LA ESTRATEGIA POLÍTICA
El PP trata de sacar partido al ocaso de su exvicepresidente
GEMMA ROBLES / PILAR SANTOS / MADRID
La relación de Rodrigo Rato con el actual Gobierno comenzó a deteriorarse cuando el titular de Economía, Luis de Guindos, le obligó a abandonar la presidencia de Bankia en plena crisis de la entidad bancaria. Aquel gesto que se intentó disimular con un anuncio de dimisión de Rato (en realidad forzada), evidenciaba que el presidente Mariano Rajoy dejaba caer sin red a quien hasta entonces fue su amigo, el mismo por el que dio una dura batalla en el seno del Partido Popular frente a Esperanza Aguirre para colocarlo a dirigir Caja Madrid.
El distanciamiento fue a más cuando, hace apenas unos meses, el caso Bankia que se está investigando en la Audiencia Nacional derivó en otro de menor en relevancia económica, pero incontrolable en cuanto a erosión de imagen: el de las tarjetas black. Entonces la dirección del PP, asfixiada por la presión política y mediática, decidió suspender a Rodrigo Rato de militancia, pese a que él se oponía rotundamente a entregar su carnet.
Cuentan dirigentes y ministros conservadores que el exvicepresidente tiró entonces de teléfono e hizo varias llamadas a los que un día fueron sus compañeros pidiendo explicaciones y echando en cara el trato recibido. No disimulaba «su enorme cabreo con el partido», dicen las fuentes citadas. Un «cabreo» que debe ser ahora supino al comprobar que, en las últimas horas, su partido trata de sacar rédito político a su situación (indefendible ante la opinión pública), tras difundirse que se acogió a la última amnistía fiscal y que, además, está siendo investigado por el Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac) y por un juez de Madrid. Lo que se suma al resto de casos que ya llevaba a sus expaldas el exjefe del FMI.
DIMISIÓN DE MONTORO / Para este Gobierno no hay «amigos» que valgan. Esa es la filosofía que intentó vender ayer en el Congreso el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro. Y que repitieron decenas de dirigentes del PP. El ministro trató de restar relevancia a que su amnistía fiscal permitiera que ciudadanos como Rato regularizasen dinero en condiciones ventajosas. Para Montoro, lo importante es que la regularización ha hecho posible detectar posibles delitos y, por tanto, impulsar investigaciones judiciales. A tenor del discurso pronunciado ayer, Montoro no entiende cómo la oposición no aplaude su gestión en este asunto. Y la oposición, lejos de dar palmas, clama contra el Ejecutivo y exige la dimisión del titular de Hacienda. El PSOE denuncia la falta de «ejemplaridad» y exige una comisión de investigación sobre la amnistía fiscal, en la que se haga pública la lista de todos los beneficiados. Esa es su condición para apoyar la nueva ley tributaria, informa Juan Ruiz Sierra.
En todo caso el Ejecutivo no se da por aludido y se define como «implacable» contra la corrupción con independencia del «nombre y apellido» del afectado, como ayer dijo el secretario de Estado José Luis Ayllón.
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