Andà p'allá, bobo

Florentino Pérez ya sabe que ha fichado al malo: el bueno es Yamal

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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La verdad, tiene la misma pinta. Me temo que ya tenemos el clon que buscábamos. La repetición de la historia más hermosa jamás contada. Me temo que, de nuevo, ha sido el Barça quien ha amamantado al niño que ya ha despertado la admiración mundial, planetaria, con solo 16 años, pues los 17 los cumple, vaya, un día antes de jugar la final de esta Eurocopa. Me temo que el Real Madrid ha fichado al malo; el bueno, el prodigioso, el mago, el verdugo, el futuro se llama Lamine Yamal.

No es extraño, que va, que Leo Messi apadrinara, para una campaña de UNICEF, a un bebe llamado Lamine Yamal. Yo conozco a Joan Monfort, el extraordinario artista que inmortalizó esa imagen, y me ha dicho que Messi ya vio algo, “no sé qué”, en los ojos de ese bebé tan redondito. Lo que no sabe Monfort es que Leo tiene el móvil de Dios.

Lo vivido anoche por Yamal, su gol estratosférico, su jugada ‘messianica’, es la imitación perfecta de la prodigiosa carrera que Leo ha repetido una y mil veces, sin que defensa alguno supiera detenerle. Ese arrancar desde la derecha, él, ellos, que son zurdos cerrados, para buscar la media luna y bombardear la escuadra del portero, allí donde duermen las arañas. Eso lo intentaban muchos y solo le salía a ‘D10S’. Ahora, lo quieren imitar todos y solo le sale a Yamal.

Lamine Yamal festeja el 1-1 que marcó para la selección española ante Francia en Múnich.

Lamine Yamal festeja el 1-1 que marcó para la selección española ante Francia en Múnich. / Franck Fife / Afp

Por eso, esta noche, recuerden la fecha, 9 de julio de 2024, pasará a la historia como el día que Yamal admiró al mundo. Será recordado como aquel en que Messi, mayor, mucho mayor, ya con 18 años, dejó sin palabras a los que, entonces, eran los dioses del balompié, empezando por Fabio Capello.

Sí, sé que recuerdan esa noche, porque fue, como la de ayer, inolvidable. Era el Gamper de 2005. Estaban sobre el campo buena parte de los mejores futbolistas de la historia: Ronaldinho ¡Ronaldinho!, Etoo, ¡Etoo!, Del Piero, ¡Del Piero!, Ibrahimovic, ¡Ibrahimovic!, pero el que deslumbró al mundo del balón fue un joven Leo Messi, que volvió loco ¡pobre! al lateral de la Juve, Balzarretti (Theo Hernández, tampoco durmió anoche) y que forzó a Capello, en el minuto 25, a acercarse acercase a Frank Rijkaard y decirle: “Sé que tenéis problemas burocráticos, de papeleo, con ese chico, ¿por qué no me lo dejas y me lo llevo a Turín?” “Lo siento, Fabio, en dos semanas estará todo arreglado”, le dijo el holandés, haciéndose el despistado.

Capello siempre ha contado que él fue quien más disfrutó de aquella noche, de aquella actuación prodigiosa de Messi. Si Didier Deschamps no fuese tan aburrido, tan conservador, tan ‘amarrategui’, reconocería que, pegado al dolor, se llevó a casa el privilegio de haber sido espectador directo (Yamal hizo todos los regates delante suyo) de la actuación del joven que escribirá, no un libro, sino la Biblia del fútbol que viene.

Killian Mbappé al finalizar el encuentro

Killian Mbappé al finalizar el encuentro / REUTERS_Annegret Hilse

Yamal no solo se formó donde se formó Messi, en la marmita de La Masia. Yamal no solo saltó al Camp Nou procedente del juvenil. Yamal no solo admiró a la parroquia desde el minuto uno, cero, en que tocó el primer balón vestido de azulgrana. ¡Gracias Xavi Hernández! ¡gracias Jordi Roura! ¡gracias Aureli Altimira!

Yamal decidió, ya desde niño, que solo hablaría sobre el césped. Por eso, cuando el bobo de Andrien Rabiot le dijo a Yamal que tendría que “hacer más cosas de las que ha hecho, si quiere jugar la final de la Eurocopa”, el clon de Leo esperó unas horas y, al rato, le dijo al melenitas francesito: “Muévete en silencio y habla, solo, para hacer jaque mate”.

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