Mercado laboral

El número de catalanes que se hace autónomo para salir del paro cae a mínimos históricos

La competencia entre empresas para encontrar candidatos idóneos, los altos tipos de interés y la incertidumbre dejan las nuevas aventuras empresariales solo para los más convencidos

La Generalitat dará 15.876 euros a los catalanes menores de 30 años que se den de alta como autónomos

Los autonómos que trabajan en casa se pueden desgravar suministros y parte de la hipoteca.

Los autonómos que trabajan en casa se pueden desgravar suministros y parte de la hipoteca.

Gabriel Ubieto

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La vida del autónomo no siempre es la más fácil y cómoda. Ingresos fluctuantes, horarios en ocasiones intempestivos e irregulares, sin baja remunerada asegurada si uno se pone enfermo y el dilema de irse de vacaciones o continuar facturando, entre otros. Si hace unos años, en época de vacas flacas, darse de alta como trabajador por cuenta propia era una opción de autoocupación para algunos, actualmente y en pleno 'boom' del empleo, esa vía no convence a la gran mayoría de parados, que prefieren aceptar ofertas de trabajo como asalariados antes que asumir todo lo que implica hacerse autónomo.

Así lo constatan los últimos datos publicados por el Observatori del Treball i el Model Productiu, que sitúan las salidas del paro hacia el trabajo autónomo en mínimos históricos. De cada 100 parados que en el último trimestre encontraron un trabajo, solo 4 lo hicieron como trabajadores por cuenta propia. Unos registros que todas las fuentes consultadas para este reportaje explican como un buen síntoma de la actual salud del mercado laboral.

"Aunque parezca una contradicción, cuanto mejor sean las expectativas económicas, menos nuevos autónomos, en proporción, habrá", apunta el profesor de la economía de la UB especializado en trabajo y ocupabilidad, Joan Antoni Alujas. Y es que no es tanto que haya menos trabajadores por cuenta propia, sino que el aumento de trabajadores por cuenta de otro está disparado. "El colectivo de autónomos están creciendo, poco, pero creciendo", sostiene la presidenta de Autònoms-Pimec, Elisabeth Bach.

"Hay una fuerte competencia entre empresas para encontrar profesionales cualificados y el número de vacantes va al alza. Eso permite que determinados perfiles, que en otro contexto hubieran podido establecerse por su cuenta, puedan negociar desde una mejor posición buenas condiciones para ponerse a trabajar para otra persona", apunta el economista jefe de la Cambra. A esa variable cabe añadir los altos tipos de interés recientes y la elevada incertidumbre internacional, que si bien no son determinantes, según Rovira, sí desincentivan.

"El empleo autónomo siempre ha seguido un modelo de reloj de arena. Unos con buenas condiciones, otros bastante en precario y una 'clase media' muy escasa. Es normal que los de abajo se busquen un trabajo como asalariados para ahorrarse dolores de cabeza", apunta el secretario general de UGT-CTAC, Dani García. Así lo avalan los datos que mensualmente actualiza la Seguridad Social, que reflejan que no es que los trabajadores por cuenta propia estén disminuyendo, sino que el empleo asalariado está disparado.

Actualmente en Catalunya actualmente hay 3,1 millones de asalariados y 0,56 millones de autónomos. Y mientras el colectivo de autónomos en Catalunya apenas ha aumentado un 2,1% desde 2019, los afiliados a la Seguridad Social del régimen general han crecido cinco veces más, concretamente un 11,4%. Los números, en términos absolutos, parecen todavía más abultados. Por cada autónomo ganado durante los últimos cinco años se han creado 27 empleos asalariados.

Cae el número de parados que capitalizan la prestación

Otro dato que ilustra la ausencia de una fiebre por emprender aventuras empresariales entre los desempleados es el número de personas que capitalizan su prestación por desempleo -cobrar hasta dos años de golpe- para ganar capital y empezar un proyecto autónomo. Hace una década, coincidiendo con la Gran Depresión, alrededor de 30.000 parados capitalizaban su prestación para hacerse autoempleados. Hoy, con unos niveles de desempleo casi iguales, esa cifra se ha rebajado a cerca de 10.000 personas.

Las iniciativas empresariales que surgen ahora están más meditadas que muchas que pudieren surgir en un contexto de crisis, cuando muchos parados más que hacerse autónomos, "se autocupaban" ya que no había otro que les diera trabajo, según apunta el investigador de la UB. "Proyectos con mortalidades muy elevadas", recuerda. En este sentido, los datos de capitalización de prestaciones complementan esta perspectiva. Y es que ahora hay menos parados que capitalizan sus prestaciones, pero lo hacen con importes mucho más elevados, más del doble que hace una década.

Más mujeres, menos 'botiguers'

El colectivo de autónomos ha ido mutado durante este último lustro, dejando, a ojos de los representantes del colectivo, un regusto agridulce. Por un lado, el empleo autónomo femenino (+6,1%) ha crecido mucho más que el masculino (1,3%) en los últimos cinco años, lo que ha reducido un poco la brecha de género que ha marcado históricamente al colectivo. Si en 2019 las mujeres representaban al 35,8% del colectivo, hoy su peso ha crecido hasta el 36,9%. "Queda camino por recorrer hacia la paridad, pero avanzamos", afirma Bach, de Pimec.

La nota negativa es que si bien en su conjunto el colectivo de autónomos ha aumentado, ha habido sectores que han decrecido. El caso más destacado es el del pequeño comercio. Desde la etapa precovid Catalunya ha perdido un total de 7.098 'botiguers'. "Es un sector muy sacrificado, obliga a echar muchas horas y deja muy poco margen. El auge del comercio electrónico y que cada vez se pueda abrir más domingos ha reforzado todavía más a las grandes plataformas. Muchos comerciantes de toda la vida han aprovechado para jubilarse y detrás no hay relevo", se lamenta García, de UGT-CTAC.

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