DIPLOMACIA ECONÓMICA
España dilapida su peso político en los organismos económicos
Rosa María Sánchez
Redactora jefe
Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico 2020. Máster Universitario en Investigación en Periodismo por la Universidad Complutense, en 2023. Profesora en el Título de Postgrado Especialista en Información Económica de la Universidad Nebrija. Colaboradora en RNE.
ROSA MARÍA SÁNCHEZ / MADRID
La irrelevancia de España en la escena internacional se acerca peligrosamente a la nada cuando se trata de instituciones financieras o económicas. En los últimos años se han ido perdiendo puestos de máxima relevancia, ya sea por decisión del próximo interesado (Rodrigo Rato dejó el Fondo Monetario Internacional por “razones personales" el 2007), por asuntos judiciales (Magdalena Álvarez dejó la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones en el 2014, al ser imputada en el caso de los ERE) o por no haber sabido conservar los cargos que han ido venciendo.
EL DRAMA DEL BCE
La pérdida de un sillón en el consejo ejecutivo del BCE en el 2012, cuando caducó el mandato de José Manuel González Páramo, supuso un paso atrás decisivo en la presencia española en organismos internacionales.
Desde entonces, España quedó fuera del tablero de mandos de la resolución de la grave crisis financiera (incluido el rescate español) y de los profundos cambios regulatorios que ha supuesto el nacimiento de la Unión Bancaria.
Entonces, en el 2012 el BCE desdeñó el candidato impulsado por el ministro de Economía, Luis de Guindos, para ocupar la silla vacía de González Páramo. El perfil jurista de Antonio Sáinz de Vicuña (director del Servicio Jurídico del BCE) no fue bien acogido en un ecosistema dominado por economistas.
La próxima oportunidad se presentará el 31 de mayo del 2018, cuando vence el mandato del vicepresidente del BCE, el portugués Vítor Constâncio. "Hay países que ya han empezado a moverse pensando en esa fecha", afirman fuentes conocedoras del proceso. Para optar a estos cargos es fundamental "la capacidad diplomática de buscarte países aliados para que te apoyen en el Parlamento Europeo", que debe aprobar los nombramientos. En los movimientos previos es esencial "hacer lobby" para ganar el apoyo de los grandes estados. "Es cuestión de diplomacia, de negociaciones políticas", que estas fuentes echan en falta en la práctica española.
Tras la oportunidad que supondrá la marcha de Constâncio no se abrirán nuevas ventanas en el BCE hasta el 31 de mayo del 2019, cuando se marchará el alemán Peter Praet, o el 31 de octubre del 2019, fecha en que caduca el mandato del presidente, Mario Draghi. En el abanico de posibles candidatos españoles se barajan a menudo nombres de economistas como José Manuel Campa, Fernando Restoy, Jordi Galí o Luis Garicano.
CARUANA, ÚNICO PRIMER ESPADA
Por ahora, el único puesto de relevancia en las instituciones financieras internacionales corresponde a Jaime Caruana, que preside el Banco de Pagos Internacionales (BIS), en Basilea. Su mandato finalizará en marzo del 2017. Para entonces habrá otro español en el BIS, aunque algún escalón por debajo. El subgobernador del Banco de España, Fernando Restoy, asumirá en enero la presidencia del Instituto de Estabilidad Financiera (FSI), dependiente del BIS.
Tampoco en el FMI existe una presencia española potente. José Viñals dejó en julio su importante cargo de director de Asuntos Monetarios y de Mercados de Capitales para irse al banco británico Standard Chartered.
En el reparto de carteras de la Comisión Europea, España apenas pudo arañar la Comisaría de Cambio Climático y Energía, para Miguel Ángel Arias Cañete. Y el ministro de Economía, Luis de Guindos, vio en julio del 2015 cómo se esfumaba su aspiración de presidir el Eurogrupo. Aquello fue un nuevo fracaso de la diplomacia española, que sucumbió ante la habilidad holandesa desplegada a favor de su candidato, Jeroen Dijsselbloem.
Desde que el exsecretario de Estado de Economía, David Vegara, dejó el Fondo de Rescate Europeo (el Mede y el ESM), ningún español ha vuelto a la institución.
El frustrado nombramiento de José Manuel Soria como uno de los directores ejecutivos del Banco Mundial no hace perder la silla a España. Su puesto será ocupado ahora por el exsecretario de Estado de Economía Fernando Jiménez Latorre.
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