MUNDIAL DE MOTOGP

Aleix Espargaró dijo lo que dijo y no tiene derecho a llamarnos mentirosos

A 350 Km/h con Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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El divertido, original, veterano y, ahora, veloz Aleix Espargaró y el equipo Aprilia Racing han tenido, en el arranque del Gran Premio de Austria, que se celebra en el precioso y lujoso circuito de Spielberg, propiedad de la no menos riquísima compañía Red Bull, un comportamiento inadecuado.

En el colegio dirían que “necesitan mejorar”, tanto el veterano piloto catalán, residente en Andorra, de 35 años, ya en los últimos grandes premios de su dilatadísima carrera (se retirará a final de temporada), como el departamento de Comunicación de la firma de Noale (Italia).

Como el mayor de los hermanos Espargaró ha llamado, públicamente, manipuladores y mentirosos a los periodistas españoles que acudimos a su conferencia de prensa del jueves y publicamos, inmediatamente, sus opiniones, creo que tenemos derecho, no ya a defendernos, pues el audio de sus declaraciones es lo suficientemente clarificador como para no necesitar defensa alguna, sino a contar lo que pasó, incluidas sus palabras fuera de micrófono.

Dijo lo que dijo

Cuando te llaman mentiroso, cuando te dicen que solo escribes para conseguir clics en tu web, cuando te tratan de manipulador tienes derecho a contar la verdad, incluso aquello que jamás hubieses explicado. El problema de Aleix Espargaró (no es la primera vez que le ocurre hablando de deporte, política o vida cotidiana) es que tiene un hablar suelto, fácil, divertido y, luego, o se arrepiente, o afirma que le malintepretaron, o, simplemente, se atreve a decir que no dijo lo que dijo, pese a estar grabado.

Espargaró lleva más de 20 años en el Mundial, ha corrido 330 grandes premios, de los que ha ganado solo tres y se ha subido al podio en 12 ocasiones. Ante Germán Garcia Casanova (Motorsport.com), Mela Chércoles (Diario As), Borja González (Cadena COPE) y un servidor, Espargaró, que empezó su disertación diciendo “no opinaré sobre eso (…)” porque “no quiero meterme en líos”, cuestionó que el australiano Jack Miller y el italobrasileño Franco Morbidelli pudiesen seguir en la parrilla de MotoGP en 2025 con buenas motos y no dejasen paso a los jóvenes, como hará él.

Es una opinión, tan válida, como cualquier otra. Ciertamente, su crítica a Miller (“amigo mío, vecino en Andorra, reciente papá y que ama apasionadamente las motos, cosa que ya no me ocurre a mí”) fue menor. O más suave. Con Morbidelli, que ha sido campeón del mundo de Moto2 (2017), que ha sido subcampeón del mundo de MotoGP (2020, por detrás de Joan Mir), que ha ganado 11 carreras de las 184 que ha disputado, fue realmente despiadado.

Aleix Espargaró, emocionado, el día que anunció su retirada.

Aleix Espargaró, emocionado, el día que anunció su retirada. / ALEJANDRO CERESUELA

Al inicio de su disertación, Espargaró no nombró a Morbidelli pero, como dicen los castizos, “blanco y en botella: leche”, pues para definirlo dijo “hay un caso peor (lo que significa que el caso del australiano ya es malo) que el de Miller y es el de ese piloto que acabará en el VR46”. Y, sí, Valentino Rossi (VR46) anunció, pocas horas después, el fichaje de Morbidelli.

Espargaró, que sí acabó pronunciando el nombre del italobrasileño, dijo que ‘Morbi’ había sido derrotado siempre por sus compañeros de equipo “tanto en carrera como en las cronos” y, sin embargo, seguirá teniendo una buena moto ganadora la próxima temporada.

Al acabar la conferencia de prensa, me acerqué a Espargaró y le comenté, con enorme corrección, que “para no querer meterte en líos, la has dicho gorda”. Me contestó, muy amable y correctamente, que no creía haber dicho nada que no fuese verdad. También me dijo que no tenía nada que ocultar. Es más, que le importaba poco lo que opinasen de él los demás pilotos, pues era de los más rápidos.

Espargaró cuestionó que Morbidelli, campeón del mundo de Moto2 (2017), subcampeón del mundo de MotoGP (2020) y ganador de 11 de los 184 grandes premios que ha corrido, pueda seguir teniendo una moto ganadora en 2025

Cuando le maticé si realmente creía que no se iba a liar en el ‘paddock’ al conocerse sus opiniones, Espargaró me insistió en que era su opinión y que me tranquilizara porque “no pasará nada”. Ante tanta seguridad (o desconocimiento del entorno de MotoGP), le dije que solo tenía que esperar unos minutos a que saliesen publicadas sus opiniones, para darse cuenta de lo que ocurriría. Como así fue, incluso en el seno de Aprilia.

Cuando El Periódico, Chércoles y, muy especialmente, Garcia Casanova, que es uno de los grandes periodistas de MotoGP y de los más leídos, pues Motorsport.com es una voz destacada del Mundial, publicamos las palabras textuales de Espargaró, el piloto de Aprilia intentó desmentirlas, de inmediato, en sus redes. Y, no solo eso, el departamento de Comunicación de la firma italiana intentó descalificar a los periodistas, sin lograrlo, pues todo estaba grabado.

Nadie pidió que nos diesen la razón. No la necesitábamos. Insisto, está todo grabado. Si Espargaró y Aprilia se asustaron, podían pedir disculpas, matizar sus opiniones o hacer mutis por el foro. Nadie se lo hubiese reprochado. Pero lo que no se puede permitir, ni tolerar, es que digan que mentimos.

Es lícito decir lo que dijo Espargaró. Lo que no es lícito es asustarse y, en lugar de matizar sus palabras, decir que mentimos, curiosamente, cuando los tres periodistas escribimos lo mismo, pues lo único que hicimos fue transcribir sus palabras.

Se lo advertí

Y yo, personalmente, le dije, cuando le acompañaba mientras abandonaba la sala de prensa de Spielberg, que se iba a calentar la cosa pues “para no querer meterte en líos, la has liado”. Le dije que, tal vez, necesitaría un asesor que le ayudase a afrontar las conferencias de prensa, lo que provocó en él un enfado mayúsculo. “Yo no necesito a nadie, sé lo que digo”.

Aleix Espargaró y Massimo Rivola, su jefe en Aprilia, celebran uno de los triunfos del catalán.

Aleix Espargaró y Massimo Rivola, su jefe en Aprilia, celebran uno de los triunfos del catalán. / APRILIA RACING

Y, ya para concluir, Aleix se despidió de mi, diciéndome que los periodistas que cubrimos el Mundial deberíamos estarle agradecido “porque, el año que viene, cuando yo no esté, no habrá nadie que diga lo que piensa, sino simplemente pilotos que respondan con un sí o un no a vuestras preguntas”.

Cierto, pero eso no le da derecho a llamarnos mentirosos, cuando lo que dijo, le guste o no, está grabado. “Tiene mal ‘timing’ para decir esas cosas”, se limitó a contestar poco después Morbidelli, que, en noviembre del pasado año, recibió una colleja de Espargaró en pista, en un entrenamiento libre de Catar, por ir lento. Espargaró fue sancionado con 10.000 euros y seis posiciones en la parrilla. “Aleix tiene muchos más episodios de los que avergonzarse que de los que estar orgulloso. Me pregunto qué les dirá a sus hijos”, comentó entonces Morbidelli.

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