EL FUTURO

Una generación brillante para ganar una Eurocopa y seguir soñando con más en el futuro

La insultante juventud de Lamine y Nico, y la prematura madurez de gente como Rodri (28), Fabián (26), Dani Olmo (26), Mikel Oyarzabal (27), Mikel Merino (26) o Unai Simón (27) garantizan la competitividad de una selección con un futuro esperanzador por delante

El artista TVBoy pinta un mural pidiendo respeto para Lamine Yamal y Nico Williams

El artista TVBoy pinta un mural pidiendo respeto para Lamine Yamal y Nico Williams

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Antes de que el francés François Letexier señalase el final del partido, España ya había ganado el torneo, independientemente de lo que ocurrió después. Porque la selección apocada y discreta que llegó a Alemania se ha terminado convirtiendo en un equipo deslumbrante y poderoso que, y por encima de todo, tiene un futuro excitante por delante. De oruga a mariposa.

La irrupción majestuosa de Lamine y Nico Willliams, que han celebrado sus 17 y 22 años en las horas previas a la final, augura un futuro prometedor a España. Pero esa apuesta ya estaba ganada desde que Luis De la Fuente se sentó en el banquillo de la absoluta, porque el de Haro abrió las ventanas del vestuario y dejó que entrase aire fresco. Además de Lamine y Nico, se han asomado al equipo Fermín (21) y Cubarsí (17), jóvenes que ya tienen peso en el Barça y que seguramente crezcan con Flick en el banquillo.

Gran jerarquía

La irrupción de los jóvenes es destacada, pero aún lo es más la jerarquía que han mostrado futbolistas que se desenvuelven con una enorme madurez para su edad. Rodri (28), Fabián (26), Dani Olmo (26), Mikel Oyarzabal (27), Mikel Merino (26), Le Normand (26) o Unai Simón (27) están lejos de alcanzar la treintena todavía y ya atesoran un experiencia y una personalidad futbolística que garantiza que España estará peleando por los títulos durante el próximo lustro, si no década.

De la Fuente advirtió el día que se hizo cargo de la absoluta: “Comienza una nueva etapa en la que miraremos adelante”. Marcaba con ello una hoja de ruta muy clara. Salvo excepciones prodigiosas como la de Lamine, la selección tiene un núcleo duro de jugadores que salieron de las inferiores y ganaron títulos en ellas, y así seguirá siendo los próximos años.

El caso de Jesús Navas es excepcional, a sus 38 años, pero a De la Fuente sí le gusta contar con veteranos que tutelen el crecimiento de los jóvenes. Gente como Carvajal, Morata o Nacho. Ellos ponen el contrapunto a esta España del ‘piedra, papel o tijera’ que aporta frescura y una inconsciencia maravillosa que le lleva a relativizar la presión, a normalizar el fútbol y a naturalizar los contratiempos. A España le ha sentado bien quitarse unos años de encima y aparcar ese avinagramiento que rodeaba a un equipo que no ilusionaba a nadie.

La generación Z

Ahora la España de Lamine y Nico ha recuperado a una generación perdida, la de adolescentes entre los 15 y los 20 años, que han vuelto a sentarse ante la televisión para ver a esta selección que lideran los niños de la generación Z. Pablo Barrios, Aimar, Turrientes, Mosquera, Diego López o Samu Omorodion llamarán a la puerta más temprano que tarde de este grupo en el que los llamados ‘soldados’ de De la Fuente irán integrando a los nuevos pretorianos en el grupo.

No queda mucho para que veamos un ataque formado por Lamine, Nico y Samu. El mejor reflejo de esta España global, mestiza y joven que ha echado la puerta abajo de una patada con su talento y su descaro. Europa se ha enamorado de ellos y parece que no será un amor de verano. Hay España para rato. Y Luis de la Fuente, también.