Investigación de EL PERIÓDICO

Subcontratas del Camp Nou obligan a sus trabajadores a devolverles el dinero aflorado por Inspección: "Si no lo haces, no trabajas"

Trabajadores denuncian que sus jefes les amenazan con despedirlos si no devuelven el dinero regularizado o los finiquitos

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Obras del Camp Nou.

Obras del Camp Nou. / Manu Mitru / Jordi Otix

Elisenda Colell
Gabriel Ubieto
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Empresas subcontratadas en las obras del Camp Nou presuntamente han obligado a trabajadores a devolver el dinero aflorado durante las actuaciones de Inspección de Trabajo. Es algo que podría incurrir en un delito penal. También hay empleados que han sido obligados a devolver el dinero del finiquito una vez han rescindido su contrato. Al menos tres trabajadores han denunciado a este medio como sus empleadores les amenazaron con despedirles si no iban al cajero a retirar el dinero de sus cuentas y retornárselo a la compañía en efectivo, sin dejar rastro telemático.  

A finales de marzo de 2024, Tariq (nombre ficticio para preservar su anonimato), empleado en una subcontrata participante de las obras del Camp Nou, recibió un ingreso en su cuenta bancaria que le dejó ojiplático. Acababa de ver una cifra superior a los 4.000 euros en concepto de ‘liquidación de diferencia salarial’. Este hombre estaba empleado en una de las 40 subcontratas en las que la Inspecció de Treball, tras las informaciones publicadas por EL PERIÓDICO, ha podido acreditar fraudes laborales. Y ha obligado a dichas compañías a abonar, o bien a sus trabajadores o bien a la Seguridad Social, un total de 1,5 millones de euros en concepto de salarios impagados y horas extras no cotizadas

Tariq ha estado 11 meses trabajando en las obras y cobrando por debajo de la cantidad legalmente le correspondía por convenio colectivo, algo que posteriormente ha acreditado la autoridad laboral tras la macroactuación efectuada en noviembre del 2023. Fruto de dichas actuaciones, la empresa que le tenía contratado atendió al requerimiento inspector para así evitar una sanción y le abonó la diferencia entre lo que había estado cobrando y lo que debería haber cobrado según la ley. El problema fue que a finales de marzo, este empleado no percibió la nómina. 

Coacciones en el cajero

“Fui a hablar con mi encargado y me dijo que si quería cobrar mi nómina debía sacar de la cuenta los 4.000 euros que me habían ingresado y devolverlos en billetes”, explica este trabajador. "Me obligaron a ir a la oficina, sacar el dinero del cajero y devolverlo". Él se negó y la respuesta fue tajante. “Me dijeron que si no les devolvía el dinero no podía trabajar. Nos engañan a todos”, sostiene. Dejó el empleo a la semana siguiente.

No es el único extrabajador de las obras del Camp Nou que se ha visto obligado a devolver dinero que legalmente le correspondía a su empleador. Mustafá (nombre ficticio para preservar su anonimato) dejó de trabajar en el estadio a finales de febrero, al poco de terminar la fase de demolición. Sus servicios ya no eran requeridos allí y la empresa para la que trabajaba le movió a otra obra en la que tenía negocios. 

Mustafá trabajaba y todavía trabaja para uno de los grupos empresariales de la construcción más grandes de Catalunya, especializado en surtir de peones a obras de todo el país, tanto privadas como públicas. En el Camp Nou estuvo contratado para una sociedad y cuando le movieron a otra obra le hicieron firmar un contrato nuevo con otra compañía del mismo grupo empresarial. Así, entre otros, le privan de la antigüedad, algo que encarece un potencial despido, o de acumular vacaciones y días libres.

Sin poder ver el dinero

“Siempre te hacen lo mismo cuando cambias de obra: vas a la oficina, firmas y se quedan tu cheque”, explica. Las cantidades de ese finiquito, al que todo trabajador tiene derecho cuando finaliza un contrato, oscilan entre los 2.000 y los 3.000 euros, dependiendo de la duración de la obra y el salario del obrero. "Luego te piden el DNI, te llevan a una oficina del banco y entregan el cheque que está a mi nombre. En el banco se lo canjean por un sobre con dinero y se lo quedan ellos. Nunca he tocado ni un céntimo, no sé ni cuánto dinero es, no te dejan verlo", relata. 

"Yo pienso, si ese dinero es mío, está a mi nombre… ¿por qué se lo quedan ellos?". Por la misma escena ha pasado dos veces en lo que va de año, siempre coincidiendo con el cambio de obra. “En mi empresa lo hacemos todos menos uno, que se negó”, cuenta Mustafa. Ese otro empleado, asesorado por un sindicato, presionó para evitar tener que devolver el dinero que le correspondía. 

Castigos sin empleo

Brahim (nombre ficticio para preservar su anonimato) es otro trabajador contratado por el mismo grupo empresarial que Mustafa que cuenta la misma historia. “Después de 10 meses en la obra del Camp Nou me dijeron que terminaba el trabajo y que me tocaba firmar otro contrato”. Tras la firma, le dieron a firmar un cheque que debía devolver al momento si quería seguir trabajando. “Dije que si ese dinero no era para mí, que no me lo ingresaran, que no quería participar de aquello”, explica. Entonces llegaron las consecuencias. 

Te castigan, te machacan. Te dejan parado tres días o una semana porque no haces lo que ellos quieren. Si no apuntas horas, si no haces metros… no cobras. Y yo necesito el dinero”, cuenta este trabajador que, muy a su pesar, sigue trabajando con estas empresas en otras obras públicas. Ha estado en Vía Laietana y ahora construye una carretera en el Vallès. 

Sin finiquito ni carta de despido

A diferencia de Mustafa y Brahim, Rebecca (nombre ficticio para preservar su anonimato) ni siquiera llegó a ver el finiquito. Esta mujer trabajó tres meses como limpiadora en las obras del Camp Nou durante los primeros compases de la demolición del viejo estadio. Echaba unas 10 horas diarias, si bien su jefe les había dado la siguiente consigna: “si alguien pregunta, decís que trabajáis ocho horas”, cuenta. 

Mientras esta mujer ejercía de limpiadora en las obras, EL PERIÓDICO publicó su investigación, haciéndose eco de distintas denuncias de trabajadores. Entre ellas, de varias limpiadoras, que relataban los excesos de jornada que confirma Rebecca y criticaban sus precarios sueldos, por debajo de lo que marca el convenio. Rebecca cuenta que, tras la publicación de dichas informaciones, de las que ella no participó como testimonio, su jefe nunca más la volvió a llamar. “Me preguntaron si yo había hecho alguna denuncia a través de los periódicos. Les respondí que no, pero no me creyeron. ¿Si no por qué no me han vuelto a llamar? Otras chicas siguen yendo a limpiar al Camp Nou”, se pregunta.

Pese a que lo que sufrió Rebecca fue un despido tácito, en el mismo la empresa no le remitió ni carta formal de despido, ni le abonó el finiquito que le correspondía. Simplemente dejó de llamarla y la dio de baja en la Seguridad Social, como si ella no se hubiera vuelto a presentar a su puesto. “Necesito el trabajo, necesito el dinero. Tengo un hijo que mantener y no voy a dejar de pelear por mi niño”, cuenta. Es por ello que, para estos empleados, la vida real se impone ante los requerimientos de la inspección de Treball. "¿Va a cambiar mi vida? Yo creo que seguiremos igual como siempre, se aprovechan de que necesitamos sobrevivir", reflexiona Brahim.

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