Atletismo

Muere Mariano Haro, el ‘León de Becerril’ y símbolo del atletismo español

Tenía 84 años padecía diabetes y fue el atleta de fondo más grande en la España de los 60 y los 70 antes de dedicarse a la política y ser alcalde de su pueblo por el PP.

Fallece la leyenda del atletismo español Mariano Haro a los 84 años

JON BARANDICA

Sergi López-Egea

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Desde que en 2019 sufrió un ictus Mariano Haro, fallecido este sábado en Palencia a los 84 años por las complicaciones de la diabetes que parecía, era reacio a comunicarse con la prensa. En Becerril de Campos, un pequeño pueblo palentino de menos de mil habitantes seguramente nunca más habrá un atleta tan grande e importante como fue Haro hace 60 años. Tanta popularidad tuvo en su localidad natal que hasta llegó a ser alcalde entre 1999 y 2003 por el Partido Popular. Hasta que se enfadó con el PP y se pasó a la oposición, de derechas, por supuesto.

En su época de gloria deportiva, cuando se identificaba a un corredor, lejos de llamarlo 'runner', la gente le chillaba: "Mira, un Mariano Haro". Hasta una vez confundieron al legendario corredor cuando entrenaba por la Diagonal de Barcelona, antes de afrontar uno de tantos croses que ganaba con enorme facilidad. Llegó a ostentar los récords de España de 3.000, 5.000 y 10.000 metros. En una época olímpica como la actual, Haro rozó la medalla en Múnich 1972 cuando logró un cuarto puesto que se vivió con la misma intensidad como si hubiese subido al podio.

La visita de EL PERIÓDICO

Hace 18 años, EL PERIÓDICO visitó al legendario deportista en su casa de Becerril. Todavía vivía su padre, con más de 90 años, y todas las tardes iba al bar del pueblo, donde una vez se lió a perdigonazos con un vecino al que hirió levemente en la cara. Haro caminaba por el bosque en vez de correr. Atrás ya habían quedado sus años de gloria deportiva. “Corrí 180.000 kilómetros en mis tiempos de atleta”, confesó en aquella ocasión.

Había nacido en Valladolid pero Becerril de Campos, en Palencia, era su pueblo, hasta el punto de que deportivamente lo conocieron como ‘El León de Becerril’. La sala de estar de su chalet en Becerril era un museo. La vitrina escondía recuerdos deportivos, que se confundían con sus distinciones políticas. Haro explicó su vida y trató de no esconder nada. Recordó cómo con 19 años iba todos los días en bici a tirar de la carretilla de una azucarera, aunque tenía la costumbre de descabalgar del sillín y correr a pie agarrando el manillar. De cómo se zampó un plato de alubias antes de presentarse en Palencia a la primera prueba atlética en la que participó. Llegó, vio y venció. Era el 19 de marzo de 1959. Nacía una estrella.

El duelo con Lasse Virén

Durante dos décadas Haro siempre estuvo delante, tantas veces segundo, el más regular, pero el desafortunado que siempre encontraba un eventual rival que lo batía en el último suspiro. Los 10.000 metros y el cros -cuatro veces segundo en el Mundial de la especialidad entre 1972 y 1975- fueron sus pruebas más estimadas. En los 10.000, consiguió su mejor registro en 1972 (27.48.02 minutos). "Fue la quinta mejor marca del año"Con 36 años participó en los Juegos de Montreal. "Viendo los contratos y los premios que se pactaban décadas después, puedo asegurar que habría ganado 2.000 millones de pesetas”.

El atleta Mariano Haro.

El atleta Mariano Haro. / EFE

Haro vivió sus años atléticos en una época en la que el hambre todavía se apoderaba de la España interior; por eso, en los encuentros internacionales realizaba sus trapicheos. "Recuerdo que compraba caviar a los rusos y luego lo revendía"En los Juegos de Múnich adquirió una cámara de fotos y le dio por apretar el disparador en la villa olímpica enfocando hacia las ventanas donde dormía la delegación israelí. "Aquellas fotos me las publicaron". Fueron otro testimonio de la matanza de 1972.

El cambio de sangre

Eran años en los que Lasse Virén, astro finlandés, se cruzaba en el camino de Haro. Casi siempre caía derrotado ante el poder del nórdico, una hegemonía que tenía un secreto. "Todos sabíamos que se cambiaba la sangre cuando la mayoría de los atletas españoles solo le dábamos al bistec y a la vitamina C". Eufemiano Fuentes todavía era alumno de bachiller cuando Haro volaba sobre sus zapatillas.

A los 37 años decidió retirarse y como Forrest Gump en la película decidió frenar de golpe y no correr nunca más. Dos matrimonios, cuatro hijos, varios nietos y una época de alcalde hasta que en 1999 se enfadó con la dirección provincial del PP, siete años después de que fuera arrestado por la Guardia Civil tras una discusión en el bar. "Mucho Cointreau. Nunca más lo volví a probar. Un vecino, que ahora es un amigo, y yo discutimos. Veníamos de cazar y llevábamos las armas. Vi que él sacaba un cuchillo y yo quise disparar la escopeta al aire, con tan mala fortuna que un perdigón le alcanzó en la cara", explicó en 2016. Haro, en el deporte y en la política, Haro siempre fue una persona de carácter.