La tradición que respalda al mediofondista Mohamed Attaoui

Isidro Solórzano, José Manuel Abascal, Tomás de Teresa y ahora Mohamed Attaoui. Hace medio lustro que los montañeses tienen algún mediofondista de categoría mundial como referente deportivo. Solórzano, apodado el Tigre, llevó al límite su poderosa zancada desde la ceniza de Sniace y el arenal de Liencres al flamante tartán del legendario Vallehermoso de los setenta, para situarse en el entorno del minuto y 47 segundos en los 800 metros, toda una proeza hace ahora medio siglo.

De Teresa fue el primer español por debajo de 1.45 en los 800 metros y en los 90 se trajo la plata del mundial en pista cubierta de 1991 a su casa en Santoña. Antes, en los 80, Abascal también corría la doble vuelta a la pista, pero solo como puesta a punto para el 1.500, en el que sacaría un bronce en Los Ángeles-84, únicamente superado en los Juegos californianos por la armada británica de Sebastian Coe y Steve Cram tras el desfonde de Steve Ovett.

El corredor de Alceda lograba la primera primera medalla olímpica del atletismo español en pista, un trabajado metal para el atleta que corría con el tronco ligeramente inclinado hacia delante, como el esforzado pasiego subiendo la braña pindia con el cuévano a la espalda.

Una vida mejor

Sus familiares emigraron en busca de mejor vida a Alemania y al joven José Manuel le tocó un duro internado en Zaragoza. De allí paso a entrenar con el mister culé Gregorio Rojo en la Residencia Blume de Barcelona. Cuarenta años después de aquel bronce que cimentó el prestigio del 1.500 español (José Luis González, Fermín Cacho, Reyes Estevez, Andrés Díaz, Juan Carlos Higuero…), Abascal puede que ya tenga sucesor en Cantabria.

Attoui se crió en Beni Melal, un valle del Atlas Medio en el centro de Marruecos. Su padre emigró en busca de una vida mejor y se asentó en Torrelavega cuando encontró trabajo en la construcción. Pudo traer al Mohamed de apenas seis años junto a su madre, dos hermanos y una hermana. Un cáncer se lo llevó y de paso el sustento familiar cuando el adolescente Mohamed contaba con 13 años, tan enfadado con el mundo que mandó todo a paseo, incluidos los entrenamientos en la vieja y maltratada pista de Sniace junto a sus hermanos.

En el top-10 de 800

El club Atletismo Torrelavega y su entrenador, Raúl Gutiérrez, les echaron una mano e hicieron lo posible para que Mohamed volviera al redil atlético. Su talento natural destacaba tanto que el mayor se puso a trabajar para que su hermano no dejara de correr.

En 2022 obtuvo, por fin, la nacionalidad española y su primer éxito internacional no tardó en llegar con una plata en 1.500 en el Europeo sub-23 del pasado verano en Finlandia. A punto estuvo a continuación de pasar a la final del Mundial de Budapest en 800 metros. Ahora, con 22 años, acaba de meterse en el top-10 de todos los tiempos en los 800 metros tras su carrerón la reunión de Mónaco del pasado mes de julio, con un registro (1.42.04, récord de España) mejor incluso que la vieja plusmarca del presidente de la Federación Internacional (WA) Sebastian Coe. 

¿Sucesor de Abascal?

Attaoui es ahora el sustento de la familia, tiene un nuevo patrocinador – una firma suiza de material deportivo- y entrena en Saint Moritz con el grupo de Thomas Dreissigacker en el que figuran 17 atletas que ahora mismo compiten en París. Mohamed y Raúl hablan todos los días.

"En una carrera táctica tiene muchas posibilidades de aspirar a todo. Es un muchacho sencillo, no tiene ni coche, y va superando su timidez. En la pista es un killer y puede ganar a cualquiera. ¿Sucesor de Abascal? Puede ser. Sí que le visualizo corriendo el 1500 en Los Ángeles dentro de cuatro años", afirma su descubridor y protector.

Afirmación que corrobora Ramón Torralbo, el técnico de la doble medallista olímpica Ruth Beitia. "Tiene mucha calidad. Obviamente, le falta experiencia, pero lo tiene todo para triunfar en el 800 y si se lo propone en 1500. Letal en cualquier carrera táctica y ahora con su marca en 800 también en una rápida".