Tenis | Wimbledon

El Wimbledon más traicionero pone en jaque al tenis olímpico

Una decena de tenistas se han retirado del grande londinense antes de tiempo por lesión, la mayor cifra en la última década y solo superada históricamente por el año del récord (12, en 2013)

Alexander Zverev es atendido por el médico en pleno partido de tercera ronda en Wimbledon.

Alexander Zverev es atendido por el médico en pleno partido de tercera ronda en Wimbledon. / EFE / ADAM VAUGHAN

Daniel Gómez Alonso

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Tradición, legado, historia... A casi todos los aficionados se les cae la baba cuando llega Wimbledon, ese torneo que cualquier tenista sueña con jugar, no digamos ya ganar. No son pocas las alabanzas a un campeonato que se juega en la denominada catedral del tenis y que para muchos es el más prestigioso del mundo. Pero que también tiene su reverso tenebroso, uno que este año se está cebando especialmente.

La imagen empieza a ser recurrente. Tenistas por los suelos, doloridos y, en más casos de los que podría entrar dentro de las previsiones, retirándose antes de tiempo a los vestuarios. En la presente edición, una decena de tenistas de ambos circuitos se han visto obligados a retirarse por lesión. Once si contamos a un Alexander Zverev que perdió en cuartos visiblemente dolorido por unas molestias en la rodilla que empezaron tras un resbalón en octavos y doce si hacemos lo propio con Emma Radacanu, en condiciones parecidas.

De Miñaur, Hurkacz, Dimitrov, Kokkinakis, Jessica Bouzas, Kalinskaya, Keys, Karatsev, Pouille y Osorio forman parte de la lista de caídos de esta edición, todavía sin finalizar (quedan las semifinales, tanto femeninas como masculinas, y las finales). Números sin comparación en la última década. De hecho, solo un año hubo más: 12, en 2013.

La lluvia lo complica todo

Sin apenas tiempo de adaptación, los tenistas cambian una superficie 'amable' para su físico, como es la tierra batida, por la hierba, que esconde trampas para el cuerpo en los momentos más inesperados. Una superficie tan histórica como peligrosa, que suele ser escenario de varios contratiempos cada año.

¿El por qué? No hay un solo motivo. Por encima de todo destaca la particular forma de juego a la que obliga la superficie. El bote de la pelota es bajo e irregular, lo que obliga a los tenistas a flexionar sus piernas y a mantener un centro de gravedad bajo. Los apoyos son totalmente distintos a lo que se pueden ver en pista dura y tierra, y a la mínima que no talonen bien, los tenistas corren el riesgo de perder el equilibrio y resbalarse.

Y más si la lluvia entra en escena. Enemiga histórica del tenis, indisoluble en Londres, se ha cebado especialmente esta edición con el centenario torneo. Y con ella, los patinazos y sustos, uno tras otro. Una circunstancia potenciada por el agua y la humedad derivada de las incesantes precipitaciones de las últimas dos semanas, en especial para aquellos que tienen que jugar fuera de la protección que otorga el techo retráctil de la pista central.

Por más que los operarios estén al quite ante cualquier conato de inclemencia, actuando con diligencia casi siempre antes de que las nubes descarguen y afecten a las pistas exteriores, es imposible evitar que la humedad se anganche a las pistas, haciéndolas más y más resbaladizas y peligrosas, y escondiendo trampas en cualquier rincón.

Y si no que se lo digan al búlgaro Dimitrov, semifinalista en 2014. Cuando apenas habían trascurrido cinco juegos en su partido de cuarta ronda frente a Medvedev, se resbaló y su rodilla dijo basta, abandonando poco después. O al gigantón Hurkacz, que también cayó al suelo durante su partido de segunda ronda ante el francés Fils y dijo basta durante el tie-break definitivo.

Lo sufrió también Zverev el pasado sábado, cuando al ir a por una bola a la red, perdió el control de la pierna izquierda a la hora de hacer el apoyo y cayó al verde de la central. Al día siguiente, el alemán compitió con una rodillera protectora, muy similar a la que luce Djokovic, y se le vio notablemente mermado y afectado en el desenlace en el quinto set.

Los Juegos, a la vuelta de la esquina

"El doctor ha quitado 40 mililitros de líquido de la rodilla de 'Sascha'. Desafortunadamente, ahora hay sospechas de algo peor. Si es una fractura, tendremos que ver, pero los Juegos están en peligro", aseguró su hermano Mischa sobre el vigente campeón olímpico, que ahora parece estar más fuera que dentro de la cita de París.

"Me resbalé cuando iba a golpear con la derecha en mi primer punto de partido. Sentí que me rechinó un poco en la zona de la cadera, estaba un poco con cautela. Probablemente sea un susto más que nada. La situación estaba tensa, pero en cierto modo me ayudó a relajarme y a terminar el partido", explicó el australiano De Miñaur, el último en sumarse a la lista de retirados, tras ganar su duelo de octavos ante Fils.

Un susto por un mal apoyo y el posterior resbalón que en principio no parecía ir a más, pero que este miércoles le obligó a retirarse, no pudiendo comparecer en el duelo de cuartos ante Novak Djokovic. "Se confirmó que era una lesión con alto riesgo de empeorar", explicó el número nueve tras tener que decir adios al tercer Grand Slam del año por la relevancia de la dolencia. Y que además, pondrá en jaque su presencia en los Juegos, a la vuelta de la esquina y que se jugarán en tierra batida, obligando a otro cambio de superficie exprés.

Incógnitas que se suman a otras que ya venían desde antes de Wimbledon, como las de Ons Jabeur o la número dos del circuito femenino, la bielorrusa Aryna Sabalenka, lesionada en el torneo previo al grande londinense, también en césped. Y que hacen que muchos tenistas de la zona noble del ránking estén en serio riesgo de perderse la cita de París tras una gira de hierba que le ha salido cara que nunca.