Movilidad laboral

Más buses y bicis en los polígonos o cómo emitir 72 veces menos CO2 en los viajes al trabajo

Patronales y sindicatos se comprometen a regular la movilidad laboral en los convenios colectivos de cada sector

Movilidad en Bicicleta

Movilidad en Bicicleta

Gabriel Ubieto

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Seis de cada 10 personas van cada día al trabajo en coche, el triple de las que se desplazan hasta la oficina, la fábrica o el coworking en en tren, autobús o metro. Y muchas más de las que pueden y quieren hacerlo a pie o en bicicleta. Esa hegemonía del vehículo privado en los desplazamientos laborales se traduce en altos volúmenes de emisiones de CO2, si se compara con las que generaría un mayor peso del transporte colectivo

Cómo reducir el número de coches -especialmente los ocupados por una sola persona- y reducir así las emisiones de CO2 fue algo sobre lo que se pararon a pensar en los polígonos de Mas Bauló (Vic) y el Pla (Molins de Rei). Y después de hacer gratuito e incrementar el número de autobuses, así como construir carriles ciclistas y subvencionar el alquiler de bicis eléctricas, además de reordenar el tráfico de vehículos privados, lograron emitir hasta 72 veces menos emisiones de CO2, tal como recoge el informe del Consell de Treball, Econòmic i Social de Catalunya (CTESC) presentado este miércoles. Concretamente redujeron la contaminación en casi 9.000 toneladas de CO2, el equivalente de retirar casi 2.000 coches de circulación.

Otra iniciativa que han estudiado patronales y sindicatos catalanes en el informe del Ctesc es promover el uso de aplicaciones para solicitar anticipadamente que el autobús se detenga o no en una parada. En algunas empresas de Catalunya opera una 'app' conocida como BusUp, que habilita líneas de autobús bajo demanda. Es decir, si un pasajero va a querer subirse a un bus, lo preavisa con 15 minutos de antelación. Entonces el conductor, con la ayuda de un algoritmo, se desvía de su ruta y acude a la parada donde sabe que va a haber una persona esperándole. Y si no, continúa su recorrido y acaba la ruta en menos tiempo.

Compañías como Boehringer o Louis Vuitton utilizan este servicio, según cita el Ctesc, y las operadoras calculan que por cada autobús con el 75% de plazas ocupadas, dejan de circular 20 vehículos privados. Iniciativas de este tipo reducen el coste de desplazamientos para los trabajadores y la siniestralidad laboral 'in itinere'.

Otra movilidad, menos contaminante, es posible y pasa por, entre otros, abordar los desplazamientos que cada día hacen millones de personas en Catalunya hasta sus puestos de trabajo. Según el informe del Ctesc, uno de cada tres trayectos realizados cada día en las carreteras catalanas son por motivos laborales y la distancia recorrida durante los mismos se ha disparado en los últimos 30 años. El coche sigue siendo el 'hegemon' en los viajes al trabajo, parte por tradición y comodidad, parte por falta de alternativas colectivas. Según recoge el Ctesc, cuatro de cada 10 municipios catalanes no cuenta con servicio de transporte público. 

Nuevo campo de la negociación colectiva

Patronales y sindicatos catalanes, que constituyen el Ctesc, se comprometen a regular la movilidad laboral en los convenios colectivos que vayan renovando en cada sector. Y le piden a la Administración que se ponga las pilas en el tema. "La movilidad debe ser sostenible ambientalmente, socialmente y laboralmente", ha declarado el ponente del informe del Ctesc y miembro de Pimec, Moises Bonal.   

La falta o precariedad de alternativas de transporte colectivo afecta en mayor medida a hombres que a mujeres. Y es que la brecha de género también afecta al coche, en tanto que ellos lo cogen 1,5 veces más para ir a trabajar que ellas. La subvención por parte de las compañías de abonos transporte para los trabajadores, según convenio, es una de las opciones que tienen sobre la mesa los agentes sociales