El legendario 'Totò' Schillaci se debate entre la vida y la muerte

Con el dorsal 19 a la espalda, un fútbol trotón y sin el 'glamour' de delanteros como Gianluca Vialli o Andrea Carnevale, nadie hubiera podido imaginar que Salvatore Schillaci, Totò, pudiera llegar a convertirse en una leyenda en un abrir y cerrar de ojos. Fueron siete partidos los que jugó en un Mundial de Italia '90 en que parecía condenado a la suplencia. Irrumpió marcando a los tres minutos en el estreno frente a Austria. Marcó seis goles. El último, el que propició el tercer puesto en la final de consolación contra Inglaterra. Y Totò, que parecía tener el mundo a sus pies, volvió a la sombra. No destacó en la Juventus, tampoco en el Inter, y lo logrado en la Copa del Mundo quedó como el sueño de varias noches de verano.

Schillaci, que concluyó su carrera en 1999 en las filas del Júbilo Iwata, tiene ahora 59 años. Y se encuentra desde el sábado ingresado en el hospital Cívico de Palermo. Sufre un cáncer de colón, y en las últimas horas corrió el rumor de que había fallecido. Algo que tuvo que desmentir su familia con un comunicado en redes sociales.

"Nuestro querido Totó se encuentra estable y es monitoreado por un equipo de médicos continuamente día y noche", manifestaron sus familiares este domingo.El mensaje concluía con un «Forza Totò», acompañado de un corazón rojo.

Operaciones

Schillaci, en cualquier caso, se encuentra ingresado en estado crítico tras ser operado dos veces del cáncer de colón que padece.

Criado en un entorno muy humilde de Palermo e hijo de albañil, Schillaci, pese a que la fama siempre le ha perseguido -hace un año, cuando creía que había podido superar su enfermedad, participó en la versión italiana del 'reality' Pekín-Express-, ha tratado de mantenerse fiel a sus raíces. En 2017 no tuvo inconveniente en convertirse en entrenador de menores de edad no acompañados.

Schillaci marcó 132 goles en 303 partidos en su carrera deportiva de clubes. Con Italia, después de aquel increíble Mundial en que se convirtió en el máximo anotador del torneo, sólo fue capaz de marcar uno más, en un partido de clasificación de la Eurocopa contra Noruega. Sí, aquel verano de 1990 fue un sueño que perdura.