APUNTE

El éxtasis de 20 centímetros, por Lluis Carrasco

Noah Lyles, dels complexos a l’olimp de la velocitat

Noah Lyles, dels complexos a l’olimp de la velocitat

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

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Nos disponíamos en casa a ver la que se considera prueba reina del atletismo mundial: los 100 metros lisos olímpicos.

Como en muchos hogares, mis hijos y yo mostramos nuestros favoritismos y preferencias, que si el americano, que si el italiano, que si qué sé yo…

Y vimos que, claramente, uno de ellos destacaba por su peculiaridad, su forma de mostrarse ante las cámaras y un cierto histrionismo personal: Noah Lyles.

Todos mostraron enseguida su más absoluto rechazo hacia el norteamericano al considerarlo un “notas” y un fantasma, yo les hice entender que esa, en realidad, es una actitud muy estudiada para hacer ver al mundo y también a sus rivales quién acapara la atención de la prueba antes de producirse, una forma de decir “aquí estoy yo”, una forma de presionar e impresionar, una forma de empezar a ganar.

Y lo hizo.

Pobre jamaicano

Thompson, el jamaicano, lideró toda la carrera hasta el final, o mejor dicho hasta 20 cms antes de ese final. ¿Se imaginan? 99 metros y 800 milímetros en la gloria infinita, y un golpe de pecho de Lyles en la mismísima línea te privan de gloria eterna y te sumen en la miseria, con una medalla de plata en tu pecho, cierto, pero por 5 milésimas pasas del oro al hoyo. 

¿Y ahora?

Pues pasará lo previsible mal que nos pese, Noah Lyles será primero por siempre y para la historia, y el segundo, ese pobre jamaicano, en pocos días no será ni un vano recuerdo. Ejemplos no nos faltarían. Si ahora bajase a pasear por la playa y preguntase por el rutilante triunfo de España en la Eurocopa, más de la mitad de encuestados, qué triste, no serían capaces de decirme con absoluta y total seguridad el finalista, y lo mismo pasaría con el subcampeón de la Copa América, después del enésimo triunfo de la albiceleste de Leo Messi. Exactamente lo mismo.

Mísero deporte… Esa bola que bota en la línea, ese talón que rompe el fuera de juego, o esos 20 cms, solo 20 en cien metros de gloria, que te encumbran al cielo o te envian por siempre al infierno del olvido.

Gracias por todo, Kishane Thompson.