Opinión | INDUSTRIA DEL DEPORTE

Marc Menchén

Movistar+, DAZN y el racional que hay tras el fútbol

Gran Premio de Alemania de MotoGP

Gran Premio de Alemania de MotoGP / EFE

 Cada equis tiempo se anuncian nuevos contratos de televisión, y uno a veces no sabe si una plataforma ha perdido los derechos o directamente ha renunciado a ellos. Este verano estamos viviendo una situación similar con las retransmisiones del fútbol europeo en España, y los movimientos que se han producido nos ayudan a entender cuál es el racional de cada una de las compañías. El fútbol es el producto estrella para ganar suscriptores en este país, pero las competiciones dentro de la oferta varían mucho en función de la estrategia de cada uno.

Empecemos por Movistar+, el actor de referencia en el mercado español y el que acumula una mayor inversión anual en derechos audiovisuales. El servicio de Telefónica poseyó durante muchos años la práctica totalidad de las competiciones futbolísticas que podían catalogarse como premium. Uno sabía que en sus canales podía encontrar LaLiga, pero también la Champions League y, si un día andaba ocioso, engancharse a un duelo de la Premier League, la Bundesliga o la Serie A. Hasta hoy. Ha habido muchos cambios, y probablemente todos sean fruto de una misma reflexión. ¿Su suscriptor puede sobrevivir sin esos partidos random y seguir pagando lo mismo sin que sienta que ha perdido algo? La respuesta sea probablemente que sí.

Movistar+ ha decidido concentrar todos sus esfuerzos en cuidar las apuestas por LaLiga y la Champions League, al tiempo que se ha asegurado un partido de la Premier League cada jornada. Podríamos decir que es lo esencial que un consumidor mainstream necesita en España. Necesitamos ver a nuestro equipo el fin de semana y en la intersemanal si compite en Europa, pero podemos vivir sin el resto de las ligas europeas porque nos faltan horas de ocio y nos sobran impactos y clips en redes sociales.

La compañía, además, ha encontrado un aliado potente en DAZN. Telefónica ha decidido que este año no quiere ser el dueño de la Premier League y la Serie A en España, igual que ya decidió con la Ligue 1 y todo apunta a que pasará con la Bundesliga. Los datos de consumo deben indicarles que no pierden suscriptores con esa renuncia y se ahorran muchos millones.

Todo lo contrario de lo que sucede con la OTT británica, que sí ha decidido poner el foco en dos comunidades de aficionados muy concretas: motorsport, con Fórmula 1 y MotoGP como pilares, y los amantes del fútbol, ya que en su haber tiene cinco partidos de LaLiga por jornada y las principales ligas internacionales. ¿Su ventaja? Tiene acuerdos con Telefónica y Orange para acceder a ese consumidor mainstream que busca ese extra, al tiempo que accede a ese público que no quiere pagar el peaje del pack fibra, fijo y móvil de las telecos.

El acantilado del Mundial de Saudi 2034

Quién sabe si será una metáfora de lo que puede acabar sucediendo en una década, pero lo cierto es que ha sorprendido y mucho el dossier de la candidatura de Arabia Saudí para el Mundial de fútbol en 2034. Los Juegos de París 2024 han hecho bandera de la sostenibilidad en las inversiones, dando uso a instalaciones deportivas existentes o construyendo en barrios donde quedarán equipamientos públicos. El Mundial de Norteamérica 2026 hará gala de los colosos del deporte y el entretenimiento que dan vida a sus grandes ligas, mientras que la edición de 2030 con España como epicentro también pone el foco en modernizar estadios existentes y con una probada capacidad de dar sentido al aforo contemplado en las reformas.

Arabia Saudí, en cambio, proyecta estadios de más de 40.000 espectadores, con ideas futuristas como situarlos al filo de acantilados o con modernos diseños, pero que chocan con la realidad de una liga doméstica que no pasa de los 10.000 asistentes por partido. Una inversión milmillonaria y un gran interrogante. ¿Diez años y un Mundial pueden cambiar esa situación o, como el Estadio Neom, su apuesta está al borde del precipicio?

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS