Opinión | Apunte

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Publicista

En el nombre de Flick

Hansi Flick sonríe durante la sesión preparatoria del Barça.

Hansi Flick sonríe durante la sesión preparatoria del Barça. / FCB

Nos cuenta Lucas en el Evangelio (Lucas, 9, 51-19), cuando describe el viaje de Jesús a Jerusalén donde será apresado, condenado y muerto, que su enseñanza y seguimiento, si en vez de basarse en el simple análisis y convencimiento humano, lo hace en la fe, ésta se convierte en un motor invencible e imparable hacia la verdad.

Flick, parece dominar la historia bíblica, y uno tiene la sensación de que el míster alemán ha impregnado de fe su provisional e inacabada plantilla como punto de partida. Hoy, y desde sus más embrionarios inicios como entrenador, ya parece conducir un pequeño ejército de jovencísimos e imberbes jugadores que le siguen más allá de la razón, y lo hacen de una forma más ciega de lo que ni los más optimistas podíamos sospechar, como en su tiempo lo hicieran a Jesús los débiles y desfavorecidos, desde Judea a Galilea. 

El mal existe

Hans-Dieter Flick ha caído de pie en su nuevo destino, eso ya no lo duda nadie, pero no nos engañemos, nada ha sido fruto del azar. Flick, sabedor de tener que trabajar de salida en una fase de transición y provisionalidad, ha decidido hacerse fuerte en su fuerte (que es su equipo) sin querer estar excesivamente pendiente de cuanto no depende de él, y decidiendo imponer su dominio sobre el espacio, el tiempo y la comunicación, garantizando así que sus discípulos le acompañen desde el primer día en la ascensión, simplemente “creyendo”, y vaya si lo ha hecho.

Un equipo que nace en la fe, y este Barça parece brotar de esa convicción casi antinatural por el complicadísimo momento que atraviesa, abstraído de todo y de todos como si las guerras de los mercados, agentes y directivos no fuera con ellos, solo puede aspirar al cielo, o así lo ve un servidor que asiste, atónito, a como cuatro veteranos y un sinfín de canteranos parecen haber sufrido una metamorfosis de apego, sacrificio, método y confianza en tan solo unas semanas de conflictivo trabajo.

La fe invita a avanzar aún no viendo el camino, esa es su fuerza, pero que Flick tenga presente que, en nuestra Liga, el mal existe. Y aparecerá.