FORO DEL MEDITERRÁNEO

El Mediterráneo español une fuerzas

Pedro Sánchez, en el I Foro del Mediterráneo de Prensa Ibérica

Hablemos, en serio, del Mediterráneo

Un foro para preguntar, debatir y exigir

Las cinco autonomías del litoral este, casi 159.000 kilómetros cuadrados con unos 20 millones de habitantes, comparten un sinfín de reivindicaciones. Prensa Ibérica organiza un foro en València los días 26 y 27 de junio para analizarlas

Ciudad de las Artes y las Ciencias de València

Ciudad de las Artes y las Ciencias de València / 'activos'

Jordi Cuenca

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El viejo Mare Nostrum de los romanos (en su vertiente más occidental) quiere hacerse oír. Largamente adormecidas en sus reivindicaciones por el influjo de Madrid, cierta idiosincrasia interna, las diferencias políticas y la ruta individual emprendida desde hace décadas por Catalunya, las autonomías bañadas por este mar en medio de tierras (medi terraneum, en latín) han empezado a alzar la voz por primera vez en conjunto con el objetivo común de no perder el tren del progreso.

Precisamente, una infraestructura con un componente ferroviario en gran parte, el corredor mediterráneo, ha sido uno de los principales puntos de unión (reivindicativa) de un conjunto de territorios más bien heterogéneos y con singularidades propias, incluso con rivalidades históricas, pero que comparten un destino común. La movilidad, tan vinculada a la necesidad de ser sostenibles para combatir el cambio climático; las nuevas fuentes de energía; las carencias hídricas; la financiación autonómica; los problemas de la vivienda, escasa y cara; la baja productividad; una agricultura que es la huerta de Europa y la masificación turística son algunas de las inquietudes visibles en todos estos territorios.

Con el propósito de acompañar e impulsar esa reflexión, Prensa Ibérica ha organizado en València los días 26 y 27 de junio el Primer Foro Social y Económico del Mediterráneo, un evento en el que figuras de talla mundial, junto a responsables políticos y empresarios de Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares y Catalunya, debatirán sobre el futuro de esos territorios y los peligros de la inacción.

El arco mediterráneo acapara el 31,4% del territorio español, con casi 159.000 kilómetros cuadrados. No obstante, con unos 20 millones de habitantes acoge a cerca del 40% de la población y supera ese mismo porcentaje en PIB. Así que un tercio de la superficie del país genera una parte superior de riqueza. En consecuencia, se trata de un espacio de enorme trascendencia para España, también porque sigue concentrando una parte sustancial de la industria del país, el sector clave para la innovación.

Destacables de la zona

El vicepresidente de la patronal española CEOE, Salvador Navarro, detalla esa importancia: "Nuestros puertos son la principal puerta de entrada y salida de mercancías, apoyando tanto el comercio nacional como el internacional. Tenemos las regiones agrícolas y turísticas más importantes de España y nos estamos posicionando como centros de innovación y tecnología, impulsando la economía del conocimiento y atrayendo inversión extranjera. Nuestra fortaleza económica y la diversidad sectorial son fundamentales para el crecimiento y la competitividad de España en el contexto global".

La movilidad, la baja productividad y la masificación turística son inquietudes visibles en todos estos territorios

Los datos económicos, la estructura productiva, la ubicación e incluso el clima hacen inevitable lanzar la pregunta sobre la legitimidad de las reivindicaciones del área mediterránea española, sobre todo si tomamos en consideración la perspectiva de otros territorios. El corredor, la falta de agua, la vivienda, la ausencia de sedes administrativas y empresariales, la concepción radial del Estado... Son muchas las quejas de las autonomías del litoral este, que se sienten en desventaja. ¿Tienen motivos para la queja cuando atesoran buena parte de la riqueza del país?

El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, asegura que solo "la falta de un corredor ferroviario es motivo más que suficiente para la queja de este grupo de comunidades autónomas". "La ausencia de ese corredor conlleva una desventaja competitiva para las empresas ubicadas en estas regiones, ya que tienen que asumir mayores costes de transporte en un medio tan importante como el ferroviario. También es una rémora en el movimiento de pasajeros, si comparamos el tiempo que hay que invertir en recorrer una misma distancia entre, por ejemplo, València y Barcelona y València y Madrid, donde sí hay un AVE", añade. 

José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, pondera el papel clave que supone el transporte marítimo para España. La vertiente mediterránea está salpicada por 11 grandes recintos portuarios, comandados por los de Algeciras, Valencia y Barcelona, los tres entre los 10 mayores de Europa en tráfico de contenedores. Estas instalaciones "generan una actividad económica que irradia al resto de España", entre otros grandes motivos porque son la principal vía para el movimiento de entrada y salida de mercancías. "Para que tuviera más impacto -añade- es necesario que se termine el corredor y se completen las conexiones ferroviarias" desde los puertos. En su opinión, entonces "el impacto sería enorme, entre otros motivos porque una salida rápida facilitará que las zonas muy industrializadas mantengan su preeminencia".

Industria y turismo

No hay que olvidar, como apunta el también premio Jaume I de Economía, que el Mediterráneo español dispone de una todavía potente industria del automóvil, con las plantas de Seat de Martorell y de Ford de Almussafes como principales banderas, pero también con inversiones ya en marcha como la gigafactoría de baterías para el coche eléctrico de Volkswagen en Sagunt. "Todas esas plantas requieren materiales para su funcionamiento que vienen de otros lugares, así que el transporte marítimo es esencial para mantener los costes", afirma García Montalvo, antes de añadir que "todo lo que perjudica a la industria catalana y valenciana va en contra de España".

