JUEGOS OLÍMPICOS PARÍS 2024

Ellas y ellos

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Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Las noches olímpicas, a veces, deparan situaciones como las de ayer cuando las reinas de España, es decir, las campeonas del mundo de fútbol y nuestras auténticas chicas de oro, esas de las que no duda nadie, coincidieron en el horario más estelar con los reyes de Estados Unidos, los chicos de la NBA, de los que todavía se duda menos en el país de las barras y las estrellas.

Fueron, por descontado, dos partidos totalmente distintos. Sí, claro, también son dos deportes totalmente diferentes. Lo que no cambia es que las dos formaciones son las mejores del mundo. Las chicas de oro tuvieron su peor día, noche y partido en meses, en años, y se vieron (muy) superadas por un Brasil pillo, casi, casi, tramposillo, pero terriblemente eficaz que, tal vez, aprendió de la derrota que España le infringió en la fase previa. Lo de Estados Unidos, de verdad, es puro espectáculo, show, son los Harlem Globetrotters. Y lo saben.

Una mala noche, ya está

Ellas saben que España entera las considera puro oro. No había dudas de que esas muchachas iban a seguir caminando por la senda dorada, pero empezaron metiéndose un gol y les entraron las dudas. Brasil jugó al contragolpe y le salió. Jugó a parar el partido con todo tipo de trampas y le salió. El papel de Lorena, su extraordinaria portera, fue, de verdad, lamentable. Jugó, dicen, lesionada y se pasó más tiempo tumbada en el césped que parando. O casi. Estuvo sensacional en sus dos trabajos: parar y hacer cuento.

La delantera brasilera Gabi Portilho celebra con compañeras su gol ante España durante la semifinal femenina de Fútbol, en los Juegos Olímpicos París 2024

La delantera brasilera Gabi Portilho celebra con compañeras su gol ante España durante la semifinal femenina de Fútbol, en los Juegos Olímpicos París 2024 / EFE/Kiko Huesca

Las campeonas creyeron en la victoria incluso perdiendo por dos y tres goles. Lo intentaron todo, pero no era su noche. A todas las campeonas/es del mundo les sale un mal día. Cierto, a ‘la Roja’ femenina le salió en un momento muy inoportuno y no diré, no, que lo pueden arreglar ganando el bronce, porque ellas iban a por el oro. Es evidente que ganar el último metal las mantendrá en lo más alto, pero ellas, que están (casi) hartas de ganar, ahora, se sienten unas perdedoras. Y lo son, sí.

Diez minutos más tarde acabó la antepenúltima exhibición de los ‘USA boys’ o no tan ‘boys’ porque LeBron James tiene 39 años, Stephen Curry va camino de los 37 y Kevin Durant ya suma 35. ¿Y?, da igual. Ellos se saben las estrellas del equipo norteamericano, junto a Simone Biles y sus amigas, y juegan para no defraudar a la audiencia norteamericana, que se vuelve loca, loca, con sus partidos.

LeBron James en el partido entre Serbia y Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de París 2024 en el estadio Pierre-Mauroy en Villeneuve-d'Ascq

LeBron James en el partido entre Serbia y Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de París 2024 en el estadio Pierre-Mauroy en Villeneuve-d'Ascq / Denis CHARLET / AFP

Ellos, tan norteamericanos, tan amantes del ‘show business’, creadores del mejor ‘show business’ que existe, se visten de barras y estrellas, que es lo que más les gusta de esta vida, cogen el avión y van a recoger el oro. Eso sí, tratando de demostrar que no se fian de nadie, intentando ser más NBA que nunca y, sobre todo, divirtiéndose en cada segundo, en cada jugada y en cada partido.

Arrascar, no ganar

"Será interesante ver cómo trabajamos porque, en París, estarán los mejores", dijo Kevin Durant antes de subirse al avión que le conduciría a París. "Me motiva mucho ganar una cuarta medalla de oro, pero también quiero que mandemo un mensaje: somos el equipo dominante. Hablo de ganar todos los partidos por 40 ó 50 puntos de diferencia".

Vaya, anoche fallaron, ganaron 'solo' de 35 a Brasil, en el partido que les metió en semifinales, donde se enfrentarán a Serbia, a la que ya apalizaron por 26 puntos en la fase previa. Ellos son así. Y ellas, también, aunque anoche les tocó perder. Por mucho y bien. Perdón, mal.