Era su primera final de la Champions. Ni tan solo había llegado a soñar con ella cuando eran pequeñas, pero se plantaban en Budapest con la ilusión de una niña el Día de Reyes. Sin embargo, el Olympique de Lyon, ese ogro inmenso repleto de estrellas que dominaba con mano de hierro el fútbol femenino, aplicó la lógica sin ningún miramiento (4-1). El conjunto francés conquistó su cuarta Champions consecutiva con una exhibición de fútbol. El sueño azulgrana se esfumó por la vía rápida. En media hora el campeón ya dominaba por 4-0. No hubo ninguna opción, pero las jugadoras culés nunca se hundieron. Ahí cambió algo.

El aprendizaje: Pagaron la novatada. El Barça era muy inferior a su rival, con años de ventaja en cuanto a profesionalización. Sin embargo, esa dolorosa derrota les mostró el camino.

La protagonista: Ada Hegerberg se mofó del Barça. Una de las caras visibles del equipo francés fue la líder de una rivalidad que sigue latente. En Budapest nacieron las rencillas que aún colean.

EL ONCE DE LA FINAL

La pandemia aún coleaba cuando el Barça viajó a Göteborg para disputar su segunda final europea. Sin público en las gradas, las azulgranas golearon a un Chelsea que no supo cómo reaccionar ante la apisonadora culé. Con cuatro goles, uno en propia puerta y los tantos de Alexia, Aitana y Graham Hansen, el Barça se coronó por primera vez como campeón de la Champions. Era el inicio de algo, no se sabía bien de qué, de lo que no había dudas era de que este equipo estaba hecho para hacer historia.

El estreno: El Barça se deshizo del cartel de novato. Las azulgranas levantaron su primera Champions demostrando que lo sucedido en Budapest les había servido para saber cómo avanzar para convertirse en un equipo campeón.

La protagonista: Vicky Losada, como capitana y portavoz del equipo, levantó la copa más ansiada por las culés. Acto seguido, dio un discurso ante los micrófonos que quedará para la historia. "A mí me hubiese gustado soñar con ganar la Champions desde hace muchísimos años, no desde hace sólo dos, y ahora las niñas lo pueden hacer. Hemos abierto muchas puertas y vamos a seguir abriendo muchas más. Mucha gente no se da cuenta, pero es un paso de gigante"

EL ONCE DE LA FINAL

Una bofetada habría dolido menos. El Barça se plantó en Turín ante el escenario perfecto. Volvían a verse las caras con el Olympique de Lyon, el que les había hecho añicos hace tan solo un par de años en Budapest. Después de esa primera gran derrota europea, se puso la primera piedra del Barça que conquistó la Champions el año pasado en Göteborg. Cerrar así el ciclo. Pero en el Juventus Stadium revivieron la pesadilla, encajando un 0-3 en un abrir y cerrar de ojos que ya no fueron capaces de levantar. Las francesas levantaron su octava Champions a costa del Barça y se llevaron el pulso por la hegemonía del fútbol femenino.

El aprendizaje: El Barça sacó muchas conclusiones de esa derrota. No solo a nivel futbolístico, sino que el equipo vio como la preparación mental y la gestión del estrés debía ser un elemento clave si querían la revancha

La gestión: La derrota cayó como un jarro de agua fría en el vestuario. Era doloroso ver que ese momento que todo el mundo veía que era suyo les era arrebatado. Volvía el Olympique a apartarlas del olimpo.

EL ONCE DE LA FINAL

El Barça espantó todos los fantasmas y volvió a sentarse en el trono europeo. El conjunto de Jonatan Giráldez demostró que había aprendido la lección y consiguió remontar un 0-2 adverso encajado la primera parte para batir al Wolfsburgo con dos dianas de Patri Guijarro como revulsivo y una de Rolfö (3-2). Las azulgranas volvían al lugar del que nunca hubieran querido irse para sumar la segunda Champions de su historia tras demostrar que de los errores se aprende. 

La enseñanza: El Barça volvía a reinar en Europa. Supo reponerse de un resultado adverso, cuenta pendiente desde hace tiempo, y se llevó la corona ante uno de los equipos más potentes de Europa.

La consolidación: El triunfo en Eindhoven debe ser el inicio de una nueva era. Las culés se adueñaron de la corona europea en un año de éxitos que continuó con la consecución del Mundial con España para la mayoría de la plantilla.

EL ONCE DE LA FINAL

Llegó el día de la verdad. Ese momento en el que el Barça debía demostrar que era, no solo un equipo ganador, sino el conjunto de referencia en el fútbol de clubs europeo y mundial. Se reencontraba con el Olympique de Lyon en Bilbao, su bestia negra, en su tercera final de Champions. Jugaban en casa y las azulgranas llegaban en el mejor momento de su historia. Las de Giráldez tenían una oportunidad de oro para demostrar que merecían ocupar el trono europeo, y no la desaprovecharon.

El estadio de San Mamés fue el escenario de un duelo tremendamente igualado, en el que la victoria azulgrana se fraguó por una fe inquebrantable en el trabajo conjunto sabiendo sufrir cuando más apretaban las francesas, y el talento descomunal de sus dos puntales: dos goles en la segunda parte del encuentro, el primero obra de una excelsa Aitana Bonmatí y el segundo de una determinante Alexia que sentenció el partido en el tiempo añadido cuando llevaba poco más de un minuto sobre el terreno de juego, desataron la euforia de un estadio teñido de azulgrana y coronaron al FC Barcelona como el rey indiscutible de la Champions League.

EL ONCE DE LA VICTORIA