El economista apunta otra variable que está en el debate -y en las protestas públicas- en todas las autonomías del Mediterráneo. No es otro que la masificación turística, que supone una evidente fuente de riqueza para esos territorios -incluso con un monocultivo en lugares como Baleares-, pero que tiene efectos ya evidentes sobre el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos autóctonos. Pero hay más derivadas, porque "los recursos son limitados y si se masifica más el turismo habrá menos mano de obra para la industria", una carencia que es un clamor en las empresas de los sectores secundarios en todos los territorios.

Ese crecimiento imparable -de momento- del turismo tiene, según García Montalvo, otros "efectos colaterales, como en Baleares, donde la tasa de absentismo escolar es muy alta. La industria requiere trabajadores cualificados y, si no capta la atención de los jóvenes, va a tener serios problemas". Todo ello sin olvidar que "el turismo se come también la inversión y perjudica a la industria, que, no obstante, es la que genera valor añadido".

Ya sucedió en los tiempos de la burbuja inmobiliaria, cuando muchos industriales redirigieron sus ganancias hacia el ladrillo, aunque la construcción ha perdido en la actualidad el peso que llegó a tener en todo el litoral este español en aquellos tiempos. La situación actual es la de una burbuja de precios por una demanda que la oferta no acaba de satisfacer. De hecho, frente a las 700.000 viviendas anuales en la época previa a la gran recesión, ahora se edifican en torno a las 95.000, cuando en España se crean 230.000 familias. La rentabilidad de los pisos turísticos, además, ha ocasionado un alza desorbitada de los alquileres en toda la zona mediterránea. "Sin un parque de alquiler razonable, es difícil recibir en condiciones a los inmigrantes y eso afecta al empleo de la hostelería y la industria", destaca el economista.

Además del corredor mediterráneo, otra de las grandes reivindicaciones de las autonomías que se asoman al litoral este de España es "la falta de una financiación adecuada y justa". "Nos resta competitividad y, claro, hace que nos sintamos en desventaja", apunta Salvador Navarro, también presidente de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), un territorio que hace lustros que reivindica una mejora de su financiación y que ve con gran recelo la posibilidad de un sistema singular para Catalunya, como piden los independentistas al PSOE para acceder a la investidura del socialista Salvador Illa como presidente de la Generalitat catalana. "Es imposible financiar las políticas autonómicas de desarrollo económico, el territorio, la política de infraestructuras y de vivienda, las políticas activas de empleo, del medio ambiente y la política cultural al mismo nivel que las que despliegan las comunidades autónomas mejor financiadas", asegura el vicepresidente de la CEOE.

España circular

Navarro da paso a continuación a otra de las grandes quejas de estos territorios: "Tenemos que empezar a pensar en una España circular frente a una radial, y no me refiero únicamente a las infraestructuras". El dardo va dirigido hacia Madrid, el territorio más beneficiado por el Estado de las autonomías. La cabecera de la antigua Castilla la Nueva logró con la democracia quedarse con lo mejor del centro y desprenderse de lo más oneroso, en su caso las cuatro provincias que junto a Albacete acabaron conformando Castilla-La Mancha: Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Guadalajara.

A los beneficios de acoger todas las instituciones del Estado (mucho más poderosas que en los viejos tiempos de la Villa y Corte decimonónica) ha sumado unas políticas públicas de corte radial por las que todas las infraestructuras pasan por Madrid, de tal forma que se da la paradoja de que la segunda y tercera ciudades del país -Barcelona y València- siguen sin estar conectadas por AVE. Todo ello ha contribuido a un crecimiento económico que la ha llevado a la primacía del país, superando a Catalunya. Un caso emblemático es cómo la Ifema madrileña, nacida a principios de los 90, ha desplazado a las ferias de Barcelona y València.

El peso que ha ganado Madrid ha espoleado el espíritu reivindicativo de las autonomías del área mediterránea

Este factor, como explica García Montalvo, ha contribuido a que "cobre fuerza" el espíritu reivindicativo del arco mediterráneo en los últimos años. De hecho, cabe mencionar que la exigencia del corredor fue en origen impulsada solo por la sociedad valenciana y no ha sido sino muy recientemente cuando se han añadido otras comunidades como la catalana.

Pese a todo lo anterior, el Mediterráneo español es una zona de éxito, como prueban también la relevancia de sus centros formativos, tanto las universidades como las escuelas de negocios como Esade y el IESE. Así que cabe una última cuestión: ¿es un modelo de crecimiento envidiable?

El vicepresidente de la CEOE considera al respecto que "cada territorio tiene sus particularidades en términos de recursos, clima, cultura y estructura económica. Por lo tanto, cualquier intento de replicar el modelo mediterráneo debe adaptarse a las circunstancias locales". "No digo que sea imposible -apostilla-, pero es complicado copiar nuestra diversificación económica y tenemos atractivos culturales y turísticos imposibles de reproducir". 

Joaquín Maudos, del IVIE, señala que no conviene "generalizar hablando de modelo de crecimiento del área mediterránea española, ya que la estructura productiva es bien distinta cuando comparamos la de las autonomías que la forman. Por ejemplo, en Catalunya pesa mucho más el sector industrial que en el resto. Pero, dicho esto, también hay diferencias muy importantes entre provincias dentro de una misma región". Es lo que se llama diversidad, que también es un grado.