EN LA COSTA BRAVA

El Hotel Sa Punta de Begur (con súper vistas a las Medes) se reinventa sin perder carácter

El emblemático alojamiento (solo para adultos) y su restaurante despegan esta temporada con muchas mejoras

Su oferta gastronómica está abanderada este verano por los menús Domingos de Dalia

Exterior del Hotel Sa Punta de Begur, visto desde la zona de piscina.

Exterior del Hotel Sa Punta de Begur, visto desde la zona de piscina. / Carlos Garralaga

Patricia Castán

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Cuando en 2023 los hermanos Jaume y Josep Font se despidieron de su restaurante hotel Sa Punta, en Begur, sentían la tranquilidad de dejar su tesoro en buenas manos. Descartado el relevo generacional, habían estado buscando a quien valorase todo el ‘caliu’ de un establecimiento que sumaba casi medio siglo de historia en los fogones, y más de tres décadas como alojamiento en un emplazamiento inmejorable con unas vistas únicas a las Illes Medes. Los nuevos titulares son siete socios que comulgan con la magia de ese rincón fabuloso de la Costa Brava, cuya cabeza visible es la también administradora Daniela Mc Lean, y que esta temporada han levantado el telón a su nueva etapa, elevando sus cuatro estrellas.

Han pasado un invierno fraguando cambios, que no son integrales y preservan el carácter, pero que han dado una segunda juventud a este hotel bien integrado en un entorno natural y a solo un breve paseo de las playas de Pals, pese a estar en el término municipal vecino.

La colaboración del estudio de interiorismo Luzio ha devuelto el esplendor a sus zonas comunes, con muebles cálidos, madera clara y fibras naturales, que conviven armónicamente con el encanto de su estructura original, marcada por la amplitud de espacios y el entorno verde. Una enorme recepción y una gran sala contigua encabezada por una nueva barra de bar, donde no faltan cómodos sofás en tonos rojizos y butacas con ratán invitan a la lectura con vistas al jardín.

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Pino emblemático e islas Medes al fondo, protagonizan las vistas. / HSP

Así incluso cuando la Costa Brava bulle de turistas en temporada alta, el hotel restaurante mantiene un ambiente zen al que sin duda contribuye haberlo catalogado como alojamiento solo para adultos (mayores de 13 años). De ese modo, las parejas o pequeños grupos son el cliente más habitual.

La ubicación, a 10 minutos en coche de Pals, Begur y Palafrugell, pero a un paseo a pie de la Platja Gran de Pals, de la de Illa Roja o de Sa Riera en Begur --recorriendo ese emocionante tramo de Camí de Ronda--, es atractiva para viajeros y escapadas en busca de playa, naturaleza, cultura (los pasos de Josep Pla), historia (el patrimonio de Peratallada a Empúries), gastronomía, vinos (Empordà), paisajes, senderos que descubrir y hasta campos de golf. 

Cuatro estrellas con grandes habitaciones

A las riendas de esta nueva etapa se sitúa como directora Sandra Julià, con experiencia en el alojamiento de lujo en Barcelona, y que aquí ha creado un equipo joven pero servicial y eficiente. En Sa Punta conviven el estilo más informal de un cuatro estrellas moderno y marinero, con una arquitectura que invita al descanso.

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Una habitación doble con vistas al mar. / Carlos Garralaga

Se ha mantenido la estructura de 34 habitaciones, marcadas por la generosidad de metros cuadrados (de 27 a 35 metros), y que incluyen seis junior suites (caracterizadas sobre todo por las amplias terrazas-solarium) y dos grandes suites encaradas al mar y con terraza mirador de 60 metros cuadrados. Pero el resto de habitaciones también son grandes (con terraza y dos butacas) y han sido renovadas para dotarlas de parquet, nuevos colchones y mobiliario moderno y minimalista, tanto las que miran al Mediterráneo (y las Medes) como a su tranquilo jardín delantero. Suma puntos también contar con las ‘amenities’ de la firma catalana Nature Bissé.

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Piscina de noche, y restaurante del hotel al fondo. / HSP

En próximas fases, la propiedad prevé algunos cambios más, en la misma línea. No obstante, la característica más destacada de Sa Punta es el bienestar que transmite el conjunto, en cuyos terrenos late una piscina semiolímpica de 25 metros de longitud, con agua salada procedente de la playa de Pals, y jacuzzi integrado en una de sus áreas. Esta fórmula forma parte de su compromiso sostenible para no generar residuos y tener menor consumo energético. Alrededor fluye una gran terraza ajardinada donde tomar el sol o entregarse al hedonismo. No faltan incluso un futbolín y una petanca para distraerse a la fresca.

