La ronda española

Castrillo, el héroe de Jaca, logra el primer triunfo español en la Vuelta

El corredor del Kern Pharma consigue en Manzaneda una victoria en solitario, que dedica al fundador de su equipo, Manolo Azkona, fallecido el miércoles, en una 12ª etapa sin cambios en la clasificación general.

El Tourmalet: el último reducto mundial de las mascarillas.

Pablo Castrillo, en su victoria en la Vuelta.

Pablo Castrillo, en su victoria en la Vuelta. / UNIPUBLIC / SPRINT CYCLING AGENCY

Sergi López-Egea

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Llegaron a Ourense entristecidos y cabizbajos. Veían por la ventana a los peregrinos, los que buscaban la ruta hacia Santiago donde durmió una parte de la Vuelta, miles de personas que parecen invadir todos los caminos que conducen hacia la capital gallega. Eran los ciclistas del Kern Pharma, los chicos a los que cuida Juanjo Oroz como si fueran sus hijos, porque son los más jóvenes de la carrera. Y estaban tristes porque habían conocido a la hora del desayuno la muerte de Manolo Azcona, 71 años, fundador del equipo y descubridor de ciclistas de talla como Richard Carapaz, Marc Soler y Pablo Castrillo, ganador en Manzaneda, primera victoria española en esta Vuelta.

Guardó la carrera un minuto de silencio en Ourense, con los corredores del Kern Pharma en la posición de los líderes de la prueba porque Azcona era un amante de este deporte, que animaba a los chavales a montar en la bici, porque era navarro y Navarra es sinónimo de éxito cuando se habla de ciclismo y siempre se recuerda a Miguel Induráin.

El Kern Pharma es un equipo pequeño de presupuesto, pero grande de corazón y, sobre todo, un ejemplo a seguir a la hora de cuidar la cantera de la mano ahora de Oroz y también de Mikel Nieve, que cuando se retiró hace dos años, se puso al volante de un conjunto navarro con patrocinador catalán. Ellos deben correr la Vuelta año sí, año no, porque hay cuatro equipos españoles continentales -la segunda división del ciclismo- y sólo dos pueden recibir la invitación de la carrera. El año pasado estuvieron el Burgos y el Caja Rural y ahora le tocaba el turno al Euskaltel y al Kern Pharma, que por su empeño, coraje, inteligencia a la hora de analizar las etapas y por la actuación que están teniendo se merecen estar cada temporada por aquí.

Castrillo, de Jaca -tierra de hombres y mujeres fortalecidos por la montaña-, sólo tiene 23 años, pero está llamado a conseguir más éxitos aparte de la etapa conquistada en Manzaneda, provincia de Ourense. En Jaca también nació en el siglo XIX José María Javierre, luego Joseph Habierre, documentado como el primer español que participó en el Tour por allá 1909.

De su hermano Jaime, que fue corredor y se alistó en el Movistar, pilló la pasión por el ciclismo para hacerse profesional y cumplir la meta que ya no verá Azcona pero que tiene el equipo marcada en rojo; disputar un día no muy lejano el Tour con chavales de la edad de Castrillo y con el objetivo de poder escaparse, atacar a los de la fuga, sufrir hasta el infinito y más allá, para conseguir la primera victoria en la historia de su equipo disputando la Vuelta y apuntar su nombre entre los fenómenos extranjeros que ya han triunfado este año como Primoz Roglic, Wout van Aert y Ben O’Connor, que sigue sin novedad al frente de la clasificación.

Ya lo intentó un catalán de Sant Quirze del Vallès, que se llama Pau Miquel y que llegó a ser tercero en la segunda victoria de Van Aert, bajo el azote del calor en Córdoba, el mismo que se abrazó con Castrillo, con el resto de los compañeros, en un mar de lágrimas y emociones recordando a Azcona. Pero, él tenía que ser el escogido porque era el que más veces lo había intentado y en días en los que sabía que podía gozar del permiso de los que pelean la general, como este jueves camino de Manzaneda, más una autopista que un puerto duro de montaña. “Pensé todo el día en Azcona porque quería ganar para dedicarle la victoria”. Y a bien que lo consiguió. ¡Chapeau!

Este viernes Castrillo podrá descansar porque vuelve el zafarrancho de combate, porque el miércoles en Padrón Roglic, Enric Mas, Mikel Landa y compañía vieron que O’Connor mordía con poca fuerza y esto es deporte, donde los buenos de verdad se convierten en depredadores que intentan tumbar a los rivales como si fueran animales de presa.

Ellos necesitaban algo más que una autopista para tratar de noquear a O’Connor. Ellos quieren carreteras que sean como madera para la chimenea, para que arda la Vuelta y lo pueden conseguir en las cuestas de los Ancares, por la vertiente leonesa, con rampas que alcanzan el 15% y donde sólo los resistentes, los astros de la Vuelta podrán aguantar sin arrugarse durante 7,5 kilómetros de ascensión.

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