LOS OBSTÁCULOS DE LA IGUALDAD LABORAL

Un muro para las basureras

Denunciante 8 Ana Márquez, la empleada que ganó el juicio contra la discriminación de las mujeres en la recogida de basuras de L'Hospitalet.

Denunciante 8 Ana Márquez, la empleada que ganó el juicio contra la discriminación de las mujeres en la recogida de basuras de L'Hospitalet.

ANTONI FUENTES
BARCELONA

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Las profesiones que eran cosa exclusivamente de hombres han ido derribando sus techos de cristal. Ya es posible ver a mujeres, en algunos casos con una presencia nutrida, trabajando en puestos como el Ejército, la Guardia Civil, la policía, de conductoras de autobús y de metro y pilotando aviones, entre otros empleos. Pero todavía quedan algunos reductos en los que las trabajadoras chocan con el temido muro invisible que impide la entrada o la promoción profesional en ciertos colectivos laborales.

En algunas ciudades es posible ver a mujeres conduciendo los megacamiones de recogida automatizada de basura. Sin embargo, en otros municipios como L'Hospitalet es todavía algo raro de ver. Solo es posible cuando Ana Márquez sustituye a alguno de sus compañeros titulares en la contrata adjudicada a Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).

Después de pleitear con la empresa al considerar que fue discriminada al no poder acceder al puesto de conductor de camión de carga lateral a pesar de haberse preparado para ello y de ganar el caso en el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), todavía carece de una plaza y tiene que conformarse con trabajar algunos días sueltos en los que deja su puesto habitual de limpiadora de grafitis.

El TSJC concluyó en una sentencia ratificada a principios de este año que no encontraba «justificados los requisitos exigidos para la promoción profesional en la empresa», por lo que estimó que existía una «discriminación indirecta por razón de sexo al no poder considerarse que aquel sistema sea neutro, dado que, aun teniendo apariencia de tal, produce resultados discriminatorios sin justificación objetiva». El tribunal se basa en que la aplicación histórica del criterio de antigüedad en los concursos de promociones internas dejaba sistemáticamente a las mujeres prácticamente sin opciones al ser su incorporación más tardía que la del grueso de la plantilla formada por hombres.

El fallo del TSJC confirma una sentencia anterior de un juzgado de lo social -después de un expediente sancionador de la Inspección de Trabajo- en el que se concluye que el plan de igualdad firmado con CCOO y UGT y vigente en la empresa era papel mojado en el ámbito de la promoción en la contrata de L'Hospitalet.

En las últimas posiciones

Los magistrados del Tribunal Superior consideran que la afirmación de la compañía de que había suspendido sin límite temporal la aplicación de los sistemas de promoción basados en la antigüedad para cubrir vacantes definitivas no se transformó en una realidad palpable puesto que las mujeres continuaban relegadas a las últimas posiciones en las listas de candidatos a un puesto.

En el primer juicio, la dirección de la compañía alegó que aplicaba un sistema de promoción con unos criterios pactados con los representantes de los trabajadores, un hecho que para el juez no puede amparar una discriminación indirecta de las mujeres.

Desde que empezó el proceso de la denuncia, la contrata ha ampliado la presencia femenina en el conjunto de la plantilla, aunque «sigue sin haber ni una sola con la categoría profesional de conductora», según denuncia Márquez. Aunque admite que la lucha desgasta, afirma que tiene ganas de seguir reclamando algo que considera «justo» y que ampara la justicia.

Su ilusión no es solo romper el muro que le separa de la ansiada categoría, sino acceder a la mejora salarial que comporta, que puede rondar los 1.000 euros brutos mensuales. «En otras muchas profesiones que antes eran solo de hombres ya hay mujeres e incluso en otras ciudades ya hay conductoras de camiones de limpieza, pero aquí todavía no», lamenta Márquez.