SOSTENIBILIDAD

Benidorm o cómo la industria turística crece gastando menos agua

La capital de la Costa Blanca tiene uno de los índices más altos de España en eficiencia hídrica y se ha convertido en un modelo de administración integral con soluciones innovadoras

Panorámica de Benidorm, uno de los municipios más turísticos de Alicante.

Panorámica de Benidorm, uno de los municipios más turísticos de Alicante. / David Revenga

Ana Jover

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La posibilidad de que la sequía que vivía Barcelona semanas atrás acabara con la llegada de barcos con agua al puerto catalán se vivió como un episodio algo apocalíptico en el siglo XXI; sin embargo, en Benidorm esa imagen fue como abrir una puerta a 1978, un pasado al que todos conjuraron no volver. Desde entonces, la capital turística de la Costa Blanca ha trabajado en muchos frentes para lograr una gestión integral del agua y, ante todo, generar un modelo que implica a todas las partes. Así, la industria del turismo podrá seguir siendo la de la felicidad. Porque, se hable con quien se hable, hay dos máximas: se invierte todos los años y se vive bajo un contexto de sequía real o inminente.

En la actualidad, Benidorm cuenta con uno de los índices más altos de eficiencia hídrica en España. «Somos conscientes de que sin agua no hay turismo, pero eso no tiene por qué implicar que a más turistas también más consumo. Muy al contrario. Y pongo un ejemplo: en los últimos 25 años, la población en Benidorm ha crecido el 40% hasta alcanzar los 74.588 empadronados, mientras que las pernoctaciones turísticas también han crecido por encima del 25%, situándonos el pasado año en 15,3 millones de estancias. Con todo ello, el consumo de agua en este mismo periodo se ha reducido alrededor del 18%», explica el alcalde de la ciudad y presidente de la Diputación de Alicante, Toni Pérez. 

En estas cuatro décadas, hay un organismo comarcal que se ha revelado clave: el Consorcio de Aguas de la Marina Baja. Los ayuntamientos de la zona, la Diputación de Alicante y la Confederación Hidrográfica del Júcar conforman un inusual alianza que supo adelantarse a todos los tiempos y tejer una red interconectada entre los municipios que desde 1996 da telemediciones. El control ya se vio como algo fundamental para anticiparse a la sequía y, sobre todo, para canalizar flujos. Benidorm y toda la comarca conviven con una población flotante que duplica o triplica sus dimensiones en verano. De esa experiencia se ha generado un modelo colaborativo que ha sido reconocido en innumerables ocasiones.

Ejes de trabajo

Con una base sólida, la localidad turística de los rascacielos ha establece varios ejes. "La renovación de la red hídrica, la monitorización de los consumos para detectar cualquier tipo de fuga, el uso de agua regenerada para el baldeo o el riego de jardines y otras actuaciones que han hecho que la eficiencia de nuestra red sea del 96% mientras que el rendimiento medio en España se sitúa en el 77%, 20 puntos por debajo", detalla su alcalde. 

"Este mensaje está incorporado desde siempre a la promoción, puesto que la sostenibilidad, el cuidado y la buena gestión del territorio y los recursos es una parte primordial de la acción diaria tanto del ayuntamiento como de los benidormenses y de nuestras empresas. Y, afortunadamente, de unos años a esta parte también se han incorporado al discurso otros agentes externos, como universidades, foros, congresos y expertos", subraya Pérez.

Exportar innovación

La gestión depende de Hidraqua y su gerente en Benidorm, Ciriaco Clemente, pone cifras a las obras. "En los últimos siete años se han invertido 22,5 millones de euros en la renovación de las redes de abastecimiento, alcantarillado y pluviales, así como en actuaciones destinadas a la digitalización del Servicio Municipal de Agua Potable y Alcantarillado. Asimismo, desde 2020, se han realizado inversiones por más de cuatro millones en la infraestructura municipal de saneamiento [depuración]".

Uno de los puntos de partida de esta evolución es Dinapsis. Es la denominación del centro de innovación que se creó en 2017 para la gestión del agua. El grupo Agbar eligió Benidorm para poner en marcha el piloto de lo que hoy son sus 11 puntos en el resto de España (Valencia, Barcelona y Gran Canaria, entre otras urbes). La gestión del ciclo integral del agua se hace en tiempo real y se monitorizan todas las instalaciones que conforman el sistema municipal de abastecimiento y alcantarillado de la ciudad. La cantidad de información que proporciona ha dado lugar a proyectos innovadores como el desarrollado en la pandemia que sirvió para analizar la evolución de los casos y controlar mejor los brotes.

"El modelo es totalmente exportable a otras ciudades, sean o no turísticas, desde el momento en que cualquier administración pública está dispuesta a invertir e implicarse en este asunto que, en un escenario como el actual con la escasez de lluvias y la sequía atenazando a muchos territorios, no debería ser la excepción sino la norma -defiende el alcalde-. Ahora bien, debemos tener presente que esta es una actuación de luces largas y constantes. Primero hay que creérselo y, desde ese convencimiento, tomar decisiones y actuar. Así procuramos hacerlo en Benidorm".

En esa creencia participa activamente la industria turística. Ejemplos hay y son visibles. En 2015, el consistorio puso un servicio de recogida del agua de las piscinas que se vacían para labores de riego y baldeos. El ahorro estimado es de un millón de litros; pero es que el foco está puesto ahora no solo en la regeneración, sino en ir más allá y exprimir las pluviales.

Pero en el ámbito empresarial, Visit Benidorm escenifica a la perfección esa apuesta colectiva. La entidad público-privada fue la encargada de impulsar la certificación de Benidorm como primer Destino Turístico Inteligente (DTI) de España. Bajo ese calificación oficial del Ministerio de Turismo, reside un compromiso medible con la sostenibilidad. Su gerente, Leire Bilbao, es una de las expertas habituales que exporta el modelo a otros destinos del país y también de otros continentes. 

Para que la creciente "industria de la felicidad" siga su marcha, la localidad alicantina mide y mide. En ese trabajo hacia el futuro, se ha entrado de pleno en la economía circular y esta misma temporada veraniega se ha puesto en marcha el primer punto limpio para reutilizar artículos de playa de los turistas una vez finalizadas sus vacaciones, ubicado en la playa de Levante. También se ha impulsado la regeneración de la cantera del Racó de l’Infern, 60.000 metros cuadrados de suelo en el Parque Natural de la Serra Gelada que se están recuperando medioambiental y paisajísticamente para pasar a ser patrimonio municipal de suelo y convertirse en un nuevo parque urbano, como ya ha ocurrido con la Séquia Mare y El Moralet. 

En definitiva, hay un plan de trabajo que avanza Clemente: "Los retos a corto plazo pasan por mantener de forma sostenible en el tiempo el grado de eficiencia de la ciudad. A nivel de recursos, hay que aumentar el uso del agua regenerada en la ciudad [Proyecto Fundación Biodiversidad], apostar por la desalación como recurso complementario e incrementar la eficiencia de la planta hasta convertirla en un modelo circular de ecofactoría en el plano de la depuración".