Andà p'allá, bobo

Cuando mentir no penaliza y te da votos

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En casa, en su casa y en la mía, lo peor era mentir. Podías hasta sacar tres y cuatro suspensos (como yo) y no te pasaba nada. Bueno, sí, una bronca de papá, pero nada más. Si mentías, las consecuencias no las explicaré porque no hace falta, pero eran muchísimo más graves. Eran de verdad.

Joan Laporta basó su triunfo electoral en la mentira (“si me votáis, seguirá Messi, yo soy el único que puede conseguirlo, los otros no tienen ni idea de cómo lograrlo”) y sigue mintiendo para poder mantenerse en el cargo, no solo insinuando que fichará a Nico Williams sino asegurando que Ilkay Gündogan pidió irse cuando, la realidad, es que le empujaron a irse y, para ello, tuvieron que pagarle sus buenos millones. Millones que ocultaron. Mintieron.

Unos señores

Cuando veo la limpieza, la elegancia, el señorío, el verbo, que luce Víctor Font en su intento de ser presidente del Barça, pienso que no lo logrará. Cuando contemplo al nieto de presidentes, Joan Camprubí (sí, sí, Montal) pienso que está rodeado de demasiados señores, buena gente (y excelentes profesionales), como para ganar. Jordi Termes, novato, nuevo rico, riquísimo, sí me da la sensación de que se atreverá a ponerse las chirucas, arremangarse, pisar el barro y darse de bofetadas con Laporta. Es más, es el único que ha hecho la pregunta del año, jamás contestada: "¿De qué vive Joan Laporta?"

Todo el mundo me merece un respeto increíble. Bueno, todos, no. Los que mienten no me merecen respeto alguno. Y los que han ganando mintiendo y se mantienen triplicando sus mentiras, menos. Pero si después de todo lo que se ha sabido, no ha pasado nada, es evidente que estos señores o están dispuestos a mentir a saco (cosa que no parece importarles nada, cero, a los socios, a los votantes) o no ganarán a Laporta. Ni hoy. Ni el verano que viene. Ni en junio de 2026.

Victor Font, en su comparecencia ante la prensa.

Victor Font, en su comparecencia ante la prensa. / Javi Ferrándiz

Porque a Laporta le importa un bledo seguir mintiendo. Conoce mejor que nadie al ‘soci’. Sabe, lo ha demostrado e, incluso, disfrutado, que mentir da rédito, ventaja, un plus. Es ahora cuando recuerdo una frase, no un aviso a navegantes, no, una sentencia pronunciada por mi amigo Ramon Besa, en la Ser, en el estupendo 'Què t'hi jugues!': “No debemos olvidar, que Laporta fue el primer presidente antisistema, en el 2003 y, ahora, domina el sistema”.

Si estos señores, señores, que también aprendieron en casa, en las escuelas de negocio y en sus empresas, que mentir tiene consecuencias, quieren (intentar, solo intentar) derrotar a Laporta cuando sea, deberán mentir. Y no solo eso, deberán presentarse con una junta que se parezca más a la que tiene (y maneja) Laporta, que a la familia de Bill Gates. Bill Gates también perdería ante Laporta, que solo sería derrotado, de calle, por Donald Trump, Elon Musk o Javier Milei.

Ellos, el camarote

El que se presente debe hacerlo con un Rafa Yuste, jarrón chino, tapadera de casi todo; con un Ferran Olivé, un doctor, un cirujano, capaz de operar la economía del Barça sin ser CEO; con una secretaria, gobernanta, como Manana Giorgadze, que conozca tu vida y te haya empujado hasta la gloria; con un Jordi Finestres, mejor que con un Àlex Santos, que levante el teléfono y convenza, aunque sea con más mentiras; con un Enric Masip, que te sirva de todo, con el que puedas jugar a pádel o utilizar de guardaespaldas y/o chófer; con un Deco, que sepa del negocio, porque vive del negocio; con amigos como Jorge Mendes, André Cury, Fali Ramadani, Raúl Verdú (e, incluso, si tienes un hijo como Guille, aún mejor) y, sobre todo, no se olviden de acudir a las urnas acompañados, protegidos, por un Alejandro Echevarría, el Señor Lobo de 'Pulp Fiction, soluciona problemas, sin tener cargo.

Pero, eso sí, aprendan a mentir, por favor.

Suscríbete para seguir leyendo