Estudios

Dos crisis, dos respuestas: De la austeridad con la gran recesión a la expansión con el covid

El virus que mató la austeridad de la crisis de 2008

La pandemia doblega las políticas de austeridad en la Unión Europea

Una enfermera vacuna en la campaña de vacunación frente a la gripe y la Covid-19.

Una enfermera vacuna en la campaña de vacunación frente a la gripe y la Covid-19. / EP

Agustí Sala

Agustí Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Gobierno del PSOE y Sumar no se cansa de reiterar que las respuestas a la crisis del covid, con ellos al mando; y las de la gran recesión de 2008, con el PP en el poder, fueron muy distintas. Un estudio de la Fundación BBVA y del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), de su programa conjunto de investigaciones socioeconómicas, pone cifras a estas diferencias.

Uno de los puntos en los que más se diferencian las respuestas es en la inversión pública, en ambos casos ligadas a unas reglas fiscales de la Unión Europea (UE) que provocaron efectos muy diferentes, según destaca la autora del estudio, Matilde Mas. Mientras que en la Gran Recesión prevaleció la austeridad, inicialmente impuesta desde Bruselas, y se produjo un recorte de las inversiones del -23,2% entre 2007 y 2011, tras el 'shock' del covid, la respuesta de la economía española fue la contraria, apoyada en los 140.000 millones de euros de los fondos europeos Next Generation, y crecieron un 28,2% entre 2019 y 2023.

Esta desigual respuesta se aprecia en todos los componentes de la inversión pública, incluida la partida para educación, que en la primera crisis se contrajo un 50%, pero durante la pandemia creció un 34,2%; la sanidad (-16,6 frente al 27,9%) y el resto de infraestructuras (-22,2% frente al 27,7%). Destaca especialmente el cambio de política entre las dos crisis en la actuación de las corporaciones locales. Los ayuntamientos españoles frenaron la inversión en infraestructuras urbanas un 150% durante la Gran Recesión, pero tras la pandemia han apostado por incrementarlas un 63%.

Según Mas, que es, directora de Proyectos Internacionales del Ivie, en la economía española donde se constata mejor lo ocurrido es en la evolución del producto interior bruto (PIB) y el empleo. En la crisis financiera, el PIB cayó un 3,6% acumulado entre 2007 y 2011, pero en 2023 ya había recuperado los niveles de 2019 en un 2,2%. Y el empleo cayó un 10% acumulado, tanto en término de horas como en número de trabajadores, en los cuatro años posteriores a 2007, mientras que, en 2023, ya era un 0,3% superior al de 2019 en término de horas y un 2,9% en el de trabajadores.

Entorpecer la recuperación

A juicio de la autora, las reglas fiscales "son necesarias" pero deben ser adaptables, "estar bien diseñadas" y que no entorpezcan la recuperación económica, tal como sucedió con las políticas restrictivas tras la crisis financiera. Por aquel entonces, agrega, "se aplicó una política restrictiva cuando lo que se tendría que haber hecho es aplicar una expansiva".

Esa fue una de las lecciones que se aprendieron y que se han puesto en marcha con la crisis sanitaria del covid y que han supuesto también la reforma de las reglas fiscales, "con componentes de flexibilidad que impidan que suceda lo que sucedió en 2007". Con la crisis del covid se levantaron las reglas fiscales "porque se comprendió que las primeras, con las medidas de austeridad que llevaban implicadas, provocaron serios problemas en la evolución de las economías de España, Italia y Grecia, que fueron muy perjudiciales".

En la crisis financiera, solo las inversiones ferroviarias, con un crecimiento acumulado del 7,9%, consiguieron mantenerse en positivo. Las restantes infraestructuras experimentaron caídas en algunos casos muy notables. Especialmente destacable fue el recorte de las inversiones de las corporaciones locales en infraestructuras urbanas, que se desplomaron un 150%. También cayeron las inversiones en infraestructuras hidráulicas (-70,7%) o aeroportuarias (-60,1%). 

Sin embargo, la respuesta ante la covid-19 fue la opuesta.Todas las infraestructuras presentaron variaciones positivas de dos dígitos, y en algunos casos superiores al 50%. Este es el caso de la inversión de los ayuntamientos en infraestructuras urbanas, que, en esta ocasión, experimentaron un crecimiento del 63%; y de las portuarias, que han aumentado un 53,3% desde 2019. También son destacables las inversiones en infraestructuras hidráulicas y ferroviarias, con crecimientos que rondan el 40%.

En el periodo 2019-2023, la inversión en infraestructuras urbanas de las corporaciones locales y las portuarias han sido las más dinámicas, mientras que las infraestructuras viarias se han revelado como las de avance más lento. En cualquier caso, los datos ilustran las respuestas tan distintas que siguió la inversión pública en general, y en infraestructuras en particular, en las dos crisis. Estas diferencias han dado lugar a cambios en la composición de las inversiones públicas.

El peso de las inversiones en educación y sanidad y servicios sociales ha crecido y ya supone casi una cuarta parte del total de inversiones públicas efectuadas en promedio durante los cuatro años posteriores a la covid-19, frente al 16% que representaban tras la Gran Recesión. Por el contrario, la inversión en infraestructuras de transporte e hidráulicas ha pasado de concentrar más de la mitad de las inversiones totales en el primer periodo a no alcanzar el 40% en los cuatro años posteriores a la crisis sanitaria. También destaca la pérdida de peso de las inversiones en infraestructuras urbanas por parte de las corporaciones locales que, pese al aumento de la inversión en este último periodo, han pasado de representar un 5% entre 2007-2011 a un 3% en el periodo postcovid. Este descenso se explica en parte por las fuertes inversiones realizadas en la primera parte del periodo 2007-2011 a través de programas de estímulo económico como el Plan E.

La inversión total (pública y privada) aún no ha conseguido volver a los niveles previos al covid, situándose un 2% por debajo. Sin embargo, esta caída nada tiene que ver con la de la Gran Recesión, cuando la inversión se desplomó un 40%.