Vacunas a medida para combatir las infecciones
Asacpharma usa los propios patógenos extraídos del paciente para elaborar sus tratamientos
La alicantina Asacpharma es el mejor ejemplo de que en un negocio dominado por grandes multinacionales también hay espacio para firmas más modestas, si saben dirigir sus esfuerzos al nicho adecuado. Fundada hace más de 50 años, la compañía ha especializado su actividad en tres grandes divisiones: una centrada en el desarrollo de fármacos para tratamientos de patologías osteomusculares; otra de cosméticos, a través de la marca Atache; y otra especializada en inmunología (Asac Pharmaceutical Inmunology), con la que se ha convertido en una de las pocas farmacéuticas españolas capaces de producir autovacunas bacterianas, uno de los avances más importantes de los últimos años para combatir las infecciones recurrentes y que supone una de las grandes apuestas de la firma para impulsar su crecimiento en los próximos años. Como explica su director general, Eliseo Aller, fue en 1986 cuando el grupo realizó su primera incursión en el terreno de la inmunología, con la puesta en marcha de una planta para la fabricación de vacunas para la alergia, que ya elaboraban de forma individualizada para cada paciente con base en extractos alergénicos.
Desde el principio vieron en esta especialidad una vía para crecer en el exterior, que les llevó primero a abrir una filial en Brasil, en 1995, y posteriormente otra en México, en 1999. Una evolución que llamó la atención de la multinacional francesa Stallergenes, que en el año 2005 decidió comprarles el fondo de comercio y la red comercial para toda Europa y les exigió exclusividad en la fabricación durante 10 años.
Fue tras ese paréntesis cuando la compañía decidió redoblar su apuesta por este segmento -en paralelo a sus otras dos divisiones- e invirtió cuatro millones de euros en la reforma completa y actualización de su planta, que finalizó en 2019. Una inversión que fue la que permitió añadir a las vacunas antialérgicas sublinguales -para las que llegan a producir sus propios ácaros- la fabricación de autovacunas bacterianas.
Estas últimas se utilizan como tratamiento frente a infecciones recurrentes, como la cistitis o las que suelen afectar al tracto respiratorio, y su gran ventaja es que se producen con los propios patógenos que se extraen de las muestras de los pacientes afectados, lo que proporciona una eficacia mucho más elevada, como explica el responsable de ‘Busines Intelligence’ de la firma, Julio Gosálbez.
Es decir, constituyen un tratamiento totalmente personalizado y único, que se crea específicamente para cada persona en función de las bacterias que tiene en su organismo, que se cultivan y desactivan para fabricar la vacuna, como explica la responsable de la planta, Flavia Hernández. Una alternativa que resulta cada vez más atractiva ante el aumento de las resistencias a los antibióticos que desarrollan muchos pacientes.
En la actualidad, Asac dispone de capacidad para producir unas 400.000 vacunas anuales, aunque ya ha comprado la nave anexa con el objetivo de expandir las instalaciones y aumentar el volumen de fabricación. En términos de negocio, su objetivo es duplicar los ingresos de esta división en tres años y pasar de los actuales 7 millones a una cifra del entorno de 15 millones.
En su conjunto, la compañía aspira a elevar los 42 millones de euros de facturación con que cerró el año pasado a unos 60 millones en el mismo periodo. A pesar de que su gran apuesta de futuro es la inmunología, la división que más ingresos genera sigue siendo la osteomuscular, donde igualmente se ha especializado en productos de nicho, que le permiten hacerse un hueco frente a los productos de las grandes multinacionales. Así, sus últimos lanzamientos son un parche de fentanilo para el dolor crónico y un comprimido para tratar la hiperuricemia, es decir, la gota.
El grupo tiene actualmente cinco plantas de producción. Dos en Alicante, una en Murcia, otra en Brasil y una última en Marruecos, que es otro de los grandes mercados de la compañía. En total, Asacpharma exporta sus productos a 40 países y realiza dos tercios de su facturación en el exterior.
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