nuevos modelos económicos

'Gig economy', la economía de las pequeñas tareas

La economía de las pequeñas tareas o gig economy se ha hecho un hueco de forma definitiva en nuestra vida diaria. Si no eres capaz de ir de viaje sin buscar alojamiento en AirBnB o de terminar una semana sin pedir comida con Glovo o Deliveroo, entonces eres parte la gig economy. Pero, ¿qué es exactamente y qué lugar ocupa en el mercado laboral?

Este nuevo modelo económico en auge está asociado a trabajos puntuales, que se desarrollan en periodos temporales concretos y definidos, y siempre bajo demanda del cliente.

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Conductor gps / economia

María Refojos

María Refojos

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La economía de las pequeñas tareas o gig economy se ha hecho un hueco de forma definitiva en nuestra vida diaria. Si no eres capaz de ir de viaje sin mirar si hay alojamiento en AirBnB o de terminar una semana sin pedir comida con Glovo o Deliveroo, entonces eres parte la gig economy. Pero, ¿qué es exactamente y qué lugar ocupa en el mercado laboral?

Lo primero que tenemos que entender es qué supone este concepto, que nace en pleno auge de la economía colaborativa y crece y se reproduce de la mano de las plataformas de crowdsourcing. 

No es un intercambio

Para empezar, este fenómeno está asociado a trabajos puntuales, que se desarrollan en periodos temporales concretos y definidos, y siempre bajo demanda del cliente o consumidor. 

Es por tanto una pata de la economía colaborativa, con la salvedad de que no supone un intercambio o trueque entre dos ‘iguales’, sino una transacción de un servicio entre un cliente y el profesional que lo proporciona. 

¿Y en qué se diferencia esto de la figura del freelancer? A priori, de muy poco. Aunque es aquí donde entra en juego el papel de las plataformas online de crowdsourcing o marketplaces

Porque los freelance son trabajadores autónomos responsables de su facturación, su relación con proveedores, su marketing y todos los aspectos relacionados con su actividad, mientras que en el caso de los profesionales que desempeñan tareas en formato gig economy siempre hay un intermediario, ya sea una web o una app, que asume estos roles.

"Suprimir la mayor parte de la labor comercial aumenta mucho la capacidad y productividad del trabajador independiente y consigue así ganancias incluso superiores a las de un trabajador por cuenta ajena. Ya no sale a la calle a buscar clientes o a mandar su CV, solo tiene que cuidar su perfil en los markeplaces y conseguir buenas valoraciones de sus clientes", describe Jorge Fields, socio de Cupio Capital, inversor de EAE Invierte.

Cambiar bombillas, comida a domicilio...

La palabra ‘gig’, que en inglés coloquial significa concierto, se traslada en este contexto a la realización de tareas específicas como pueden ser recoger comida en un restaurante y llevarla a un domicilio o recoger a un pasajero en una dirección y trasladarlo hasta otro punto del mapa. 

Empresas como Uber, Deliveroo o AirBnB han aterrizado y echado raíces en España, donde también están empezando a desarrollarse proyectos locales como GlovoCabify, MultihelpersVisualeoOutvise o Gudog. Encontramos aplicaciones de gig economy cuando necesitamos reparar algo en casa, pintar una pared o incluso cambiar una bombilla. También para aprender un idioma o alguna capacidad concreta, para cuidar de nuestras mascotas o para traernos la compra del supermercado.

Así, a través de estas páginas segmentadas por tipo de actividad los profesionales se ofrecen e informan de su disponibilidad para que empresas y particulares puedan contratar sus servicios para realizar una tarea concreta y delimitada en espacio y tiempo.

Y esto, dependiendo del tipo de web o app, se hará de forma directa con el profesional o de forma indirecta, siendo el intermediario quien asigne el trabajo o encargo al profesional más idóneo. 

Flexibilidad, temporalidad...

Concebido como un añadido a otro tipo de trabajos más ‘estables’ o actividades como podría ser el estudiar una carrera, el concepto de gig economy se popularizó en Estados Unidos durante los primeros años de la crisis de 2007 y se desarrolló al calor del desempleo que aumentaba en ese periodo.  

¿Qué implica realizar una tarea sujeta a la gig economy? Sus principales características son la flexibilidad horaria, la deslocalización, el dinero rápido y la temporalidad. Además, está íntimamente ligada a la digitalización y a la innovación tecnológica. "El cliente ya está cada vez más digitalizado y utilizar un modelo económico en red permite a cada uno de los profesionales tener cada vez más opciones de realizar trabajos", asegura Adrián Miranda, CEO y fundador de Multihelpers

"Además, en nuestro afán por aportar valor, les acercamos oportunidades a las que ellos solos no podrían acceder, como son colaboraciones con empresas como AEDAS, Mutua Madrileña, PADI Gestión, Apartyment, Spotahome o Housers entre otros", añade.

Todos estos son factores que acercan más este nuevo tipo de economía a los jóvenes. Indica una encuesta reciente de Deloitte que el 85% de los millennials en España considera la gig economy como una “oportunidad laboral”, solo un punto porcentual más que a nivel global. En el caso de la generación Z, el porcentaje de los que se sienten atraídos por la gig economy en todo el mundo se sitúa en el 81%.

"No hay un sueldo fijo, no hay bajas por enfermedad, no hay jefe, ni oficina, ni horarios. Casi sin darnos cuenta en torno al 30% de los trabajadores americanos y más de 160 millones de europeos formamos parte ya de la gig economy. El crecimiento ha sido exponencial en los últimos años", señala Jorge Fields.

Oportunidad vs. precariedad

Tanto millennials como generación Z representan el relevo generacional y, por tanto, traen nuevas formas de hacer las cosas. Y esto funciona tanto para el ocio como para el trabajo. A priori, sentimos una mayor atracción hacia empleos que reúnan alguna de las características de la gig economy.

Aunque cabe preguntarse si fue primero el huevo o la gallina. Es decir, si son los jóvenes los que buscan estos factores de forma natural o si se decantan por este tipo de opciones ante la ausencia de otras formas laborales mejores

"Es importante que podamos adaptarnos a todos los cambios que se están produciendo constantemente tanto en el mundo laboral como en la producción o en la manera de gestionar a las personas", explica el CEO de Multihelpers, quien indica que "la brecha entre el modelo nacido desde la gig economy al que ya se estaba llevando a cabo no es tan diferente como puede serlo en otros sectores".

Deloitte recoge en su informe que solamente el 6% de los millennials afirman haber escogido un trabajo de gig economy. Y es que en ocasiones las oportunidades laborales que ofrece este modelo de economía colaborativa están más cerca de la precariedad. "La gig economy puede ser una oportunidad para muchos y un castigo para otros pero lo cierto es que la tendencia se ha consolidado e irá a más", destaca Jorge Fields, socio de Cupio Capital.

En este sentido, las autoridades ya han comenzado a dar pasos para poner coto a algunas irregularidades que han menoscabado los derechos de los trabajadores. En España, Glovo está sumida en un constante ir y venir judicial, en algunos casos a favor y en otros en contra, respecto a su relación con los riders o repartidores. La plataforma está además a la espera de que el Tribunal Supremo se pronuncie al respecto. 

En Europa se aprobó el pasado mes de abril una nueva legislación para proteger los derechos mínimos de los empleados de la gig economy, centrándose en garantizar condiciones transparentes y predecibles sobre el periodo de prueba, las horas laborales y la formación obligatoria gratuita.