Andà p'allá, bobo

El Real Madrid se arriesga a cabrear a Kylian Mbappé

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Arranca septiembre y ya hicimos la broma de Kylian ¿Mbaqué?, así que no vamos a empezar a dudar y/o reírnos del Real Madrid porque ya se sabe, por el anuncio del Mitsubishi Montero, de 1994, como acaba la historia con el pastor despistado, pero pillo y listo, preguntándole al viajero que se ha perdido en plena montaña con su todo terreno de lujo eso de “y el Madrid ¿qué?, otra vez campeón de Europa ¿no?”

Puede, sí, claro que sí. Puede que el Real Madrid vuelva a ser campeón de Europa. En el fondo (y en la superficie) lo tiene todo, todo, para serlo. Por eso, a veces, pasa que no lo es. Cuando se producen desastres como los que están sucediendo en la Casa Blanca, todo el entorno, siempre favorable (en Madrid, parece que es donde viven los periodistas que jamás se han pegado en el patio del cole, pues no le dan un palo al Real Madrid ni por casualidad) al conjunto blanco no despiertan jamás las alarmas porque siempre acaba arreglándose. Bueno, no siempre. Por eso, cuando dicen que hay tiempo, se olvidan que también hay tiempo para que empeore.

Fuerza contra galácticos

Voy a contarles una cosa que surge de las catacumbas de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, es decir, del mismísimo vestuario de Hansi Flick y su reforzado y reconstruido cuadro técnico, más que de la plantilla azulgrana, que no creo que tenga debates de ese tipo. La gente que ayuda a Flick a tener como motos a los futbolistas culés, nada que ver con los tiempos recientes de Xavi Hernández, están convencidos, muy convencidos, de que van a ganar la Liga. “Hazme caso, Emilio”, me escribió, el pasado martes, uno de ellos, “apuesta 230 euros a que el Barça gana el título, que, a finales de mayo, te darán 1.000 euros”. Papá jamás nos dejó apostar, pero ahí lo dejo.

La creencia de esta gente de fuerza es que nadie, nadie, en la Liga española, entrena más y mejor que ellos. Nadie. Y está creencia se refuerza con el convencimiento (todos ellos son muy expertos en el oficio) de que las estrellas del Real Madrid, que vuelven a tener pinta de galácticos, han empezado ya a pelearse entre ellos. Esos egos serán los que decantarán la balanza hacia los fuertes, que son ellos, los azulgrana. Y no lo dicen, no, por el 12 de 12, ¡ni hablar!

Florentino Pérez presenta a Kylian Mbappé como nuevo jugador del Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu.

Florentino Pérez presenta a Kylian Mbappé como nuevo jugador del Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu. / AFP7 vía Europa Press

Cuando hablo con mis amigos de Madrid que no se atreven a escribir o decir lo que piensa y agradecen que lo diga yo, me aseguran que ni Florentino Pérez ni Carlo Ancelotti ofrecen (aún) síntomas de nerviosismo. Acaban de ganar la Supercopa, tienen a Kylian Mbappé, un estadio reluciente y esto es muy largo. Vale. Pero también me dicen que el equipo no se entrena con hambre, con necesidad y que, de momento, creen que con la enorme calidad que atesoran les dará para ganar la Liga. Les valió para ganar la Supercopa. Vale, puede ocurrir. Y puede no ocurrir.

Flechas sin arco

Tres cosas son fácilmente detectables en este nuevo/viejo Real Madrid. Una, aún no saben cómo jugar y con quien. El tremendo carisma de los blancos, el peso de esa camiseta, el miedo escénico del Bernabéu, les mantiene en su línea de que el Madrid no nota, jamás, la baja de nadie. Se fue Casillas, CR7, Sergio Ramos, Casemiro, Marcelo, Benzema…y no pasó nada. Pero empiezan a temer que Kroos no era un cualquiera. Da la impresión de que siguen teniendo las mejores flechas, pero ya no tienen arquero.

Dos, en ese escoger la manera de jugar, mis amigos cómplices, que temen el castigo divino si lo cuentan, creen que, recuperado Bellingham, el que sobra será Rodrygo, pues el 4-4-2 está cantado. Y, arriba, solo caben y son inamovibles, por más que ‘Carletto’ se haga el chulo y diga que puede quitarlos como a los demás, ya, sí, Vini Jr. y Mbappé. Por eso en las catacumbas de la Joan Gamper resuenan los nombres de megaestrellas como Rodrygo, Güler, Endrick y Brahim, que convertirán aquello en una jaula de grillos.

Y tercera y última, olvídense este ya no es el Real Madrid de Florentino, de Ancelotti, de Bellingham ni de Vini Júnior, al que traspasarán el año que viene al PSG en cuanto gane este año el Balón de Oro. Este es y será, por décadas, el Real Madrid de Kylian Mbappé, que es el bueno de verdad.

Me llegga un mensaje desde el vestuatio del FCBarcelona: “Apuesta 230 euros a que el Barça gana el título, que, a finales de mayo, te darán 1.000 euros”

Es por eso que empieza a mosquear a mucha gente, incluidos miembros del vestuario (y palco) blanco, que Mbappé se pase el partidario corriendo, tirando desmarques, pidiendo el balón con la mirada y sus gestos y no le caigan ni una buena. Nadie mira a Mbappé y esto no puede seguir así o acabará mal. Perdón, peor.

Nadie, absolutamente nadie, se hubiese atrevido a quitarle el penalti que le quitó Vini Jr a Mbappé. Nadie, absolutamente nadie, hubiera osado quitarle la falta que le quitó Valverde. Nadie, absolutamente nadie, hubiera ninguneado, con esos dos gestos, a Cristiano Ronaldo y, sin embargo, se atrevieron con Mbappé.

Esta noche, quién sabe, o a la vuelta del parón, Mbappé, que es el preferido de Florentino Pérez y lo será de ‘Carletto’ (porque le solucionará los partidos antes que Vini Jr.), levantará la voz, con goles, no con palabras. Pero si eso no ocurre pronto, la jaula de grillos se oirá hasta en Canaletas. Y el anuncio del Mitsubishi Montero, que ahora cumple 30 años, envejecerá de pronto.

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