FÚTBOL

Ancelotti armoniza el juego y el ego de los 'Tres Mosqueteros' del Real Madrid

Partido sobresaliente de Bellingham, buen debut de Mbappé marcando, y Vinicius desequilibró el choque con un par de chispazos

Kylian Mbappé.

Kylian Mbappé. / EFE

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La historia de la humanidad está repleta de episodios protagonizados por la lucha de egos. El último disco de los Beatles, por ejemplo, se tituló, no por cualquier cosa, 'Let It Be' ('Déjalo estar'), y evidenció en su portada el distanciamiento que había entre John, Paul, Ringo y George, al no aparecer una imagen del grupo, sino fotos separadas de sus miembros.

Las concesiones de Carletto

Durante la primera mitad de la pasada temporada, Carlo Ancelotti tuvo que intermediar entre Bellingham y Vinicius porque el brasileño se mostró molesto por recibir alguna orden y/o reproche sobre el césped del inglés, quien había comenzado de forma deslumbrante el curso. Carletto los sentó y limaron asperezas. Se quedó en eso.

Este año ha llegado al corral del Bernabéu el rey de los gallos: Kylian Mbappé. Y la gestión emocional y de egos del vestuario por parte de Ancelotti se antoja un ejercicio apasionante. En este primer partido tocaba estudiar gestos, detalles, concesiones y hasta el lenguaje corporal. Empezó el entrenador traicionándose a sí mismo, ya que siempre hace pagar a los recién llegados lo que los argentinos llaman “derecho de piso”. Pero Kylian no tuvo que pagar ese peaje y fue titular, en detrimento de un Modric llamado a hacer de Kroos ante el Atalanta. Mbappé fue titular, concesión al francés, pero lo hizo jugando de 9. Por tanto, concesión a Vinicius, que era titular en su posición preferida, acostado a la izquierda. Y de paso concesión a Rodrygo, al que le colocó en la derecha y le ahorró jugar en el frente de ataque, donde no luce tanto su arrancada. Todos felices.

En lo táctico pidió a los tres dinamismo, intercambiar posiciones y dar soluciones. A Jude le pidió ser Bellingham y no Kroos, por más que el inglés quiera sumar en la construcción. Al italiano, le cuadra más un 4-2-3-1 que un 4-3-3 en ataque, porque así tiene más cerca al inglés del área. En defensa repliega entre el 4-3-3 y el 4-4-2. Primera apuesta táctica de la temporada. En Varsovia se evidenció, especialmente en el primer tiempo, que saltó al campo un equipo aún cocinado. Pero en la segunda mitad, con el aumento de intensidad y la aparición de los espacios los Tres Mosqueteros (Vini, Jude y Kylian) comenzaron a entenderse hasta desarbolar al Atalanta.

Bellingham, desatado

El partido ofreció un desempeño sobresaliente de Bellingham, que se movió con criterio tratando de dar al equipo lo que necesitaba y se desató en la segunda mitad. Kylian Mbappé comenzó tímido, aparcando el egoísmo para no robar protagonismo a sus ilustres compañeros, que lo buscaron en cada llegada al área, conscientes de que los focos estaban en él. El segundo gol fue una buena muestra de ello, con Vinicius buscándole en un primer pase y Bellingham asistiéndole después para anotar su primer gol blanco. Vini, por su parte, se mostró indolente en la primera parte y eléctrico en la segunda. Suyo fue el chispazo en el gol de Valverde, justificando los galones que le dio Ancelotti al colocarlo en la izquierda, y él comenzó también la jugada del gol de Mbappé. Sigue siendo desequilibrante.

Pareciera claro que los ‘Tres Mosqueteros’ (Vini, Jude y Kylian) van a ser inamovibles para Ancelotti y la duda reside en saber quién oficiará de D’Artagnan. Arranca con ventaja Rodrygo, pero al brasileño le amenazan Brahim, Arda Guler y hasta Endrick. En este primer asalto, Goes, que tiró al larguero en la última jugada de la primera parte, no ofreció un partido convincente ante la solidaridad de este Atalanta coral.

El día que murió Brian Epstein, mánager de los Beatles, Lennon advirtió: “Siempre pensé que allí se acabó todo”. Florentino Pérez puede estar tranquilo porque el Epstein madridista, Carlo Ancelotti, aún dispone de un par de temporadas para armonizar el juego y domar el ego de sus estrellas.