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Panini: ¿cambio de cromos?

El grupo italiano, que ha registrado un récord de ventas, podría estar buscando comprador

PANINI

PANINI / periodico

Irene Savio

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El 2018, lejos de decepcionar, ha sido un año récord para Panini, la histórica editorial italiana de cromos. La empresa, con presencia en 120 países —entre ellos, España—, registró una facturación de unos 1.000 millones de euros, prácticamente el doble de la obtenida el año anterior (563 millones de euros), según ha revelado Antonio Allegra, el director comercial de Panini en Italia.

El grupo se apuntó este resultado tras obtener en el 2017 nuevamente la licencia oficial de FIFA para imprimir el álbum y las estampas de otro Mundial de fútbol, el de Rusia. Algo no insólito en la historia reciente de Panini, que en los años de la conocida cita del fútbol mundial suele registrar resultados astronómicos que luego caen en picada en el siguiente año. Sin ir más lejos, en el 2014, año del Mundial de Brasil, la multinacional superó los 750 millones de euros de facturación, que en el 2015 se redujeron a unos 300 millones de euros. 

Pese a estos altibajos, la compañía no se encuentra —al menos en el papel— en malas aguas. Según las últimas cifras, el grupo hoy día cuenta con alrededor de 1,5 millones de coleccionistas activos que regularmente adquieren sus álbum, sobre todo en Europa y América Latina. Algo que también se asienta en la estrategia que la empresa mantiene desde hace años: diversificar sus productos. Por ejemplo, en España, donde la compañía creó una filial en 1986, Panini también edita otros productos infantiles y novelas gráficas, a la vez de que posee una colaboración con el fabricante de cómics estadounidense Marvel.

Eso sí, todo ello no ha parado los rumores, que en los últimos meses han circulado con insistencia en la prensa italiana, sobre que el grupo con sede en Módena (norte de Italia) estaría en venta. El diario económico 'Il Sole 24 Ore' incluso publicó recientemente que Panini habría encargado al banco de negocios Lincoln International la búsqueda de un nuevo comprador.

Dos candidatos serios, un fondo de inversión y un grupo industrial estadounidense podrían en las próximas semanas, según las informaciones, manifestar su interés por la empresa, cuyo valor en la actualidad superaría los mil millones de euros. Algo que la compañía de momento no quiere desmentir, ni confirmar. “No comment”, ha sido la respuesta de un portavoz de la empresa cuando este diario le preguntó por la información.

En todo caso, de concretarse, no sería el primer cambio de dueño que experimenta la compañía, pese a que la familia Panini nunca ha dejado de ser parte de la gestión de esta empresa, cuya producción de cromos empezó gracias a una idea de los hermanos Giuseppe y Benito Panini en 1961. A ese año se remonta la creación del primer álbum Panini, en cuya portada aparecía el delantero sueco del Milán, Nils Liedhom, cuyos cromos se vendían entonces a un costo de 30 liras italianas (la moneda italiana que fue remplazada por el euro, el equivalente hoy a 0,02 euros). 

Ese fue el primer gran éxito de Panini. “En 1962 vendieron tres millones de paquetes. En 1963, 15 millones, y en 1964, 29 millones”, le contaba a esta periodista, hace algunos años, Allegra. De acuerdo con cifras de la empresa, Panini fabrica 6 billones de cromos al año.

Como sus resultados económicos, de hecho, la historia de Panini también ha sido una sucesión de idas y venidas. La primera vez que fue vendida fue en 1988, cuando una sociedad del grupo de Robert Maxwell, empresario británico de origen checoslovaco, la adquirió. Esto último, sin embargo, marcó los peores años de Panini, con caídas de ventas y una serie de fracasos que prosiguieron hasta que la compañía fue rescatada en 1992 por un grupo de editoriales italianas encabezadas por la editorial italiana De Agostini.

Dos años después, sin embargo, Panini estaba de nuevo en venta y fue comprada por Marvel. Un operación, esta, que sin embargo no tuvo largo alcalce puesto que en 1999 la empresa acabó de nuevo vendida, esta vez a un grupo con sede en el país transalpino, cuyo rostro visible, de acuerdo con la información disponible —Panini siempre ha sido muy parca en la difusión de datos sobre su configuración societaria—, fue la empresa Fineldo SpA y un grupo de empresarios italianos.

No obstante, en 2016, también Fineldo SpA abandonó a la empresa, dejándola en manos del actual consejero delegado, Aldo Hugo Sallustro (quien también es accionista y lleva más de tres décadas gestionando la empresa), de la presidenta Anna Baroni y de Maria Francesca Baroni. Una maniobra que, desde entonces, no ha interrumpido el sinfín de indiscreciones sobre quién podría ser el próximo dueño de la histórica firma italiana.