Opinión | Apunte

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Publicista

El niño sale esta noche, por Lluís Carrasco

Lamine Yamal, en el partido de la selección española contra Suiza en Ginebra.

Lamine Yamal, en el partido de la selección española contra Suiza en Ginebra. / Reuters

Mi padre era un gran lector... Recuerdo Sant Pol y sus sesiones interminables de lectura. Horas y horas sentado en una incómoda silla del comedor combinando a veces varios libros a la vez. Cuando le preguntaba por qué lo hacía ahí sentado habiendo cómodos sillones en el salón, contestaba que, al hacerlo así, evitaba la tentación de adormecerse por un exceso de confort.

Cuando a mí o a cualquiera de mis cuatro hermanos nos daba por salir de noche, la cosa se complicaba, porque todos sabíamos que no se retiraría a descansar y que seguiría allí con su lectura, sin quejarse, hasta que llegara el último de su camada. Así era él.

Yo no soy tan sabio, ni tan sabio ni tan paciente, pero este domingo viendo el partido de la selección española en este absurdo, evitable y estúpido invento de la Nations League al que solo le falta el apéndice de "Gran Trofeo Campofrío" por su intrascendencia, me vino a la mente mi querido padre. A mí, la selección española, como a él, me la trae al pairo ¡Y no saben cómo! Pero lo que ya no me resulta baladí es lo que se deriva de sus partidos en cuanto a los jugadores del Barça se refiere, con los antecedentes más recientes de lesionados en sus partidos como Pedri, Gavi o Fermín. Y es que esos partidos anodinos de la maldita selección se han convertido en un sinvivir y un quebradero de cabeza…

¿Y qué tiene que ver todo eso con mi padre? Les cuento: Hoy, desgraciadamente, él ya no está para esperarme pacientemente a que yo regrese. Hoy soy yo el que espero a los míos, y esa sensación de intranquilidad tiene muchas similitudes a la inquietud que experimento cuando Lamine Yamal sale de noche a jugar con la selección, e hice como hacía él… En el momento que se decidió el cambio del de Rocafonda, yo respiré aliviado, apagué inmediatamente el televisor y me pude marchar a descansar tranquilo: el niño ha salido a divertirse, no ha pasado nada grave, está sano y ha vuelto a casa. Un día menos de torneítos, un día menos de peligro, un día menos de disparate.

Felices sueños…