'Plan Las Vegas' reúne a cuatro glorias de Hollywood

Morgan Freeman, Michael Douglas, Robert De Niro y Kevin Klein presentan su primera película juntos, una comedia ambientada en la ciudad de los casinos

Plan Las Vegas

Plan Las Vegas / periodico

IRENE CRESPO

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Robert De Niro (Nueva York, 1943), Michael Douglas (New Jersey, 1944), Morgan Freeman (Memphis, 1937) y Kevin Kline (Saint Louis, 1947) entran en el vestíbulo del hotel Crosby, en el Soho de Nueva York. Un cuarteto legendario que carga con gran parte de la historia del cine de las últimas cuatro décadas. Del buen cine (con más de un traspiés). Entres los cuatro suman nueve nominaciones y seis oscars, (por no empezar el recuento de otros premios) y casi 16.000 millones de dólares recaudados en todo el mundo con las más de 350 películas en las que han trabajado en los últimos 40 años.

Y sorprendentemente nunca hasta hoy habían coincidido en la pantalla. “Aunque tampoco ha sido como trabajar con extraños”, dirá después De Niro, el más parco en sus respuestas. Todos se conocían, aunque no son capaces de decir cuándo ni dónde se vieron por primera o última vez. “Todos hemos tenido algún contacto”, continúa De Niro, “nos hemos ido viendo o sabiendo del trabajo de los otros a lo largo de los años; y eso nos ayudó de alguna manera”. “Les quiero y les admiro mucho a todos”, añadirá Michael Douglas. “Nunca antes se había dado la oportunidad de trabajar juntos y cuando salió este proyecto, no me lo pensé”.

Han tardado en reunirse, pero al final escogieron el lugar, el momento y el tema perfectos para hacerlo: 'Plan Las Vegas' es una escapada a la ciudad del pecado, un clásico masculino desde tiempos de Sinatra, en el que el cuarteto se acabará dando cuenta de cómo pasa el tiempo y de lo poco que les gusta lo que eso significa. “A mí me podían haber dado la guía telefónica como guion y lo habría hecho”, se lanza Morgan Freeman. Le sigue Kevin Kline. “Trabajar con los actores a los que has admirado desde siempre es increíble. Cuanto mejores son los actores con los que trabajas, mejor actor eres tú”.

Rodeados de asistentes, publicistas y perseguidos por fans y periodistas (también fans) que intentan conseguir una foto, un autógrafo o, al menos, un saludo, cruzan el vestíbulo y avanzan hacia la sala donde irán recibiendo a la prensa. “Tenemos suerte de que lo hagan juntos”, comentan los periodistas estadounidenses, que les conocen mejor. No son grandes amigos de las entrevistas y menos de los maratones promocionales que se acostumbran a hacer ahora (los llamados 'junkets'), pero los cuatro, como grandes profesionales, apoltronados en grandes sillones naranjas, se complementan y se irán animando unos a otros con sus respuestas.

Cuanto más mayores, más gruñones

De Niro es, claramente, el que menos ganas tiene de estar ahí. Contesta brevemente, abusando del “no sé, es una buena pregunta, pero no sabría qué decir”, y compensándolo con muchas carcajadas sinceras con todo el cuerpo, riendo los chistes y las gracias de sus compañeros.Douglas y Kline dirigen la conversación durante casi todo el rato, les da menos pereza contestar. Freeman regala frases cortas, contundentes y muy sarcásticas. El más veterano de todos es además el más irónico y eso que hoy se queja poco (“Cuanto más mayor me hago, más gruño”, había confesado a un medio estadounidense días antes).

En ‘Plan Las Vegas’, De Niro, Douglas, Freeman y Kline interpretan a cuatro amigos, “Los cuatro de Flatbush”, como les conocían en el Brooklyn donde crecieron. Como salidos del 'Érase una vez en América' que protagonizara De Niro en 1984, conocemos a esta cuadrilla saliendo a la carrera de una tienda de ultramarinos, tras pegar al malote del barrio y robar una botella de whisky. Fundido a negro. 58 años después. Paddy (De Niro) sigue en Brooklyn, abandonado en su sofá desde que su mujer, también de la pandilla original, murió. Por otro lado, vigilado por su hijo, Archie (Freeman) juega con su nieta y se recupera de un infarto reciente. Sam, “jubilado prematuramente, intenta adaptarse a la vida en Florida”, cuenta Kline. Y Billy, con su bronceado al estilo Julio Iglesias y sus trajes caros, “tiene miedo de hacerse mayor, así que se promete con una chica 35 años más joven que él”, explica Michael Douglas. La sorprendente e inminente boda es la excusa para pasar un último fin de semana loco, un resacón en Las Vegas patrocinado por el Imserso, podría decirse. Pero al llegar a la ciudad en la que se ellos mismos se sintieron el Rat Pack 40 años atrás, se dan de bruces con la realidad: los jóvenes dominan, y ellos son más mayores de lo que creían. 

