Mercado laboral

Los jóvenes se cansan antes del teletrabajo que los veteranos

Un estudio constata que aquellos empleados con casas espaciosas, ventiladas y sin niños son más productivos

El teletrabajo reduce drásticamente el número de empleados que renuncian a su puesto

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El teletrabajo reduce drásticamente el número de empleados que renuncian a su puesto

Gabriel Ubieto

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Los trabajadores de las generaciones más jóvenes, pese a su condición de nativos digitales, se cansan del teletrabajo antes que sus homólogos más veteranos. Si bien poder ejercer a distancia es un requisito que muchos de ellos ya consideran como indispensable para aceptar un empleo, no todos acaban viendo entre las cuatro paredes de su casa el sitio ideal desde el que laburar. El hecho de que precisamente entre esta generación el acceso a la vivienda sea especialmente complicado y costoso podría ser uno de los motivos que explicaran por qué un estudio publicado este miércoles por la revista internacional 'Plos One' constata que los jóvenes son menos productivos y se queman antes que los mayores cuando teletrabajan.

Bajo la críptica premisa 'Does working from home work? That depends on the home' ('¿Trabajar desde casa funciona? Depende de la casa'), los economistas Martijn Stroom, Piet Eichholtz y Nils Kok analizan cómo el tipo de domicilio desde el que se trabaja condiciona el desempeño de los empleados. Los autores han entrevistado a 1.002 oficinistas holandeses que teletrabajan parte o el 100% de su jornada y han concluido que las condiciones materiales son decisivas para un buen o mal desempeño, así como la probabilidad de que esta modalidad guste o no a los trabajadores.

Investigaciones previas ya han demostrado que una oficina con niveles inadecuados en la calidad del aire, la luz o la temperatura, así como un excesivo ruido afectan negativamente a la productividad e incrementan la probabilidad de sufrir el conocido como síndrome del 'edificio enfermo', cuyos síntomas, en su grado mínimo, son dolores de cabeza y, en el máximo, asma o neumonitis  Y, del mismo modo que espacios tranquilos y con mobiliario ergonómico minimizan las interferencias en el trabajo, conclusiones similares han podido trasladar los investigadores cuando la casa de uno se convierte en su oficina.

No es lo mismo teletrabajar desde una casa de 20 metros cuadrados, en la que el dormitorio se funde con el salón y la cocina, con una pobre ventilación e iluminación, que hacerlo desde un piso de 100 metros cuadrados, con un despacho específicamente habilitado y al que le de luz natural y tenga ventanas.

Los solteros son menos productivos

Es por ello que el estudio acredita dos correlaciones -que no causalidades- muy relevantes y que indirectamente pueden conectar con esa diferencia entre jóvenes y veteranos. Una es que no es igual de productivo desde casa un empleado con hijos que uno que no los tiene. Y otra es que no es igual de productivo un teletrabajador con pareja que sin ella. Los autores acreditan que, en ambos casos, los primeros son más productivos que los segundos.

Aunque nada tiene que ver la potencia reproductiva o las habilidades de seducción en ello, sino más bien que, probablemente, un trabajador con hijos tendrá una casa más grande que otro que no los tiene; así como un trabajador emparejado tendrá una casa algo más grande que otro que vive solo. "No vivir solo, es decir, tener un hogar más grande, disminuye la puntuación de agotamiento y aumenta la productividad", afirman los economistas. Volviendo a las condiciones materiales, es más fácil rendir desde un hábitat espacioso que desde un habitáculo. Aunque hay otros condicionantes, que a través del estudio los autores desgranan.

Un trabajador con hijos será más productivo que otro que no los tiene, pero solo si no coincide su horario laboral con la presencia de niños en casa. El informe viene a ratificar científicamente una percepción instalada en el sentido común: no es fácil trabajar con critaturas correteando por casa. De la misma manera que un trabajador con pareja será más productivo que otro que no la tenga, pero solo si dicha pareja no teletrabaja también. Los autores han detectado que dos cónuyges ejerciendo desde casa suelen ser menos productivos en sus respectivas empresas, sin desgranar qué les puede estar distrayendo para que eso sea así.

El modelo ideal: dos días en casa, tres en la oficina

Tras la irrupción de la pandemia y la generalización del teletrabajo entre determinados ámbitos profesionales, han sido varios los estudios que han analizado el impacto de esta modalidad sobre el desempeño profesional y las distitnas derivadas laborales. Otros estudios ya han acreditado el aumento de la satisfacción de los empleados que pueden ejercer desde casa durante parte de su semana laboral. También ha habido investigadores que han vinculado esa mayor felicidad con una mayor capacidad de retención de las empresas, lo que se traduce en una menor rotación laboral en aquellas empresas que no se resisten a esta modalidad.

Los autores citan un estudio que sitúa el umbral de teletrabajo ideal en las 16 horas semanales, es decir, dos días a la semana para una jornada laboral de 40 horas. Dos días de teletrabajo permiten la productividad óptima, ya que teletrabajar más reduciría la productividad de los empleados, pero teletrabajar menos erosionaría los niveles de satisfacción de los empleados. 

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