras su quiebra, fue adquirido por sus antiguos directivos y un fondo de inversión luxemburgués. El origen de su inversión en Talgo data de marzo de 2006, aunque en 2015 vendió parte de sus acciones en la salida a bolsa de la empresa. Tras declarar en el debut bursátil una participación del 32%, entre 2017 y 2022 aumentó su peso en el accionariado desde el 35% hasta el 40% actual.

El segundo mayor accionista de Talgo por detrás de Trilantic es el family office Torrblas, un vehículo de inversión familiar madrileño, liderado por Ana Patricia Torrente Blasco, que tiene el 5,03% del capital social de la empresavalorado en 31,7 millones de euros, según los registros de la CNMV. Este fondo de la familia Torrente, del que Ana Patricia controla más del 57%, irrumpió en diciembre de 2022 en el fabricante de trenes con una posición del 3,04%, que hace solo un año amplió por encima del 5%.

Además de los mencionados, Talgo tiene un accionariado muy repartido, con presencia de pequeños fondos de inversión, aseguradoras o fondos soberanos, aunque todos con posiciones inferiores al 5%. El tercer máximo partícipe es el fondo de pensiones británico Universities Superannuation Scheme (USS), que controla el 2,98% del capital. Le siguen por detrás el fondo americano especializado en pequeñas compañías SCWF, también con el 2,98% de las acciones; la aseguradora también inglesa Aviva, con el 2,97%; la española Santa Lucía, con el 2,92%; el fondo soberano de Noruega, a través de Norges Bank, con el 2,84%; el banco de inversión americano Morgan Stanley, con el 2,41%; o una de las gestoras de fondos de pensiones más grandes del mundo, Capital Group, con el 1,82%.