PROGRAMAS ESPÍA

Trabajas desde casa, pero tu jefe podría estar vigilándote

Las empresas recurren cada vez más al uso de sistemas de vigilancia para controlar a sus empleados durante tiempo de teletrabajo

Un autónomo trabaja desde su ordenador

Un autónomo trabaja desde su ordenador / periodico

Gabriel Ubieto / Carles Planas Bou

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Teletrabajas desde casa, pero eso no significa que tu jefe no pueda saber lo que estás haciendo. La pandemia del covid-19 ha acelerado el trabajo a distancia, las empresas y los trabajadores se adaptan a marchas forzadas a este nuevo modelo de organización y, como en todo cambio, surgen terceros dispuestos a sacar tajada. Los programas espía que ofrecen a los empresarios una mirilla virtual para ver que están haciendo sus empleados durante la jornada laboral se han multiplicado en las últimas semanas.

Muchas de estas vulneran de manera clara el derecho a la privacidad de los empleados y patronales como Pimec alertan no solo de los riesgos legales, sino de las consecuencias negativas que el uso de estas técnicas pueden tener sobre la productividad de la plantilla.

Aunque parezca algo distópico, estos software son fáciles de encontrar en el mercado. Hay distintas variedades, menos o más invasivas, pero todas prometen controlar al empleado para impulsar la productividad y evitar fugas o usos indebidos de información. La mayoría de estos sistemas, como ManicTime o WorkMeter, sirven para detectar durante qué horas el trabajador es productivo, mediante un control y registro de la jornada laboral.

Sin embargo, algunos de esos programas van más allá y dicen configurar los sitios web a los que los empleados no pueden entrar, capando el acceso a ciertas páginas, para limitar así que hagan algo que no sea trabajar. También registran qué palabras exactas se buscan en los motores de búsqueda para penalizar todo aquello que no esté vinculado con el trabajo. Otros van más allá y realizan capturas de pantalla del monitor del trabajador cada cierto tiempo y las mandan a sus superiores.

La aprobación de la nueva ley del teletrabajo todavía es muy reciente como para que su aplicación esté generando conflictos laborales en las empresas, según cuenta la secretaria de política sindical de la UGT de Catalunya, Núria Gilgado. No obstante, sí reconoce que algunas empresas están introduciendo mecanismos de control más estrictos de los que imperaban en la oficina. “Vemos empresas que están aprovechando para descontar de la jornada cuestiones tan básicas como ir al baño”, afirma.

“Realizar un control de procesos es profesional, sirve para tomar decisiones. Ahora bien, fijarse en si la persona está conectada dos o ocho horas a la pantalla del ordenador es absurdo”, afirma la directora de relaciones laborales de Pimec, Elena de la Campa. “Programas de este tipo pueden permitir un control inmediato, pero que acabará siendo un descontrol a largo plazo”, añade.

En la patronal de las pymes catalanas abogan más por la zanahoria, que no por el palo. De la Campa considera más eficiente virar hacia una política salarial basada en los incentivos y por proyectos, que premie la cantidad y calidad del trabajo. “No tiene sentido trasladar los vicios del presencialismo al teletrabajo”, afirma.

Métodos invasivos

Pero los métodos pueden ser aún más invasivos, como realizar capturas de pantallas constantes que registran lo que está haciendo el empleado o geolocalizarlo cuando ese software se instala en un teléfono de empresa, como hace la app Hubstaff. “Las capturas de pantalla te pueden servir como pruebas en caso de que tengas que aplicar algún tipo de medida correctiva”, reza una oferta, que también propone informes personalizados y la creación de perfiles sobre los trabajadores bajo la lupa. Así, prometen identificar si el trabajador ha visitado su correo personal o una red social para poder expedientarlo o despedirlo.

“Es como con las cámaras de vigilancia, si el trabajador sabe que su ordenador está siendo supervisado se pondrá a trabajar y no irá a Facebook o otras páginas”, explica José Luis Martir, perito informático en Barcelona y Girona, que asegura que su sistema, ‘Software control de empleados’, está notando aumentos de hasta el 70% de la demanda a causa del confinamiento. Por 10 euros por ordenador al mes se puede supervisar a los trabajadores. “Hay quejas de los trabajadores que llevan mucho tiempo porque es un sistema muy invasivo y no les gusta que les controlen”, confiesa.

Desconfianza con los empleados

La mayoría de empresas que ofrecen estos servicios insisten en la desconfianza hacia los trabajadores, remarcando que con su sistema se puede vigilar que estos, al teletrabajar, no aprovechen para vender información confidencial de la empresa a terceros. Como hacen las empresas de vigilancia, atizar el miedo y la sensación de inseguridad alimenta sus negocios. “Hay empresas que trabajan con datos muy sensibles como las farmacéuticas. Se controla a quien tiene acceso a esos para que no se pierdan”, remarca Martir.

Aunque en esas ofertas se prometen “mejores hábitos de trabajo” de unos empleados de los que se sospecha que “pierden el tiempo”, los últimos informes señalan que la mitad de empresas españolas ha notado un aumento de la productividad de sus trabajadores a causa del teletrabajo.

En cuanto a la legalidad, esa empresa asegura que espiar a los empleados es legal en los portátiles de la compañía, pero pide que se informe a los trabajadores y se les haga firmar un documento conforme están de acuerdo con ello, pues el “programa espía”, como lo llaman, “funciona de manera completamente invisible” para los trabajadores.

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