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La OCDE retrasa a mitad del 2021 la nueva fiscalidad digital

Sede de Google en el Reino Unido, en Londres.

Sede de Google en el Reino Unido, en Londres. / periodico

Rosa María Sánchez

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Nuevo retraso en las negociaciones internacionales a favor de una nueva fiscalidad para las multinacionales con uso intensivo de la tecnología digital. La organización de países desarrollados OCDE había previsto un acuerdo para ello a finales del 2020, pero su secretario general, Ángel Gurria, ha desplazado a "mediados del 2021" la posibilidad de poner en marcha un acuerdo para una nueva fiscalidad de las multinacionales que incluya una tributación mínima de cada una de ellas.

Así lo anunció Gurría este lunes, en un encuentro informativo previo a la reunión de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del <strong>G-20</strong> previsto para este miércoles, bajo presidencia de Arabia Saudita. En el encuentro informativo también participó Pascal Saint-Amans, director del Centro para la Política Fiscal de la OCDE. "El vaso está medio lleno: el paquete está casi listo pero falta un acuerdo político", reconoció Saint-Amans.

Gurría admitió la existencia de "progresos sustanciales" entre 137 países,  incluído EEUU, que --según dijo-- permitirán avanzar en un acuerdo antes de que finalice el 2020 con el objetivo de convertirlo en compromiso de implementación a mediados del 2021. Gurría vinculó este retraso a las dificultades negociadoras provocadas por la pandemia y a las "diferencias políticas" entre los países.  Al ser preguntado por la posible incidencia de las próximas elecciones en EEUU, se limitó a subrayar el compromiso activo de este país en el avance de los acuerdos y su convencimiento de que así será gane quien gane en los comicios de noviembre

En el peor de los casos --según Gurría--, la ausencia de un acuerdo alimentaría "una guerra comercial mundial desencadenada por impuestos unilaterales a los servicios digitales en todo el mundo". La OCDE estima que todo ello restaría el PIB mundial en más del 1% anual. "El fracaso abre el riesgo de que las guerras fiscales se conviertan en guerras comerciales en un momento en que la economía mundial ya está sufriendo enormemente", añadió.

Nuevo enfoque

La negociación de una nueva fiscalidad digital en el plano internacional ha ido cambiando en los últimos años. Lo que empezó como un debate sobre la 'tasa Google', aplicada a las grandes tecnológicas (como la aprobada en España), se ha transformado ahora en una negociación más amplia. "El objetivo es garantizar que las empresas multinacionales (EMN) con uso intensivo de la tecnología digital o orientadas al consumidor paguen impuestos cuando realizan negocios sostenidos y significativos, incluso cuando no tienen presencia física, como lo exigen actualmente las normas fiscales vigentes", según la OCDE.

En este nuevo perímetro entran las grandes tecnológicas, pero también cualquier gran multinacional que obtenga buena parte de su negocio a partir de la <strong>tecnología digital</strong>. Y la vía en negociación para lograr el objetivo propuesto es doble. De una parte, una nueva asignación por países de los beneficios obtenidos por cada multinacional, incluso en aquellos donde no tiene establecimiento permanente, pero sí hace negocio (Pilar uno). De otra parte, los avances de los 137 países también afectan al diseño de una tributación mínima de las multinacionales, para evitar una competencia fiscal agresiva entre los países (Pilar dos).

Un nuevo análisis de impacto económico publicado este lunes por el organismo muestra el efecto combinado de las dos medidas en discusión (fiscalidad digital y tributación mínima). El análisis muestra que 100.000 millones de dólares podrían redistribuirse entre un mayor número de países (Pilar uno) y que hasta el 4% de los ingresos del impuesto sobre la renta de las empresas global, o 100.000 millones de dólares al año, podrían resultar de la implementación del impuesto mínimo global bajo el Pilar Dos.

Evitar guerras comerciales

Según Gurría, el aumento del gasto que están soportando los Estados por las necesidades sanitarias "hace todavía más imperiosa la necesidad de una solución" que cuando el G20 le encargó este proyecto en 2017.  

El secretario general de la OCDE advirtió de que  sin una solución global, existe un riesgo real de que los países se embarquen en adoptar medidas sin coordinación y "unilaterales", así como "a un aumento de las disputas comerciales y fiscales perjudiciales, lo que socavaría la certidumbre fiscal y la inversión".

Esta advertencia cobra pleno sentido teniendo en cuenta que durante los últimos meses varios países de la Unión Europea (UE) han previsto la activación de impuestos a las grandes empresas digitales, que en su inmensa mayoría son estadounidenses.

En respuesta a esos dispositivos, Washington ha establecido un pulso con ellos con amenazas directas de sanciones.

La base de negociación que se ha fijado en el llamado Marco Inclusivo que pilota la OCDE prevé que las grandes compañías del sector tendrían que pagar una parte de los impuestos en los países donde tienen su negocio (y sus clientes) aunque no tengan allí sede social.

La ley española, en vigor en diciembre

Mientras sigue sin concluir la negociación internacional para una nueva fiscalidad de las multinacionales tecnológicas, países como Francia, Gran Bretaña y España han puesto en marcha sus iniciativas, condicionadas, en todo caso, al resultado final de las conversaciones en el seno de la OCDE.

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