Análisis de la CNMC

Poner la lavadora y el lavaplatos a las horas más baratas puede suponer un ahorro de entre un 8% y un 10% en la factura de la luz

La mitad de los consumidores domésticos tienen contratos de electricidad a precios dinámicos en función de la hora

Una persona pone una lavadora

Una persona pone una lavadora / EFE

Sara Ledo

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Poner la lavadora, el lavaplatos o encender la calefacción a determinadas horas puede cambiar mucho el coste final de la factura de la luz. Tanto, que un usuario de tarifa regulada (PVPC) podría obtener un ahorro de entre un 8% y un 10%, según los cálculos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), publicados en un informe el viernes. Eso no implica encender los electrodomésticos cuando se escucha que el precio mayorista es cero euros, sino hacerlo a las horas más baratas del día, que son casi siempre las horas centrales, de madrugada y el fin de semana.

La factura de la luz está vinculada directamente al precio mayorista, que supone alrededor del 48% del precio final, mientras que otro 35% corresponde a los costes fijos (los denominados peajes y cargos que sirven para retribuir las redes de transporte y distribución, entre otros conceptos y que tienen un precio regulado) y el 17% restante son impuestos, según los cálculos del experto en factura energética, Francisco Valverde. Por tanto, no solo es importante ver qué horas son las más baratas según el mercado, sino también en cuáles ese precio fijo regulado es inferior.

Desde 2021, los peajes y cargos se dividen por horas. Entre las 10 de la mañana y las 2 de la tarde y de 6 de la tarde a 10 de la noche es lo más caro (punta); entre las 8 y las 10 de la mañana, de 2 a 6 de la tarde y de 10 a 12 de la noche, un poco más barato (llana) y de 12 de la noche a 8 de la mañana, fines de semana y festivos nacionales mucho más barato (valle). Para entender la diferencia, en las horas punta se paga actualmente 76,97 euros por megavatio-hora (MWh), en las llanas de 27,96 euros por MWh y en las valles de 2,75 euros por MWh.

A partir de aquí, parece evidente que lo ideal sería poner la lavadora o el lavaplatos por la noche o los fines de semana, que coincide con el periodo valle. Pero además, el mercado mayorista suele ser más barato en las primeras horas de la tarde por la enorme penetración de la energía solar fotovoltaica, sobre todo, en los meses de primavera. De esta manera, a las de la noche y el fin de semana se añaden también aquellas del periodo llano, que coinciden con la mitad del día (entre las 2 y las 6 de la tarde). Y por eso a veces se da la paradoja de que una hora en la que el mercado mayorista marca un precio cero o negativo tiene un coste para el bolsillo del consumidor mayor que otra en la que el mercado marca un precio mayor.

Esta es la conclusión a la que ha llegado la CNMC, a partir del análisis del consumo de dos usuarios domésticos con una potencia contratada de 3,5 kilovatios (kW) y con un perfil de consumo medio de un hogar español (según los datos de Red Eléctrica) acogidos a la tarifa regulada (PVPC). En concreto, uno de los consumidores tenía un hogar totalmente equipado con todos los usos y electrodomésticos (según el informe de consumo de IDAE) y otro en el que no se consideran usos que no son habituales, como el congelador o la calefacción eléctrica.

En el momento en el que ambos cambiaron sus hábitos de encendido de lavavajillas, lavadora, secadora, agua caliente sanitaria y calefacción (asumiendo capacidad de acumulación de calor) habitual a otro a las horas más baratas se produjo el ahorro, que en el caso del hogar completamente equipado fue del 11%, mientras que en el segundo caso se redujo hasta el 8%.

Además, según los cálculos de la CNMC, ambos consiguieron un ahorro de emisiones de entre el 3% y el 6%, al consumir más en las horas de mayor producción renovable. Y no solo eso, sino que al reducir el consumo en las horas puntas (de mayor demanda) para hacerlo en las de menos demanda, el consumidor actúa de respaldo del sistema eléctrico para evitar las pérdidas de energía y reducir la necesidad de inversión en redes eléctricas. Es decir, actúa como escudo 'antiapagones'.

Contratos dinámicos

Muchos usuarios pueden acogerse a esta ventaja, pues según el 'superegulador' el 48% del consumo doméstico tiene contratado un precio diferente en función de la hora o del tramo horario, que podría ahorrar adaptando su consumo a los periodos más baratos.

Es verdad que una parte de esos consumidores son aquellos que cuentan con un precio regulado o PVPC, que ascienden a 8,5 millones de usuarios en España; pero también en el mercado libre hay muchos consumidores con contratos a precio dinámico, aunque la preferencia son aquellos que tienen un precio único en el caso de los consumidores domésticos.

Mientras, el 67% de los consumidores industriales han optado por contratos indexados, o bien mixtos (con parte de la energía a precio fijo y otra a precio indexado). La preferencia de las pymes, por su parte, son también los contratos por tramos horarios.