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¿Trabajar menos aumenta la productividad? Radiografía de las jornadas laborales europeas

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¿Cuándo entra en vigor la nueva jornada laboral 2024?

Trabajadores en una oficina, en una imagen de archivo.

Trabajadores en una oficina, en una imagen de archivo. / MANU MITRU

Marc Masip / Mar Bermúdez (Verificat)

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El gobierno se ha comprometido a que el 1 de enero de 2025 entre en vigor la reducción de la jornada laboral, de 40 a 37,5 horas, con la mirada puesta en bajarlas a 35 para 2026. El Ministerio de Trabajo todavía está negociando la medida, que convertiría a España en el tercer país de la Unión Europea con una jornada máxima establecida por ley inferior a las 40 horas, con los sindicatos y la patronal. Mientras la mayoría de países tienden a la reducción de la jornada laboral desde hace años, Grecia acaba de anunciar una ampliación a 48 horas semanales para algunos sectores.

Este tipo de medidas vuelven a situar en el centro del debate una pregunta habitual: ¿trabajar menos aumenta la productividad? El gobierno ha defendido en varias ocasiones que, en efecto, reducir las jornadas será positivo para las empresas, pero lo cierto es que todavía existe cierto debate entre los expertos, que en ocasiones se refleja en las medidas que toma cada país.

Los indicadores de productividad se suelen dar por persona empleada y hora trabajada y, en este aspecto, las estadísticas de Eurostat son claras: aquellos países donde la jornada laboral media —no la marcada por la ley, sino la real— es menor son más productivos. En esta estadística, España, con 36,4 horas (la cifra es menor en todos los países por la presencia de los contratos a tiempo parcial), se sitúa por encima de la media europea, y su productividad es algo menor. Francia, Dinamarca, Países Bajos y Finlandia, entre otros, tienen jornadas laborales más bajas y, en cambio, mayor productividad por hora trabajada.

Trabajar más o mejor

Ahora bien, ¿trabajar menos horas aumenta la productividad, o es el aumento de productividad el que lleva de manera natural a una menor jornada laboral? Rafael Doménech, catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Valencia, aboga por lo segundo.

En un comunicado en la web de Fundación BBVA, donde dirige el departamento de análisis económico, el experto cita un estudio de la propia entidad no indexado en ninguna revista académica, según el cual la medida, al no derivarse de manera natural de una mayor productividad, “implicaría un aumento de los costes laborales equivalente al 1,5% del PIB”. Esto, sin ayudas estatales, se traduciría, según él, en una tasa de paro de “unas 8 décimas más cada año”, porque las empresas se concentrarían en sus actividades más productivas, minimizando los gastos del resto.

Otros expertos, firmantes de un artículo de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en cambio, consideran demostrado que una reducción artificial de la jornada laboral aumenta la productividad —algo que ha hallado un estudio reciente—, pero aun así exploran la posibilidad de que sea necesaria una mayor contratación de personal para mantener el ritmo productivo anual de la empresa. Esto contribuiría a reducir el paro estructural, aseguran, pero tendría unos costes añadidos para cada entidad que el Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España ha cifrado en 15.300 millones de euros, que sugieren que debería asumir el Estado al menos en primera instancia.

Hay un tercer escenario,y es que no pase nada. Así lo defiende en un correo a Verificat Juliet Schor, economista, profesora de Sociología en el Boston College y una de las autoras del mayor estudio sobre la reducción de jornada hecho hasta la fecha. “Pasar a 37,5 horas es una reducción pequeña, muy fácil de absorber sin pérdidas de productividad” en el cómputo anual, defiende. La clave, como muestra su trabajo —que no contó con un grupo control, es decir, con trabajadores que mantuvieran la cantidad de horas previa a la intervención—, es realizar una adaptación ordenada al nuevo marco, identificando qué procesos pueden optimizarse. Por ejemplo, limitar las reuniones y los correos electrónicos.

“La reducción de la jornada laboral suele llevar a resultados decepcionantes en cuanto a crecimiento del empleo. La mayoría de estudios económicos asumen que se puede recuperar alrededor de la mitad de la productividad [sin ampliar el equipo]. En la práctica se consigue compensar aún más”, concluye Schor.

Reducir por ley o por convenio colectivo

En cuanto a regulación, una cosa es lo que dice la ley y otra lo que se negocia, a la baja, en los convenios colectivos de los trabajadores, que es la modalidad que propone la patronal Fedea para reducir la jornada. En los países nórdicos, por ejemplo, la jornada laboral negociada en convenios es entre una hora y una hora y media más corta que en España. Dinamarca es el único país que no limita la jornada laboral por ley, aunque en la práctica se trabajan 37 horas por las negociaciones por convenio.

Los estados miembros con una jornada laboral pactada por convenio más corta en Europa son Francia y Alemania, con 35,6 horas semanales, según el estudio Overtime in Europe: Regulation and practice, que calcula la media de horas de los convenios colectivos de cada estado miembro de la UE. Solo 10 países llegan a la jornada laboral máxima de 40 horas, mientras Suecia tiene una jornada laboral pactada de 39,8 horas, igual que Luxemburgo y Portugal, España tiene una jornada laboral media pactada de 38,4.

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