Salamanca, pasión monumental

Al encanto artístico de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, este año se suma, además, la celebración del vigésimo aniversario de la declaración de la Semana Santa como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Paso de Jesús Flagelado por una Plaza Mayor iluminada en la noche del Miércoles Santo.

Paso de Jesús Flagelado por una Plaza Mayor iluminada en la noche del Miércoles Santo. / Óscar García

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Salamanca y su Semana Santa son atractivos por sí mismos, como se puso de manifiesto en la Feria Internacional de Turismo de Madrid, FITUR. La simbiosis entre la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1988, y su Semana Santa, Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2003, supone un auténtico atractivo para los numerosos turistas que visitan la capital del Tormes cada año, pero especialmente durante la celebración de la Pasión. Este año, además, se conmemora el vigésimo aniversario de la declaración de la Semana Santa Fiesta de Interés Turístico Internacional, por lo que esta celebración, que trasciende lo religioso, se convertirá en un reclamo más para el visitante, tanto nacional como extranjero.

La Semana Santa de Salamanca es un valor distintivo, un sello de identidad propia para una ciudad única. De hecho, son muchos los que afirman que es, junto a la Universidad, dos de las proyecciones más importantes que tiene la ciudad. Salamanca es, sin duda, un destino único para vivir la Semana Santa a través de una unión perfecta en la que la belleza de los pasos, las procesiones y las miles de personas que las arropan se funden con un escenario monumental incomparable.

Salamanca es una ciudad de contrastes que acentúan aún más su belleza durante la Semana Santa. El bullicio de las calles en la tarde del Viernes Santo contrasta con el silencio reverente que acompaña a la imagen del Cristo de la Liberación. Son días en los que la afluencia de turistas se mezcla con muchos salmantinos que regresan para pasar estos días en su ciudad natal. Pero es tiempo también de recogimiento, de olor a incienso, de terrazas llenas y sonido de tambores y de cornetas en medio de un escenario patrimonial de ensueño. Todo el que llegue a Salamanca será testigo de la unión entre componentes estéticos, artísticos, religiosos y antropológicos y la idiosincrasia de la ciudad a través de las emociones que se reproducen en las procesiones.

El Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría, frente a la fachada plateresca de la Universidad.

El Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría, frente a la fachada plateresca de la Universidad. /

La Semana Santa de Salamanca es Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2003, un reconocimiento a la belleza de sus desfiles procesionales en un marco sin igual, con un conjunto artístico y un legado histórico de primer orden, que otorga a la ciudad una fisonomía propia para su Pasión. Su monumentalidad acoge a la imaginería de las diferentes cofradías, hermandades y congregaciones. Una imaginería entre la que destacan autores como Luis Salvador Carmona, Mariano Benlliure, Alejandro Carnicero, Bernardo Pérez de Robles, Felipe del Corral, José de Larra Churriguera, Luis Salvador Carmona, Damián Villar, Inocencio Soriano Montagut, Francisco González Macías y otros más contemporáneos como Navarro Arteaga, Romero Zafra o Fernando Mayoral. Además, hay una relación de obras anónimas de gran calidad e impacto visual como el Cristo de los Doctrinos y el Cristo del Amor y de la Paz. Todo ello, en un entorno monumental con elementos que van desde el estilo románico al neoclásico, pasando por el gótico, el renacentista o el barroco y que pueden disfrutarse en calle Compañía, el paseo de las Úrsulas, la Rúa Mayor, el Patio de Escuelas de la Universidad o la Plaza Mayor. “Esta tradición centenaria sigue muy viva en Salamanca y cada vez está más involucrada en la sociedad actual, en el turismo y todo lo que representa para la ciudad”, afirma Francisco Hernández, presidente de la Junta de Cofradías, Hermandades y Congregaciones de Salamanca. No en vano, la cofradía más antigua, la Vera Cruz, data de 1506 y el acto del descendimiento que esta misma cofracía lleva a cabo el Viernes Santo se realiza desde 1615.

La Semana Santa es, en definitiva, un orgullo para la ciudad y un atractivo más para los visitantes, que trasciende lo religioso para convertirse en uno de los principales reclamos de Salamanca. Ahora solo tienes que disfrutarla. Dicen que quien vive la Semana Santa de Salamanca jamás la olvida y en la mayoría de los casos repite experiencia. La unión de una ciudad Patrimonio de la Humanidad y la Semana Santa como Fiesta de Interés Turístico Internacional bien lo merece. 

10.000 cofrades

La Semana Santa salmantina cuenta con 18 cofradías, hermandades y congregaciones que acogen a 10.000 cofrades que transitan por las calles desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección. Son 23 desfiles procesionales en los que la ciudad adquiere una tonalidad única, la que le proporcionan su piedra de Villamayor, presente en la mayoría de su patrimonio monumental, y su iluminación artística. Además, Salamanca presume de acoger a un buen número de cofrades cada vez más jóvenes, y de haber sido pionera en la inclusión de la mujer en las cofradías así como en los turnos de carga para portar los pasos.