Infraestructuras

Moverse en tren, el 'hazmellorar' alemán

Los ciudadanos encajan con sarcasmo la escasa puntualidad de los trenes, el deterioro de las vías y de las estaciones y el deficiente servicio ferroviario

Trabajadores ferroviarios hacen una pausa en las tareas de renovación de la línea ferroviaria Riedbahn de Deutsche Bahn AG en Walldorf, Alemania

Trabajadores ferroviarios hacen una pausa en las tareas de renovación de la línea ferroviaria Riedbahn de Deutsche Bahn AG en Walldorf, Alemania / Alex Kraus / Bloomberg

Gemma Casadevall

Gemma Casadevall

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Entre dos y tres millones de veces se han alterado los horarios regulares de salida o llegada de los trenes en Alemania en lo que va de año. Es decir, no salieron o no llegaron a la hora prevista. El porcentaje de los que no llegaron puntualmente se situó en el 53% el pasado junio. Y la situación está lejos de mejorar, ya que para el próximo año se anuncia una gran operación para la puesta al día de sus vías, andenes y señales a lo largo de los 39.200 kilómetros que forman la red de ferrocarriles de la Deutsche Bahn (DB). Se anuncia un zafarrancho para el sufrido usuario alemán.

Las vergüenzas de la Deutsche Bahn quedaron expuestas al exterior con ocasión de la Eurocopo de fútbol

"Es la lotería", resumía esta semana el diario 'Süddeutsche Zeitung' (SZ), en un extenso artículo sobre el marasmo en que se ha hundido el servicio ferroviario, tras décadas negligiendo sus autoridades las inversiones en esa pieza fundamental que es el tren para la movilidad de mercancías y pasajeros, así como para la transición hacia una energía verde. Es un capítulo que se ha ido dejando aparcado por otros cometidos supuestamente más inminentes, desde la crisis del euro a la de la pandemia o la energética, en un país donde la austeridad es dogma desde tiempos de Angela Merkel en el poder. También ha influido el ahorro en el mantenimiento, práctica iniciada a mediados de 1990, al reestructurarse como sociedad anónima, con la vista puesta en su salida a Bolsa. En el consejo de vigilancia de la DB se admite ahora que se ha "perdido el control" sobre la situación, según cita SZ, rotativo de referencia en Alemania.

Una viajera, en la estación de Francfort, durante una jornada de huelga ferroviaria, en 2023.

Una viajera, en la estación de Francfort, durante una jornada de huelga ferroviaria, en 2023. / ANDRE PAIN / AFP

Una ocasión para el 'galgenhumor'

Lo realmente revelador es cómo encaja el ciudadano alemán estas informaciones: encogiéndose de hombros o con lo que en Alemania se denomina 'galgenhumor', el chiste de un ahorcado ante una situación sin salida, cuando ya solo le queda el sarcasmo.

Las vergüenzas de la Deutsche Bahn, cuyo accionista al 100% es el Estado, son de sobra conocidas por cualquier ciudadano del país. Durante la pasada Eurocopa de fútbol salieron hacia el exterior tras varios artículos de enviados especiales de medios extranjeros como 'The Guardian', sorprendidos de que algo así ocurriera en un país que tuvo fama de eficiente. Impuntualidad, servicios colapsados, trenes obsoletos, estaciones desoladas y un concepto de ferrocarril de alta velocidad o ICE que causa risa en Francia o Suiza: puede alcanzar los 300 kilómetros por hora, pero la media está en los 127 km/h.

Impuntualidad, servicios colapsados, trenes obsoletos, estaciones desoladas y un concepto de ferrocarril de alta velocidad o ICE que causa risa en Francia o Suiza

El 'galgenhumor' se ha trasladado al personal de la DB. Se percibe cuando se comunica al pasajero por megafonía la enésima razón por la que un tren no circula con puntualidad -por retraso del anterior, por objetos en la vía, porque no había disponible a la hora prevista el maquinista asignado o por cualquier otra incidencia-. O, sobre todo, por todo lo contrario: por el tono irónico que pueden usar cuando anuncian que ese tren "sí llega con total puntualidad“ a su destino. Las risas de los pasajeros alemanes tal vez sorprendan a los viajeros de otras nacionalidades, pero no al sufrido usuario habitual de la red alemana.

Inversiones necesarias

Que se necesitan rápidas inversiones es obvio. Para este 2024 se destinarán 16.000 millones de euros a reparaciones puntuales de los trayectos más urgentemente necesitados de revisión. Empezaron, justo al día siguiente de terminar la Eurocopa, por el corte total del tramo entre Fránkfurt y Mannheim, de 70 kilómetros y por el que a diario pasaban 300 trenes y 16.000 pasajeros. Los ICE que circulaban por esa línea pasan a una ruta alternativa, lo que significa 30 o 40 minutos más para el pasajero. Algo que en Alemania, vista la 'lotería' de los horarios, tampoco sorprende tanto. Fue el primero de la serie de 16 tramos que sufrirán alteraciones en lo que queda de año. Hasta 2030 serán 40 los tramos cortados, en ocasiones durante cinco o más meses. Los expertos coinciden en estimar en unos 100.000 millones de euros lo que la DB precisaría para ponerse al día.

Por lo pronto, el gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz, con el liberal Christian Lindner al frente del Ministerio de Finanzas, mantiene sujeto el freno a la deuda. Sus socios verdes, el partido del ministro de Economía y Protección del Clima, Robert Habeck, reclaman impulsar de una vez el ferrocarril. Con un servicio como el actual, es complejo convencer a un país con 84 millones de habitantes y 59 millones de vehículos a motor que se apeen del coche privado para moverse en tren.

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