“Envejecer apesta”, suelta Douglas. “Sobre todo si eres un héroe de acción”, se ríe Freeman. “Yo prefiero ser viejo a estar muerto”, continúa Freeman, quien en 2008 sufrió un grave accidente de coche del que aún tiene secuelas irreparables: el guante compresor que lleva en la mano izquierda, que no puede mover, se lo recuerda constantemente. El resto le ríe la broma. Michael Douglas también, aunque hace apenas dos años que superó un cáncer de lengua. “Creo que es bastante complicado encontrar algo positivo sobre hacerse mayor. Nada, no hay nada. Excepto si tienes hijos jóvenes o nietos. Entonces es maravilloso pasar tiempo con ellos, enseñarles cosas”, sigue Douglas. “Eso será si te escuchan, no se si lo hacen”, bromea De Niro y suelta una de sus risas. Yo creo que lo importante es que la gente joven recoja el mensaje de la película: ¡los mayores somos guays!”, dice emocionado Kevin Kline levantándose algo de uno de esos sillones naranja que les atrapa.

¿Los jóvenes van al cine?

¿Es entonces 'Plan Las Vegas' una película dirigida a los jóvenes? “¡Uf!, no sé. No sé ni siquiera si las generaciones más jóvenes van ahora al cine o no van”, contesta encogiéndose de hombros De Niro. “Creo que Plan Las Vegas es para una audiencia amplia. Pero también, según me han dicho, está dirigida a los 'baby boomers' como nosotros, que al parecer empiezan a volver a ir al cine”. Y todos se encogen de hombros. “Eso he oído –apunta Kline–. Que desoués de años haciendo solo películas para gente de entre 18 y 25 años –“de 14 a 24”, corrige irónico Freeman–, Hollywood está empezando a subir la edad de su audiencia potencial”. Los otros siguen encogiendo los hombros. Ellos no van mucho al cine. Y tampoco tienen mucho contacto con las generaciones más jóvenes. Las caras que ponen al mencionar las redes sociales para hablar directamente con los fans son un poema, una mezcla de “qué son las redes sociales” y “¿sabes con quién estás hablando?”. Casi les entra la risa floja al oír hablar de Twitter. Pero se controlan y la conversación gira ahora sobre los jóvenes. Este cuarteto legendario ejerce, sin complejos, de los veteranos de Hollywood que son. Y empiezan a contar batallitas. Por fin.

“Yo he estado involucrado últimamente en algunas películas como productor y no sé qué pasa con las generaciones más jóvenes de actores estadounidenses, pero muchos personajes se los llevan los actores británicos y australianos –asegura Douglas–. Pasa algo con los actores jóvenes norteamericanos. No sé si es que ven demasiada televisión mala. Lo intentamos, y no encontramos a ningún americano. Por ejemplo, Carey Mulligan en 'Wall Street 2'. Es inglesa, pero el papel debería haberlo hecho una actriz americana”. De Niro le mira, atrapado en el sillón. Solo asiente. Freeman, también. Kline se incorpora: “Me pregunto si es parte del mismo fenómeno que vengo observando, ese de ‘‘¡ah!, voy a ser actor, que parece fácil’. No digo que tengas que estudiar años en una escuela de interpretación, pero hace falta cierto entrenamiento, cierta formación”. “Es cierto”, añade Douglas. “Quizá tenga que ver con todo esta fiebre del 'reality show”.

‘Flashback’ de 40 años: “Antes era diferente”, reacciona algo enfadado Freeman. “Yo tenía 33 años cuando conseguí mi primer papel remunerado. Llevaba desde los 21, cuando salí del ejército, trabajando como actor en pequeños teatros por tres o cinco dólares la función”. “El 'off, off, off' Broadway, claro”, asiente Kline. Los escenarios de teatros alternativos sobre los que empezaron todos, menos De Niro. “Trabajabas ahí y si tenías suerte alguien venía a verte y a darte una oportunidad en el cine. El agente venía a buscarte, no lo buscabas tú, como hacen todos ahora. Lleva tiempo y esfuerzo”, sigue gruñendo Freeman.

Y algo de suerte, reconoce De Niro. “Recuerdo que fui a mi primer 'casting' con 18 años. Tardé mucho en conseguir mi primer papel. También aprendes de los rechazos. Y un día empiezas a tener suerte. En mi caso llegó con Brian de Palma, con una película independiente ['The wedding party', 1969, su debut]”. Se ríen acordándose de sus primeras pruebas, de lo “nerviosos” que se ponían, de lo “malos” que eran. Por suerte y porque lo merecían, ninguno de los cuatro tardó demasiado en olvidar qué era ir a un casting. Hace mucho que vienen a buscarles. Como hizo el director Jon Turteltaub ('La búsqueda', 'Phenomenon') para 'Plan Las Vegas'. Se les llama, se les manda el guion. Y ellos ya hacen el resto. Son Robert De Niro, Michael Douglas, Morgan Freeman y Kevin Kline. Suman muchos premios, películas, millones y años. Muchos años de experiencia. Y la experiencia es un grado, chavales. Dicen desde sus cómodos dos sofás naranjas.