Condiciones laborales

Pulseras térmicas, horarios adaptados o termómetros a la vista: Los sindicatos reclaman medidas ante la ola de calor

El sindicato denuncia la cerrazón de la patronal de la construcción en Catalunya a la hora de aplicar adaptaciones de jornada, como ya hacen en Andalucía o Madrid

La crisis climática multiplica los riesgos de morir de calor en el trabajo

Un trabajador de la construcción bebe agua para combatir el calor en una imagen de archivo.

Un trabajador de la construcción bebe agua para combatir el calor en una imagen de archivo. / EFE

Gabriel Ubieto

Gabriel Ubieto

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España se adentra en su segunda ola de calor este verano, con temperaturas que alcanzarán máximos de 45ºC y mínimas por encima de los 25ºC. Unas condiciones térmicas que suponen un riesgo directo para la salud de los trabajadores y, a su vez, una obligación en materia de prevención para las empresas. Desde CCOO de Catalunya han hecho un llamamiento este miércoles a los empleados para extremar las precauciones, a la vez que han reclamado a las compañías que dispongan de las herramientas necesarias para emular el resultado del verano pasado y superar las sucesivas canículas con cero muertos en el trabajo por estrés térmico.

"Las empresas deben dejar de pensar tanto en la productividad y más en la salud de sus trabajadores", ha declarado Isabel Gutiérrez, secretaria general de la Federació d’Hàbitat de CCOO de Catalunya. Desde el sindicato mantienen desde hace años una pugna con las empresas de la construcción catalanas, que a través de sus patronales se niegan a establecer como norma la jornada compacta durante el verano, con el fin de minimizar las exposiciones durante las horas de más calor. Tal como sí tienen acordado en comunidades como Madrid o Andalucía.

Desde la central reclaman un mayor desembolso por parte de las compañías en medidas de prevención de riesgos laborales. Como posibles herramientas a introducir, además de esa adaptación horaria, enumeran unas pulseras térmicas, que una vez calibradas miden la temperatura corporal del trabajador, para que así este puede ir viendo si sube o baja y cuando alcanza extremos peligrosos para su salud. Cuando entra en riesgo, dichas pulseras cambian de color. Y, según explican desde el sindicato, los modelos más económicos pueden rondar los nueve euros.

Otra vía es ubicar termómetros en los centros de trabajo, tanto si estos están en exterior -una obra o un asfaltado de carretera- o en interior, donde no por estar cubierto no existe riesgo de estrés térmico. Ya que ser consciente de la temperatura hace más fácil que el empleado reaccione antes de que esta enfile límites peligrosos para su salud.

No existe una temperatura concreta a partir de la cual empieza a haber un riesgo para la salud de los empleados. Variables como la humedad influyen sustancialmente, así como si los grados son al sol o a la sombra. En Barcelona, por ejemplo, con una humedad del 90%, tal como indica la Aemet que ha hecho este miércoles al mediodía, una temperatura que la propia Aemet considera peligrosa son 30 grados. En cambio, en climas más secos, con una humedad del 40% como a esa misma hora había en Lleida, el peligro de insolación o golpe de calor no existe hasta los 36 grados.

Peligro por calor, según la Aemet

Peligro por calor, según la Aemet / Aemet

Desde el año pasado todas las empresas en España tienen obligado por ley tener medidas específicas en sus planes de prevención para actuar en caso de que la Aemet (o los servicios meteorológicos autonómicos) lancen alertas por calor. No implica que tengan que parar automáticamente su actividad, pero sí activar una serie de protocolos para minimizar riesgos. Ante alertas rojas o naranjas el riesgo es especialmente elevado y los trabajadores deben extremar las precauciones.

En el caso de trabajos interiores, la recomendación de la Aemet pasa por no superar los 27 grados para trabajos sedentarios (si bien lo recomendado son los 24 grados) y los 25 grados si los trabajos son ligeros (22 grados recomendado). Las direcciones tienen la obligación de comunicar a sus empleados dichos protocolos y de proveerles de los equipos de protección individuales que la propia actividad económica requiera. Los espacios de sombra, en caso de trabajos en exterior, las cremas protectoras y un continuo suministro de agua son medidas de prevención habituales.