Entrevista

Elena Congost: “Mis hijos me preguntan: '¿Mamá, por qué te han castigado por ayudar a tu guía?'"

La dramática descalificación de Elena Congost por ayudar a su guía: "Estoy destrozada"

Mia Carol lleva en brazos a Elena Congost tras recuperarse y atravesar la meta.

Mia Carol lleva en brazos a Elena Congost tras recuperarse y atravesar la meta. / Javier Etxezarreta / EFE

Begoña González

Begoña González

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Elena Congost (Barcelona, 1987) es campeona paralímpica en maratón en los Juegos de Río 2016 y plata en 1.500 metros en Londres 2012. Este domingo regresaba a unos Juegos tras ocho años de ausencia en los que ha sido madre de cuatro hijos. París fue testigo de una montaña rusa de emociones cuando la atleta con discapacidad visual, que estaba a 10 metros de la meta y a más de tres minutos por delante de la siguiente corredora, la japonesa Misato Michishita, quedó descalificada por soltar unos segundos la cuerda para socorrer a su guía, Mia Carol, a quien le fallaron las piernas por los calambres. Un día después, reflexiona con EL PERIÓDICO sobre lo ocurrido.

¿Cómo se encuentra?

Tengo sentimientos agridulces. Por un lado estoy supercontenta y satisfecha por el proyecto de este año, que eran los Juegos. La carrera fue perfecta, controlé el ritmo, iba abriendo espacio por detrás, no me puedo echar nada en cara más allá de que en los últimos kilómetros, Mia me avisó de que no podía. Me decía: “No me estires tanto porque me iré al suelo". Como por detrás no nos estaban cogiendo decidimos bajar el ritmo e ir haciendo. Él estaba fatal y fui ayudándole en la medida de lo posible. A falta de 10 metros empezó a tambalearse, y antes de que se cayera, mi reflejo fue aguantarle. En ese movimiento se me escapó la cuerda de los dedos durante unos segundos y eso incumple la norma. 

¿Cree que es justa esa penalización?

Implementar la norma así hace que se pierda su espíritu. Las normas están para ser interpretadas en el contexto que las rodea. Están hechas para que un deportista no pueda sacar provecho y yo no lo saqué, al contrario, yo tiré del guía durante muchos metros, me paré en seco para asistirle, se me escapó la cuerda y en un instante la recuperé. Es evidente que después de 42km y 3 horas no era el momento de hacer trampas, ni las necesitaba, porque la carrera era nuestra. 

¿Le ha dicho algo a Mia?

No hemos dejado de hablar, más bien. Está destrozado igual que yo, llevamos llorando desde el domingo. Cada mensaje nos llega al corazón. Pero hemos decidido quedarnos con lo vivido, los entrenamientos, los nervios y las risas en la Villa. Llevamos muchos kilómetros juntos. Es un sentimiento compartido. 

Ha dicho en varias ocasiones que le duele que la gente pueda creer que ha hecho trampas.

Sí porque al principio, nada más ser descalificada, algún medio publicó que era porque mi guía entró antes que yo y eso sí son trampas. Yo no quería que a la gente se le quedara en la mente que me habían descalificado por tramposa. Por suerte, todo se ha aclarado y he recibido miles de mensajes que respaldan mi actuación.

¿Qué es lo que más le duele de lo sucedido?

Que me hayan robado esa parte tan romántica de la medalla, la celebración con mi familia, etc. Mis hijos, que son pequeños, estaban ahí y no entendían nada. Me decían: “¿Mamá, por qué te han castigado por ayudar a Mia?”. Hoy lo veo con más calma y algo distinto. Tuve los sentimientos a flor de piel, la rabia, las emociones de la carrera... Mi entrenador me ha dicho que si al final algún día me mandan la medalla, viajaremos a París y nos haremos una foto en la Torre Eiffel porque nos lo debemos. 

Elena Congost llora con su guía Mia Carol al cruzar la meta.

Elena Congost llora con su guía Mia Carol al cruzar la meta. / Javier Etxezarreta / EFE

¿Ha efectuado una queja formal para pedir que le concedan la medalla?

La primera queja la puso el equipo japonés, no los jueces. A mí me dieron el resultado como bueno, al principio. En el momento que me descalificaron, el juez español fue directamente a apelarlo porque era evidente que no había hecho trampas. Pero el juez de la prueba no accedió y ahora el Comité Paralímpico Internacional debe valorarlo. Ojalá algún día alguien me mande esta medalla que considero que es mía y me la han robado.

El Comité Paralímpico Español ha prometido estudiar su caso para ver si es posible concederle la beca.

Lo primero que recibí el domingo fue un comunicado oficial que hicieron donde decían que estaban orgullosos de mi participación y que pedirían que se me diera la beca. Ahora oigo que la beca la tendría. Y que iban a pedir que se me devolviera mi medalla. Pero queda mucho por ver.  

Hace unos años ya perdió su anterior beca tras ser madre y se ha preparado sin ayuda para estos Juegos.

Sí, la perdí. Cuando llegaron las clasificaciones para los Juegos de Tokio, yo hacía cinco meses que había sido madre. Venía de ser campeona en Río 2016 y el Comité Internacional me invitó a participar, pero la Federación Española consideró que no tenía tiempo para prepararme y perdí la beca. He preparado estos Juegos sin ayuda, y ahora que había vuelto y había dado un golpe sobre la mesa para sacarme la espinita y demostrar que estaba bien y que podía hacer bien las cosas, se esfumó todo en 20 minutos. 

¿Cómo fue volver tras haber sido madre de cuatro hijos?

Durísimo a nivel económico y familiar. Cuando haces una apuesta así, tú y toda tu familia ha de ir al 100%. Ha sido muy complicado. A nivel logístico también. Tú solo piensas en devolverles todo ese esfuerzo con una medalla y es lo que más me costó gestionar. Sacarme ese sentimiento de haberles fallado. Pero hoy, más tranquila estoy superorgullosa. Empecé a entrenar el 18 de septiembre, no hace ni un año, porque mi marido me animó a hacerlo. No cambiaría nada, solo pido que se rectifique.

¿Qué viene ahora?

Ahora necesito parar un poco, desconectar, respirar hondo y replantearme todo porque después de un esfuerzo tan grande, siempre hay un bajón enorme, y más con todo esto que he vivido. No sé si me costará más volverme a poner objetivos, también habrá que ver cómo queda todo el tema económico, porque, sino, es evidente, que no me puedo dedicar profesionalmente al deporte. Ojalá se cumpla mi sueño de volver a los Juegos y sacarme la espinita de verdad.