Viena, una sinfonía de arte, historia y cultura

Pasear por las calles empedradas de Viena es viajar por los siglos XVIII, XIX y XX. Un salto en el tiempo que se materializa al recorrer el Ringstraße, la gran avenida circular que rodea el centro histórico de la capital austríaca. En este anillo histórico, los visitantes pueden descubrir el periodo del clasicismo vienés a través de la Casa de la Música, fascinarse con los encantos de la época imperial que esconden palacios como el Hofburg; y admirar las obras más icónicas de la secesión vienesa en museos como el Albertina o el Leopold. Una buena opción para realizar el recorrido es alojarse en el The Hoxton Viena, que cuenta con una de las terrazas de moda de la ciudad, Cayo Coco. 

Durante el Imperio Austrohúngaro, la capital austríaca se había convertido en el centro cultural de toda Europa. Un hecho que la convirtió en un imán para artistas y músicos de la época, como Mozart y Bethoveen. Un legado que aún vive en sus calles y edificios históricos como el Wiener Musikverein -la sede del Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena- y la Ópera Estatal de Viena. Además, este teatro ofrece la posibilidad de adquirir entradas low cost, permitiendo a los amantes de la música clásica disfrutar de obras como La Traviata o La Bohème a un precio un económico. Estas entradas se venden el mismo día de la función, generalmente a partir de los 80 minutos previos al inicio del espectáculo, y pueden llegar a costar tres o cuatro euros.  

Rompiendo con el clasicismo del Imperio, en 1867 se fundó la Secesión Vienesa. Un movimiento artístico que se oponía a las normas académicas y que buscaba la libertad artística. Conocido por sus retratos, sus composiciones alegóricas y su ornamentación dorada, Gustav Klimt fue el encargado de encabezar el movimiento. Esta corriente artística sigue brillando en la ciudad a través de edificios como el Secessionsgebäude -el lugar de encuentro de los artistas que formaban parte de la Secesión-y en las colecciones que perduran en los museos Belvedere -donde se conserva la mayor parte de la obra de Klimt, como 'El Beso' o 'Judith'- y el museo Leopold -que también incluye algunas de las piezas más importantes y emblemáticas de este período-.