Andà p'allá, bobo

¿Kylian Mbaqué?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas / ·

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Lo voy a escribir antes de que vuelvan a ganar Laliga con 12 puntos de ventaja sobre el Barça, el Atlético o el segundo que toque y le amarguen la Champions al bellísimo Manchester City, que ha empezado como un trueno con jovencísimos, veloces y desbordantes extremos en cada una de las bandas, que dan un gusto tremendo ver jugar.

Lo voy a escribir antes de que me desdibujen la sonrisa que tengo en mi cara cuando veo jugar a este Real Madrid, que ocho años después (su enamoramiento arrancó en 2017) y 200 millones de euros más tarde, tiene, por fin, en sus filas al que dicen (yo ya empiezo a dudarlo, la verdad) es el mejor futbolista del mundo, el francés Kylian Mbappé.

Lo voy a escribir antes de que ese chico, si realmente es el mejor, marque 52 goles, que, vista como está y en lo que ha quedado LaLiga, es perfectamente posible que, en cuanto arranque, si arranca, se saciará de meter goles, pues está en el Real Madrid.

Sigue el ridículo

Pero como resulta bastante divertido, sobre todo visto desde Barcelona, ver como el poderosísimo Real Madrid, el Real Madrid soñado, el Real Madrid de Mbappé, empata en Mallorca haciendo el ridículo y bostezando sus mejores estrellas durante los últimos 45 minutos, que le echaron una cara tremenda al partido en Son Moix, y, ya ni les digo, viéndoles ganar al Valladolid de rebote, voy a atreverme a escribir que estamos ( y eso, la verdad, siempre les ha importado un pimiento a todos ellos) ante el Real Madrid de siempre, el suertudo, el que gana sin jugar, el que vence de rebote.

Kylian Mbappe y Luis Pérez, durante el Real Madrid-Valladolid.

Kylian Mbappe y Luis Pérez, durante el Real Madrid-Valladolid. / EFE

El partido que se ha cascado hoy el Real Madrid frente al pobre (cariñoso, por descontado) Valladolid, que si hubiese tenido algo más (cosa imposible) les empata y hasta les gana, ha sido una auténtica vergüenza. No porque no ha jugado a nada, que también. No porque ha ganado de chiripa y de rebote, vaya, como suele ganar el 85% de las veces el Real Madrid. No porque no se ha visto ni un solo detalle de Mbappé ni del repeinado Vini Jr., sino porque la actitud que el propio Carlo Ancelotti les recriminó en Palma sigue brillando por su ausencia.

Que después de lo perezosos que estuvieron todos, todos, en Son Moix, el equipo de lujo protagonice un partido como el de hoy ante el Valladolid, es para pensárselo un poco. Insisto, sé que ‘Carletto’ y el soberbio Florentino Pérez están convencidos de que van a ganar LaLiga con una mano, lo sé, pero este arranque es, desde luego, preocupante.

No me extraña (y lo digo con conocimiento de causa) que en el vestuario del Barça se partiesen de risa el otro día cuando vieron que el gran gurú de la preparación física blanca, Antonio Pintus, les hacía entrenarse con máscaras de hipoxia. “Eso es más antiguo que el hilo negro”, me dijeron. “Y, además, no sirve para nada. Bueno, sí, para darse el pegote de que se entrenan muy moderno. Y, no, eso es demasiado viejo como para servir en 2024”.

Sin Kroos, claro

Repito, ganarán, golearán, se saldrán del mapa en España y jugarán la final de la Champions, pero, de momento, están haciendo el ridículo….para ser el Real Madrid de las 321 Copas de Europa. Y, sobre todo, para haber fichado, al final, por fin, vaya, vaya, a Kylian Mbappé, que sigue sin pegar golpe.

Es posible que Mbappé acabe solucionando todos los problemas del Real Madrid, pero lo que no hará el francés es convertirse en lo que era el gran, el único, el perfecto Toni Kroos. La soberbia de ‘Flo’ y la veteranía o sabiduría de ‘Carletto’ les hizo pensar que, de la misma manera que se fueron Ramos, CR7 o Benzema y no pasó nada, se iría Kroos, el metrónomo blanco, y cualquiera haría su trabajo, cumpliría su función y dirigiría la orquesta con idéntico nivel de maravillosa sintonía. Y, no, despreciaron a Kroos, no han buscado otro Kroos y, de momento, viven de la suerte. Ganan de rebote.

Suscríbete para seguir leyendo