Adiós al secreto bancario

El Gobierno helvético sabe que deberá asumir el modelo de intercambio automático de datos de la OCDE

Unos trabajadores pasean tras el logotipo del banco UBS, en su sede suiza.

Unos trabajadores pasean tras el logotipo del banco UBS, en su sede suiza.

ROSA MARÍA SÁNCHEZ / Berna (enviada especial)

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El secular secreto bancario de Suiza se resquebraja. El país se prepara para decir adiós a esa tradicional reserva –de origen medieval, elevado a rango legal en 1934– que, durante décadas, ha hecho de los bancos helvéticos el refugio favorito de las grandes fortunas europeas y de dictadores de todo el mundo. Ni las normas antilavado de dinero negro que Suiza dice aplicar, ni el cuestionario al que los banqueros deben someter a los políticos de todo el mundo que llaman a su puerta o a clientes de fortuna sospechosa, han logrado librar al país de su mala reputación como refugio de fondos procedentes de la evasión fiscal, la corrupción o delitos como terrorismo, narcotráfico o prostitución.

Forzado por la presión de Estados Unidos, el Parlamento suizo votó a finales de septiembre a favor de las nuevas reglas que obligarán a Suiza a comunicar a las autoridades norteamericanas los nombres de posibles evasores con cuentas en el país europeo. Bajo la amenaza de impedir operar en dólares a los bancos que no colaboren y de aplicarles una retención del 30%, el Gobierno de EEUU pretende imponer en todo el mundo un sistema de intercambio automático de información sobre cuentas bancarias y no quiere dejar fuera de esta red a Suiza, con 15 de cuyos bancos pleitea por haber aceptado fortunas de evasores.

>> Lea la información completa sobre el fin de la opacidad de los datos bancarios en e-Periódico.