Informe

Retrasar un año la jubilación aumenta en casi un 40% el riesgo de morir antes de cumplir 70 años

Un estudio de Fedea llega a la conclusión de que el dinero público que se ahorra al demorar el retiro no compensa pérdida social asociada a la reducción de la esperanza de vida

La proporción de trabajadores que se jubila antes de los 65 años baja a mínimos históricos

Retrasar la jubilación aumenta el riesgo de una mortalidad temprana, según un estudio de Fedea

Europa Press

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Retrasar la edad de jubilación aumenta el riesgo de morir entre las edades de 60 y 69 años y, además, no es rentable, en términos económicos, para el conjunto de la sociedad. A esta conclusión llega un informe difundido este miércoles por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que sostiene que los ahorros fiscales derivados del retraso en la jubilación y la consiguiente reducción de la duración de los pagos de las pensiones no compensan "la pérdida social asociada a la reducción de la esperanza de vida", lo que sugiere que esta clase de reformas "no es económicamente beneficiosa en el contexto más amplio del bienestar social".

En concreto, los autores del informe concluyen que retrasar un año la edad de jubilación aumenta en un 38% el riesgo de morir en la década vital de los 60. El riesgo -señalan- se concentra especialmente en las ocupaciones físicamente más exigentes y las sujetas a un mayor nivel de estrés emocional y mental, y es mucho menor para los individuos que tienen acceso a mecanismos de jubilación parcial que les permiten reducir sus horas de trabajo a partir de determinada edad.

Experimento

El informe publicado este miércoles está firmado por Sergi Jiménez (Universidad Pompeu-Fabra e investigador de Fedea), Cristina Belles (Universidad de Barcelona) y Han Ye (Universidad de Mannheim) y constituye una actualización de otro estudio publicado previamente por estos tres autores. La investigación parte de un experimento generado por una reforma de 1967 que endureció de forma considerable la posibilidad de prejubilarse a partir de los 60 años, sin tener que esperar a la edad legal de los 65 años. Los datos de aquel experimento han sido puestos a disposición de los investigadores y los autores del informe, además, han ajustado al momento actual los aspectos relacionados con la calidad y la esperanza de vida.

Los números

A partir de aquí, los economistas estiman que, en promedio, la jubilación anticipada adelanta en 0,46 la edad de morir y calculan que eso se traduce en una "pérdida social" valorable en 8.564 euros (por lo que esa persona dejaría de aportar a la sociedad en términos de tributación, consumo, ahorro, inversión...).

En el otro plato de la balanza teórica, la reforma supone un retraso en la salida del mercado laboral que genera, en promedio, una aportación adicional al sistema de pensiones (por la vía cotizaciones sociales) y unos ingresos fiscales de 1.925 euros. Además, debido a que la reforma conduce a una mortalidad temprana, la Seguridad Social se puede ahorrar 3.228 euros por jubilado en pago de pensiones. Como resultado, la Seguridad Social obtiene "una ganancia fiscal" de unos 5.200 euros gracias a la reforma, siguen calculando estos expertos.

La conclusión

Ahora bien, si se pone en relación, por una parte, la cifra de 8.564 euros que esa persona dejará de aportar a la sociedad como consecuencia de una muerte más temprana, y, por otra parte, los ahorros de 5.200 obtenidos por la Seguridad Social, se llega a la conclusión de que retrasar la jubilación no es rentable. "Los ahorros fiscales derivados del retraso en la jubilación y la reducción de la duración de los pagos de las pensiones no compensan la pérdida social asociada a la reducción de la esperanza de vida, lo que sugiere que la reforma no es económicamente beneficiosa en el contexto más amplio del bienestar social", dicen los autores del informe.

Por ello, recomiendan que, "en un momento en el que la prolongación de las vidas laborales puede ser un instrumento imprescindible para garantizar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones", cualquier decisión política para ello tenga muy en cuenta "el grado de exigencia física, emocional y mental de las distintas ocupaciones a la hora de fijar las edades mínimas y legales de jubilación", ya que "no pueden ser iguales para todos". Además subrayan la conveniencia de introducir mecanismos flexibles de jubilación anticipada y parcial que permitan a los trabajadores modular sus horas de trabajo en la parte final de su carrera laboral.

La jubilación anticipada cae por debajo del 30%

Legalmente en España la edad de jubilación se sitúa actualmente en los 66 años y medio (avanzando de forma progresiva hasta los 67 años), si el trabajador tiene menos de 38 años cotizados. Si tiene más tiempo cotizado, la edad se rebaja hasta los 65 años. 

Entre otros objetivos, las recientes reformas de las pensiones en España buscan desincentivar la jubilación anticipada y estimular la prolongación de la vida laboral más allá de la edad legal del retiro. Con ayuda de estas políticas, la proporción de trabajadores que optan por la prejubilación se sitúa ahora por debajo del 30% (en el 2019 eran el 40%), al tiempo que los que han demorado la suya han pasado del 4,8% en 2019 al 9,9% actual. Así, en promedio, la edad efectiva de jubilación ha ido subiendo hasta superar ya los 65 años.

Más recientemente, en el mes de julio, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ha alcanzado un acuerdo con patronal y sindicatos para modificar el sistema de jubilaciones parciales y activas en España con el mismo objetivo de que los trabajadores que puedan, alarguen sus carreras profesionales y salgan de una manera más paulatina del mercado laboral.