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Salón común, con barra de bar interior, en el Hotel Sa Punta. / HSP

Para potenciar ese objetivo de bienestar, el hotel propone también clases (con pequeño coste) de yoga en sus instalaciones, con un amplio espacio polivalente que también funciona como luminosa sala de reuniones para hasta 70 personas, y para otras actividades. También hay opción de masajes personalizados en la habitación, con reserva previa.

Un oasis gastronómico

Sin olvidar que el origen de Sa Punta fueron los fogones de Jaume Font, cuyo restaurante ostentó durante nueve años una estrella Michelin, la nueva etapa sigue dando protagonismo a la cocina. Pero en este caso opta por marcar un punto y aparte, con un cambio de nombre y propuesta, más informal y mediterránea. De ese modo se convierte en una opción natural para los huéspedes y clientes de la zona que no quieren desplazarse lejos para las cenas ni desean un gastronómico a diario.

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Terraza del restaurante Dalia. / Carlos Garralaga

El restaurante se llama ahora Dalia, y se basa en el productos frescos de proximidad, bajo el timón del chef Josep Maria Martínez, que ha logrado desplegar una carta solvente, marinera y apetecible a diario. La zona es su despensa, y lo deja patente con los pescados del Mediterráneo más próximo, la carne de Girona o los arroces de Pals.

Más allá del apetito, el espacio ya resulta muy seductor tanto en verano (cuando la mayoría de clientes optan por la terraza rodeada de vegetación y con vistas a la piscina), como en el espacio interior de otoño invierno, con mucho encanto y donde la separación entre mesas da un plus de intimidad a la experiencia.

Entrantes del menú Domingos de Dalia.

Entrantes del menú Domingos de Dalia. / EPC

Por su carta de esta temporada desfilan una selección de tapas clásicas impecablemente ejecutadas y presentadas, un repertorio de ensaladas y verduras (alardeando del tomate del Empordà, o de la calidad de las verduras que brasea para rematar con romesco), unos entrantes variados para que el cliente pueda variar de tercio durante su estancia (de la sopa fría de remolacha con langostinos, a una terrina de foiegras dels Germans Font, hasta una pizzeta de trufa de verano singular), y en la primera etapa del ágape, también figuran diversos carpaccios (a destacar el de gamba roja de la costa con aguacate) y tartars (para carnívoros, o el infalible de atún).

Sus principales tienen un capítulo aparte en los arroces, especialidad del cocinero, marinero o caldoso de mar y montaña, aunque los pescados también son impecables, con guiños a la cocina de los Font del calibre de su Dorada al horno con guarnición.

La guinda a una comida o cena pasa por su repertorio de postres, donde el Cheese Cake debería ser de obligada cata.

Arroz de Pals con bogavante del menú dominical.

Arroz de Pals con bogavante del menú dominical. / EPC

Pero si el comensal tiene una única oportunidad de sentarse a su mesa o hacer una visita expresamente para conocer el nuevo restaurante, la ocasión perfecta la brindan los Domingos de Dalia. Se trata de un menú cerrado por 65€ por persona --28€ en el caso de menú infantil-- que triunfa desde la pasada primavera. Comienza con una copa de champán Moët&Chandon, seguida por tres pases de entrantes (croquetas de jamón, tiernísimos calamares fritos y un dúo de hummus con verduras crudas). El plato principal es un espectacular arroz de Pals con bogavante, que se sirve en cazuela cuadrada, pletórico de sabor a mar. Se remata con la famosa tarta de queso o la de frutas frescas y no incluye el resto de bebidas.

El ritual no sería el mismo sin una bodega llena de sorpresas en su selección de vinos, cavas y champán, aunque abanderan opciones de proximidad, como los de la cercana bodega Mas Geli. Y sin el conocimiento exhaustivo y los consejos de Mario Rios sobre carta y bebidas, tras casi dos décadas en la casa, desde la anterior etapa.

Como opción más informal, el Pool Bar no solo tienta con su coctelería, sino que cuenta con una envolvente terraza donde se pueden pedir a cualquier hora platos fríos (algunos de la carta general) y esnacs. Pero también en las horas de comida y cena incorpora opciones calientes y desenfadadas como la hamburguesa de la casa y algunas tapas.