Atlético - Espanyol (0-0)

El Atlético se pica a sí mismo y Simeone se infecta ante el Espanyol

El conjunto rojiblanco, que salió con la 'araña' Julián y Sorloth de inicio, fue incapaz de superar en casa a un rival recién ascendido que logró su primer punto

Král y De Paul pugnan por un balón.

Král y De Paul pugnan por un balón. / Mariscal

Denís Iglesias

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Son el Atlético y el Espanyol dos equipos tan distintos como parecidos. Ambos son alternativas al pensamiento dominante, que no necesariamente mayoritario, de las dos ciudades españolas más importantes. Sin embargo, en el tiempo que lleva Simeone en Madrid, desde 2011, el conjunto 'perico' ha visto pasar a 17 entrenadores, el último Manolo González, quien ha llevado de regreso a los blanquiazules a Primera. Una brecha que quedó anulada en el Metropolitano, donde el conjunto 'espanyolista' logró su primer punto a costa de un Atlético inoperante. La 'araña' Julián Álvarez no picó y Simeone se infectó a sí mismo.

Sorloth y Julián contra Joan García

A la tercera, Simeone se convenció de que formar con Sorloth y Julián Álvarez era posible (pero solo una parte). Dos delanteros que pocos equipos pueden alinear a la vez. La virtud de un mercado inalcanzable hace un año y que una jornada intersemanal invoca. La dupla se encontró un Espanyol timorato por la falta de gol y puntos en el que aparecieron tres nombres nuevos con respecto al último partido: Calero, Tejero y Aguado. Al comienzo fueron espectadores de un Atlético avasallador, dispuesto a prolongar la fiesta del triunfo contra el Girona. Aunque la euforia acabaría cambiando de bando.

La fórmula Sorloth-Julián funcionó en el arranque. Uno fijaba centrales, el otro aprovechaba los huecos, aunque en ocasiones se pisaban por la voracidad del remate. El que mordió más rápido fue Samu Lino, quien aprovechó un balón en profundidad servido por De Paul, el mejor de la primera parte, para estrellarla en el palo. La suplencia y el descanso de Griezmann ofrecieron una visión más vertical, pero menos productiva. Los rojiblancos, a golpes y sin acierto, con hasta una decena de remates a su favor sin gol alguno.

Entre Joan García, el palo y la falta de acierto local, el Espanyol creció hasta al borde del descanso con las virtudes de Puado y algún que otro compañero como Kral asomando en la vanguardia. El Atlético se cansó de intentarlo por los extremos, con el firme objetivo de servir a Sorloth y Julián, que escribía intentos entre los ánimos de un Metropolitano enloquecido con cualquier toque los fichajes. Los que han de trasladar a los de Simeone a una nueva dimensión.

Cambios para controlar un balón que no llegó a gol

La pausa de hidratación fue hialurónica para el equipo catalán, que con un larguero de Puado aseguró que estaba ahí. A cada ataque, Sorloth respondía con movimientos de primer nivel que se estampaban contra el espejo de Joan García. A Simeone le gustó tanto la primera parte como la intrusión de las cámaras en las charlas, por lo que puso a calentar a los suplentes antes incluso de llegar a un intermedio que se certificó.

Para Simeone nadie vale más que los suyos, su guarda pretoriana, aunque le traigan mil fichajes. Por eso al descanso revolucionó el once de inicio con la entrada de Griezmann, Llorente y Pablos Barrios en detrimento de Julián, el fichaje estrella, además de Nahuel Molina y Samu Lino. Otra vez la obsesión por el control del balón que se mantendrá durante la temporada.

Pensó Riquelme que había dado el picotazo antes de la hora de juego, pero su tanto fue anulado por fuera de juego, a pesar de que SImeone y Koke animaron al Metropolitano a dar validez al VAR. El último toque fue innecesario. Al límite del tiempo reglamentario se llevaría otro 'orsay'. Las ansias por abrir el marcador. Con jugadores más propicios a tener el balón en el pie no mejoró el Atlético, con muchos metros por delante, algo que intentaron aprovechar debutantes como Cheddira. Aquel delantero marroquí, nuevo fichaje del Espanyol, que sobresalió en el Mundial de Qatar.

Con cada permuta, el Atlético cambiaba de dibujo, como sucedió con la entrada de Reinildo. Es difícil adaptase a tantos remolinos en un mismo encuentro, aunque el mozambiqueño era solución para aportar en ataque frente a un Espanyol manso en ataque, pero que caminaba hacia el importante botín del empate. De nuevo, los de siempre, como evidenció la presencia del revulsivo Correa frente a Sorloth. Como última voluntad, pidió el 'Cholo' "conducir y conducir". Y en el trayecto se estrelló el Atlético para encajar un siniestro difícil de explicar.