EFECTOS DEL NUEVO MARCO ENERGÉTICO

El sector eólico instala un único aerogenerador en lo que va de año

Vista de un parque eólico instalado a mediados de la década pasada en la comarca catalana del Priorat.

Vista de un parque eólico instalado a mediados de la década pasada en la comarca catalana del Priorat.

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Un solo aerogenerador de apenas 0,1 megawatios (MW) en toda España y adquirido por un particular que vive cerca del parque eólico de Carnota, en A Coruña. Ese es el único pedido entregado durante el primer semestre de este año. Si el 2013 ya fue muy negativo, con apenas 175 nuevos MW instalados, tras el techo de 3.502 en el 2007, el ejercicio actual promete ser catastrófico, según la Asociación Empresarial Eólica (AEE), la patronal del sector.

La potencia total instalada está encallada en 22.970,58 MW y, pese a ello, fue la primera tecnología del sistema eléctrico entre enero y junio, con una cobertura del 23,2% de la demanda y «al precio medio sesmestral más bajo para los consumidores desde el 2010».

La parálisis del sector es la consecuencia más palpable del recorte de más de 1.700 millones este año aprobado por el Gobierno con carácter retroactivo desde julio del año pasado al sector de las energías renovables. La medida ha provocado numerosos pleitos contra España en instancias internacionales y ahora, una vez aprobado hace unas semanas por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, comienza a provocar denuncias por parte del sector nacional. La Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) presentará un recurso contencioso-administrativo en el Tribunal Supremo contra la nueva regulación.

Todos los proyectos acogidos al registro de preasignación del 2009 (cupos) que aún daba derecho a cobrar primas por la producción han quedado en el aire. Un total de 928 MW han renunciado ya al permiso al haberse modificado las condiciones de retribución bajo el que fueron diseñados.

De todas formas algunos se acabarán llevando a cabo «porque les resulta más caro renunciar que realizarlo», según la AEE. «La normativa puesta en marcha a raíz de la reforma energética hace muy difícil que se acometan nuevas inversiones en el país debido, por un lado, a la inseguridad jurídica que supone haber modificado la norma con carácter retroactivo y, por otro, porque el nuevo sistema retributivo no garantiza la rentabilidad razonable de los proyectos», avisan.

En este contexto, la industria eólica ha perdido mucho fuelle, con unos 20.000 empleados en la actualidad, la mitad de los más de 40.000 de su momento más álgido. Una grande del sector, como Acciona, por ejemplo ha optado por replegarse hacia el exterior y vender al fondo KKR un tercio de su negocio de energías renovables en otros países.

A pesar del castigo sufrido, la industria eólica se mantiene con un ritmo de exportación anual de unos 2.000 millones de euros anuales. En el 2013 fue el tercer exportador mundial del ramo eólico del mundo, solo superado por Alemania y Dinamarca. Son credenciales más que suficientes para ser tenidos en cuenta en los planes de reindustrialización que prepara el Ministerio de Industria «Reclaman producción propia, carácter industrial, potencia exportadora... cumple todos los requisitos», reclaman en la AEE.

España ha ido en sentido contrario al resto de países avanzados. Tanto Alemania como el Reino Unido han reducido el sistema de retribución de la eólica, pero «para la potencia instalada nueva», recuerdan fuentes del sector.

Y lo contrastan con la política del Ejecutivo español, que ha aplicado un recorte de unos 1.300 millones para este año solo para la eólica, con efectos retroactivos. Esta política ha sido reiteradamente criticada por la patronal europea, EWEA, que considera que provocará «la desindustrialización y la pérdida de liderazgo mundial».

EUROPA, AL ALZA / Todo ello contrasta con las previsiones para el conjunto de Europa, donde hasta el 2020 se espera que la potencia eólica instalada aumente en un 64% y se generen 100.000 puestos de trabajo. Solo Alemania prevé incrementar en 2.500 MW anuales la potencia instalada. Es un panorama mucho más alentador que el de la otrora potencia verde española.

A medida que se pierde masa crítica y demanda en el mercado propio se pierden fábricas y la cadena de suministro asociada. «En poco tiempo se reclamará nueva potencia y habrá que renovar parques y sería triste tener que importarla», advierten desde el sector.