El suministro eléctrico a partir de renovables crece solo un 0,6% en Catalunya en 2023

Quedan 5 años y algo más de 5 meses para que suene la bocina que marca el final del tiempo, y Catalunya está lejos (muy lejos) de llegar a la meta. El objetivo es que, en 2030, la mitad de la demanda eléctrica esté cubierta con energías renovables, y los datos de cierre de 2023 indican que la comunidad terminó el año sin siquiera llegar al 14%. Solo un 13,6% de la cobertura de la demanda de electricidad se ha hecho a partir de energía verde. El dato, de por sí malo, empeora al conocer lo que se incrementó esta proporción entre enero y diciembre del año pasado: un 0,6%. A este ritmo, Catalunya llegará a 2030 con solo un 17% de su suministro eléctrico generado a partir de fuentes verdes. 

“Para alcanzar los objetivos marcados por el PROENCAT-2050 [el documento que orienta la transición energética en la región] es necesario multiplicar por más de 22 veces la capacidad de generación actual y por 5, si queremos alcanzar los objetivos para 2030”, ha denunciado este martes la delegada en Catalunya de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), Helena Badger, acompañada de Gorka Martí (también miembro de UNEF), Víctor Cusí, presidente de la Associació Eòlica de Catalunya (EolicCat) y Raúl Rodríguez, director general de la Federació de Gremis d’Instal·ladors de Catalunya (FegiCat). Los cuatro han presentado los principales datos del último ‘Observatori de les energies renovables de Catalunya’, que resumen en un gran mensaje. “Al ritmo que vamos, no llegamos”.

En concreto, este informe plasma que la mitad de la demanda eléctrica se sigue cubriendo principalmente con energía nuclear, hasta el punto que los reactores nucleares que se empezarán a desconectar en 2030 han aportado siete veces más que los parques eólicos, nueve veces más que la energía hidráulica y 55 veces más que las instalaciones solares fotovoltaicas. Destaca, también, el peso que ganó, el año pasado, la importación de energía como fuente de provisión (pasa de ser el 8% del total al 14%), aunque este plantel de expertos encuentra que esto podría deberse a la sequía, que ha hecho perder mucho protagonismo a la energía hidráulica.

Lo que realmente preocupa a estas asociaciones es el atasco administrativo. Este Observatorio detecta, por ejemplo, que el ritmo de tramitación e implantación de parques eólicos es incluso inferior al del año pasado, con 176 proyectos presentados y pendientes de tramitación equivalentes a 6,75 gigavatios de potencia, de los cuales solo se están gestionando efectivamente 0,8 GW. O que la media de tiempo de espera desde que se presenta un proyecto hasta que se autoriza sea de 1.500 días, unos cuatro años.

En concreto, hay 15 instalaciones que suman una potencia de 0,5 GW que han solicitado la Autorización Administrativa Previa y de Construcción (AAPiC) y que están pendientes de Información pública. Solo con que estos llegaran a buen puerto se estaría sumando casi un 13% de electricidad generada a partir de fuentes renovables a los objetivos del PROENCAT.

En el caso de los parques solares fotovoltaicos, hay 34 proyectos pendientes de autorización y el tiempo de espera medio ronda los 700 días (en torno a dos años).

Autoconsumo fotovoltaico a la baja

Merecen mención especial las instalaciones de autoconsumo. “El autoconsumo fotovoltaico sigue avanzando”, ha apuntado Gorka Martí, quien ha precisado que en 2023 se pusieron en servicio 42.000 instalaciones de este tipo –casi el triple que en 2022– y que esto corona a Catalunya como la comunidad con más potencia de autoconsumo fotovoltaico instalada en España.

Con todo, desde el segundo semestre de 2023 se viene detectando una contracción de la demanda de entre el 25% y el 50%, que se ha mantenido en el primer trimestre de 2024. “Hemos experimentado una desaceleración muy notoria por la caída de los precios de la energía, la subida de los tipos de interés y la no resolución y finalización de los fondos Next Generation”, ha explicado el miembro de la junta directiva de UNEF, denunciando, de paso, que el retraso en el reparto de las ayudas en general se ha traducido en una necesidad de inversión privada de 1.200 millones de euros en total.

“Vamos muy tarde, pero tenemos que hacer el esfuerzo de lograr los objetivos, porque para Catalunya puede suponer una pérdida de competitividad muy importante no alcanzarlos”, ha enfatizado Victor Cusí. “Los objetivos no tienen que cambiar, lo que tiene que cambiar son los sistemas de tramitación: cada vez tenemos menos tiempo, así que cada vez se tendrá que hacer un esfuerzo más importante”, ha rematado, proponiendo más facilidades administrativas, más financiación (sea bajando las tasas, sea lanzando otro tipo de ayudas) y más esfuerzos por parte de la Generalitat.