Datos del INE

Los trabajadores han perdido 515 euros anuales desde la crisis

El salario frecuente en España fue en el 2016 de 16.497 euros, una cifra estancada respecto al año anterior y que ha crecido a menor ritmo que la inflación desde el 2007

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Gabriel Ubieto

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La mayoría de trabajadores españoles han perdido 515 euros al año de poder adquisitivo de su salario desde el estallido de la crisis financiera. El aumento de los salarios no ha ido al mismo ritmo que la inflación pese al crecimiento macroeconómico, tal como revela la comparativa entre el salario frecuente de los trabajadores que percibían en el 2007 y la inflación acumulada desde entonces.

El salario de la mayoría de los trabajadores en España se situó en el 2016 en los 16.497 euros brutos al año, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. Dicha cifra fue en el 2007 de 14.503 euros. Sumando la inflación acumulada (+17,3%), calculada en base al IPC del propio INE, el salario frecuente debiera ser, para no perder poder adquisitivo, de 17.012 euros.

El salario mediano en España fue en el 2016 algo superior, de 19.432 euros; a la vez que el medio, de 23.156 euros. Dicha diferencia la explica un peso que no es demográficamente representativo de los salarios más altos, ya que el 10% de las personas asalariadas con sueldos más altos gana 3,64 veces más que el 10% de los que ganan menos. 

Una de las consecuencias de la crisis económica ha sido el sustancial incremento de las desigualdades en el mercado laboral español. Si el índice Gini, medida internacional para medir la desigualdad, era en el 2007 de 31,9 puntos, en el 2016 fue de 34,3. Cifra idéntica a la del 2015.

La brecha de género persiste

Las diferencias de género en materia laboral persisten en el mercado español. En el 2016, un hombre cobraba de media 25.924 euros, frente a los 20.131 euros que percibía una mujer. Diferencia que se ha acortado el 0,2% desde el 2015. Dicha brecha no sólo es atribuible a una remuneración distinta para un mismo empleo, sino que la discriminación más significativa se encuentra en la feminización de sectores o formas contractuales peor pagadas.

Uno de los indicadores que lo ilustra es el del 17,8% de las mujeres que tuvo ingresos salariales menores o iguales que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), frente al 7,8% en el caso de los hombres.

La brecha de género se acrecienta con la edad, es decir, la diferencia de remuneración entre un trabajador joven y una trabajadora joven es menor que entre sus homólogos de más edad. Y es entre estas franjas de edad donde mayores salarios se encuentran.

Otro indicador que ilustra la desigualdad de género es el del total de asalariados con una ganancia más baja, en el 2016 el 64,3% eran mujeres. Una diferencia respecto a los hombres que se ha reducido levemente en los últimos años, puesto que en el 2007 dicho porcentaje era del 65,5%.

Los jóvenes, los más precarios

Por franjas de edad, los jóvenes son los que más nivel salarial perdieron respecto al año anterior, hasta el 4,6% en el caso de los menores de 20 años. La diferencia salarial por edades, de hasta 20.000 euros entre los 7.182 euros de un menor de 20 años y los 27.282 euros de una persona entre los 55 y los 59 años, son, al igual que en el caso de las mujeres, atribuibles a cuestiones como la alta temporalidad en este colectivo.

La diferencia entre aquellos trabajadores que tuvieron en el 2016 un contrato indefinido de uno temporal fue de hasta 8.000 euros, siendo el salario medio de los primeros de 24.516 euros y el de los segundos de 16.567 euros. Una brecha que se ha reducido desde el inicio de la crisis, coincidiendo a su vez con el aumento de la temporalidad, ya que en el 2007 era de 12.500 euros.